La ciudad de Sucre se
halla a 2,618 metros de altura sobre el nivel del mar. Con una población de
1,680 habitantes en su mayoría de raza blanca. Se encuentra situada sobre el
río Huauco, que nace a 900 metros de la ciudad, en el punto denominado "La
Quintilla".
A orillas del curso de
este río, cuyas aguas son abundantes, hay seis molinos, a los que acuden los
pequeños productores de trigo y cebada para moler estos cereales. Dista 9
kilómetros de la ciudad de Celendín y 16 leguas de la ciudad de Cajamarca, con
cuyas dos poblaciones se encuentra unida por medio de carreteras, lo mismo que
con las ciudades de José Gálvez y Jorge Chávez. Sucre goza de un clima
primaveral, uniforme durante todo el día y en cualquier mes del año, debido a
que la ciudad se encuentra defendida por cerros elevados como Huishquimuna, Curiquingue,
Lanchepata, Buey Muerto, Huashaj y Lajas, que mantienen a un sólo nivel al
clima de esta población. El trazo de la ciudad es irregular. Es de forma
alargada. Sus calles desiguales y sinuosas, pero todas empedradas, con sus
aceras pavimentadas y sus acequias canalizadas en su mayor parte: todo lo que
consulta, no sólo la belleza de la ciudad, sino la salubridad, que es lo más
fundamental.
El barrio más populoso
es Minopampa. Le sigue el del Rastrojo. Luego el de Santa Apolonia o "La
Toma", barrios que no están suficientemente delimitados. Un puente de
madera sobre el río Huauco es el comienzo de la hermosa avenida que se le ha dominado
"El Progreso", que une a dos pueblos hermanos: Huauco (Sucre)), con
Huacapampa (José Gálvez); avenida que tiene un encanto especial, digna de la
vinculación de estos dos pueblos.
A ambos lados de esta
avenida se yerguen eucaliptos, sauces y capulíes que hacen el lugar de
atracción de las familias, de las lindas huacapampeñas que en las noches de
luna tejen sus idilios y sus romances a la luz de los luceros. Completa esta
vía su afirmado excelente que le permite un tránsito seguro y en todo tiempo.
La campiña es hermosa,
con abundantes eucaliptos y sauces que le imprimen una singular belleza. En
suma la ciudad de Sucre no deja nada que desear a cualquier ciudad de la sierra
del Perú entre las de su jerarquía.
En lugares de la
sierra y mucho más de la categoría del Huauco, muy raro es comprobar el alto
concepto que verdaderamente merecen las Ordenanzas Municipales. Este sólo hecho
va revelando la unidad de pensamiento y acción que predomina en sus pobladores,
su disciplina ciudadana y su conciencia colectiva, al propio tiempo que su ferviente
deseo que les anima de ver a su pueblo en el plano que legítimamente está
llamado a ocupar.
Las aceras de los
lados laterales de la Plaza, están pavimentadas, lo que da al Parque una
perspectiva alegre y atractiva.
Se está construyendo
una fuente para remplazar a la pila que de mal gusto se exhibe en el centro de
la Plaza.
Por lo demás, la Plaza
de Armas del Huauco puede rivalizar lealmente con la de la capital de la
provincia y con ventaja.
MUNICIPALIDAD
El Concejo Municipal
del distrito de Sucre es, quizá, el que goza de un presupuesto económico mayor
que cualquier otro de los distritos de la provincia, incluyendo el de Celendín,
pues además de las rentas provenientes de los arbitrios, que son rematados
anualmente en 100 mil soles, cuenta con las siguientes rentas: por concepto de
arrendamiento de la pampa "El Común" 150 mil soles; por los fundos
"El Sauco", "Wira-Wira", "La Laguna",
"Chaquelaguna" y "El Mario", obtiene el Concejo la suma de
60 mil soles. Dichas tierras son de una fertilidad discreta, y en donde la
agricultura y ganadería están llamadas a dar satisfactorios resultados, cuando
se implanten en ellas nuevas técnicas de producción, maquinaria apropiada,
semillas seleccionadas, abonos, etc., tal como se hace en otros lugares de la
región.
Se calcula en cerca de
medio millón de soles las rentas de la Municipalidad del distrito al año, con
cuyos dineros se atienden a las múltiples necesidades del distrito y al
progreso de la ciudad capital.
