Tito Zegarra Marín
En el
distrito Sucre, Celendín, cada mes de mayo se rinde homenaje a San Isidro
Labrador. Aquí, una corta remembranza.
Fue en el
aposento hogareño donde por primera vez escuchamos el nombre de San Isidro
Labrador, y en la Iglesia local, con algo de curiosidad, vimos su sagrada
imagen ocupando el centro del retablo. Allí, y al salir anualmente en procesión,
lo ojeamos ataviado de elegantes prendas obsequiadas por sus fieles devotos.
En otras
ocasiones, las menos, observamos a taita Isidro trajeado de poncho y sombrero
de paja tejidos por modestas mujeres sucrenses, y llevando entre manos espigas
de trigo y cebada. Qué lindo que lo vimos así: sencillo y sereno, cual hombre
de campo y labriego, que hace recordar a nuestros ancestros cultivando la
tierra y pastando su ganado.
Al
conmemorarse su aniversario (15 de mayo), fueron nuestras familias las
encargadas de la festividad religiosa y social en su honor, con la anticipación
debida y llenas de entusiasmo y voluntad. Todas ellas, integraban al grupo de
mayordomos del año en curso.
La
organización de los actos de homenaje estuvo, entonces, en manos de dos, tres o
más familias, que implementaban las misas del Alba y Día, la tradicional
procesión de San Isidro, los fastuosos fuegos artificiales, la participación de
afamadas bandas musicales (de Corongo, Ancash), las “mesadas” de alegre
compartir alimenticio familiar y amical, las tardes taurinas con astados del
propio distrito, y otras.
Desde hace
algunos años, sin embargo, la organización pasó a manos de comités ad hoc
conformados por ciudadanos voluntarios o elegidos, y apoyados por alrededor de
500 mayordomos, modalidad que demanda intenso trabajo y mucha transparencia en
el manejo presupuestario. Son estos comités los que centralizan la gestión y
desarrollo de la festividad; reciben el aporte pecuniario de cientos de
mayordomos; programan a grupos musicales y artistas de renombre (grupo
Antología, la soprano polaca Asia Lewinska); promueven la participación activa
en los actos programados, incluyendo el compartir alimenticio. Y claro,
prosiguen con las actividades arriba mencionadas.
Considero
por ello que muchos de esos actos en homenaje a San Isidro, esmerados y
representativos, son parte de la historia de nuestro pueblo, de su tradición y
cultura, a las que tenemos que valorar y respetar. Sucre se alegra de ello y
sigue compartiendo plenamente, pues para muchos de sus hijos, dicha festividad,
constituye una suerte de catarsis espiritual y social.
Pero también,
esos actos celebratorios hacen recordar que Isidro fue un hombre sencillo,
humilde y generoso, que vivió labrando la tierra, que practicó la solidaridad
para con todos y que abogó por la justicia social y el bienestar humano. Hombre
recto y de fe. Un santo.
En esta
festividad 2022, volveremos a ver a San Isidro en su Iglesia acompañado de sus
devotos y en procesión sobre los hombros de sus seguidores. Motivo esperado
para renovar devoción y para decirle, otra vez, gracias Isidro y gracias
también a todos los que hacen posible tu conmemoración.
*Publicado
en el diario Actualidad de Cajamarca, el 13/05/2022
No hay comentarios.:
Publicar un comentario