Si a todo esto se
agrega el poderoso espíritu de unión que tradicionalmente caracteriza al pueblo
de Sucre, así como su unidad étnica, constituida por sangre española y
portuguesa, tal como lo hemos expuesto en otro capítulo de este libro, su
consagrado espíritu de lucha, su geografía y su historia, Sucre está llamado,
imperativamente, a adquirir la jerarquía política de provincia, que bien se lo
merece, como acabamos de decir. Ferviente anhelo de todos los sucrenses es que
el Gobierno, haciéndose eco de tan justificado clamor cívico, de la fuerza de
sus permanentes valores morales y de lo que representa su potencial económico,
le conceda el Título de Provincia, que otros distritos, aún siendo de menor
importancia, lo ostentan en otros lugares de la República y aún en nuestro
departamento, como Santa Cruz, San Miguel, San Marcos, por ejemplo, cuyos
proyectos han sido presentados al Congreso, olvidando la representación por
Cajamarca de que Sucre, con mejores posibilidades, no haya tenido la suerte de
ostentarlo hasta la fecha. Olvido que debe ser reparado.
CASA CONSISTORIAL
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Casa Consitorial de Sucre. |
En el ángulo de la
Plaza de Armas, que queda frente a la Iglesia, se destaca el magnífico edificio
de la Casa Consistorial, Cabildo o Casa del pueblo, como también se le llama.
Es de dos pisos, con habitaciones suficientes para la Dataría Civil, la Biblioteca
Popular y otros servicios. Cuenta el local además con un espacioso salón de
sesiones que queda en el segundo piso, debidamente amoblado y engalanado con
retratos de los hijos ilustres del pueblo.
En la parte baja tiene
un patio grande, donde funcionaba antes de ahora el Mercado de Abastos y el
grupo electrógeno.
La Municipalidad de
Sucre ha donado al Ministerio respectivo un lote de terreno que queda en la
parte posterior del local del Concejo, destinado a la construcción del Puesto
de la Guardia Civil, con capacidad suficiente para hacer una caballeriza.
MERCADO DE ABASTOS
En un terreno propio
de la Municipalidad, se ha construido el Mercado de Abastos que se halla en
vías de terminarse y donde se hacen las transacciones comerciales los días
domingos especialmente. Acuden a él a ofrecer sus productos como papas,
ollucos, ocas, cereales, verduras, frutas de toda especie, carnes diversas, quesos,
huevos y otros artículos de la región, vecinos de los distritos de José Gálvez,
Jorge Chávez, Oxamarca y de todos los caseríos de Sucre. El techo es de
calamina, el piso de cemento, el- andamiaje perfectamente dispuesto para las
transacciones y todo está dispuesto en tal forma que consulta la higiene del
local, cosa que es absolutamente indispensable en centros comerciales de esta
clase.
A diferencia de otras
poblaciones del departamento y aún del país, la Plaza de Armas del Huauco, no
ocupa la parte céntrica de la población, sino uno de sus extremos, nada menos
que está ubicada al pie del cerro de Huishquimuna, que se yergue como Atalaya
de la ciudad, y por cuyas faldas corren, desde "La Quintilla", las
aguas del río de la ciudad.
El plano de la Plaza
es ligeramente inclinado. Las ocho pistas de cemento que forman los paseos
centrales del parque, la divide en cuatro sectores, los que se hallan sembrados
de pasto Ray Grass, y circundado por plantas que exhiben preciosas flores. En
la parte céntrica de cada sector crecen palmeras y otras plantas originales
propias del lugar. La Plaza tiene, tanto en los paseos interiores como en los
exteriores, o sea al ruedo de ella, postes ornamentales de fierro que en la
base presentan el escudo peruano en alto relieve. Cuenta también con bancas de
fierro y de granito a ambos lados de todos los paseos del Parque, postes y
bancas que han sido traídos de Lima.
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Inauguracion del Parque de Sucre. |
Durante las noches de
luna, la Plaza de Armas es lugar escogido por las familias y sobre todo por la
juventud, para pasar en ella momentos de esparcimiento y solaz. Es sugerente y
evocadora, por lo mismo que fue esa plaza, en tiempos pasados, escenario donde
el pueblo reunido decidía democráticamente los diferentes problemas que
afectaban la vida de la comuna, y donde, en época inolvidable, una autoridad
alevosa de Celendín nada menos que un Subprefecto, de esos que tanto abundan en
provincias, irresponsables y tercos, ordenó a las fuerzas armadas de su mando
disparar contra indefensos ciudadanos del lugar, que no querían doblegarse al
abuso y a la ignominia y prefirieron morir antes de hacerlo. En la refriega
cayó muerto, herido de bala, don Nazario Chávez, abuelo del autor de esta
Monografía. Hombre de una sola pieza, enérgico, valiente, y decidido, como el
que más, quien entregó su vida por defender la soberanía y el honor de su
pueblo, y en donde también, otras horas de feliz memoria, los hijos del Huauco,
comprendiendo hombres y mujeres, organizaron la defensa del pueblo contra los
montoneros que lo invadieron, costándoles muy cara su atrevida y audaz empresa.
Rodean a la Plaza de
Armas; el Templo, la Casa Consistorial, el Convento, el Puesto de la Guardia
Civil y muchas hermosas casas de dos pisos. Algo importante se nos ocurre en
esta oportunidad decir a nuestros lectores, y es el hecho de que las puertas de
las casas del Huauco, de uno a otro extremo de la ciudad, así como los
balcones: todos están pintados de un sólo color por disposición Municipal.
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Iglesia de Sucre. |
A uno de los costados
de la Plaza Principal de Sucre se levanta el magnífico Templa-de la ciudad. Se
construyó hace más o menos cuarenta años por acción popular. Es de una sola
nave, con paredes de adobe. Se le ha dado la forma de una cruz. El techo es de
madera de naranjillo, cubierto de tejas fabricadas en el mismo lugar y
exclusivamente para este fin. A uno y otro lado de la Iglesia se elevan dos
hermosas e imponentes torres, de las que penden dos campanas sonoras, lo que
quiere decir que tiene una buena aleación de oro. Las torres han sido reconstruidas,
porque las primitivas se cayeron por acción del tiempo y de las lluvias,
gracias a la acción de las autoridades y de todo el vecindario, dando a la
fachada del Templo, majestad y belleza. Las imágenes, que no son muchas por
cierto, son de maderas finas, importadas unas de España y otras fabricadas en
el país. Tiene un coro espacioso, donde existe un melodium no muy nuevo y bueno
que digamos. Es de tamaño pequeño. La entrada al atrio de la Iglesia es de
cemento lo que le da una magnífica visión de conjunto. El retablo es todo de
cedro colorado, estilo barroco. Fue construido por el notable carpintero
tallador don Demetrio Rocha, natural de Celendín. Al lado derecho de la Iglesia
se ha construido un muro de piedra labrada, simétricamente, que forma una
especie de malecón. De este modo se ha mejorado y ampliado la parte exterior
del templo. El piso de la Iglesia es de loseta, con capacidad para albergar a
algunos cientos de devotos que concurren los domingos a la misa. Al lado
izquierdo del templo se halla el convento, o residencia del Párroco. Bonita
casa con todas sus comodidades, cuyo mejoramiento y condiciones dependen de
quien o quienes la habitan. Hay el propósito de hacer este convento de dos pisos,
lo que mejoraría, en gran forma, el aspecto de la Plaza.
Papel importante ha
tenido y sigue teniendo en la refacción y conservación de la Iglesia, el Comité
Pro-Templo Sucre, que lo preside el párroco de la doctrina y la integraba la
señorita Jesús Velásquez, dama entusiasta que supo poner desde el comienzo todo
su entusiasmo, devoción y desvelos en esta noble labor de sentido eminentemente
religioso, distinguida dama que falleció hace poco.
Los servicios
religiosos son atendidos por un Párroco que ejerce autoridad eclesiástica en
toda la extensa jurisdicción eclesiástica que tiene Sucre y aún hasta otros
distritos como Oxamarca, por ejemplo. El Párroco actual hasta el momento que
estamos escribiendo estas líneas es el Presbítero Gilberto Calderón, quien goza
del aprecio y estimación de todo el pueblo de Sucre, por sus preocupaciones de
todo buen sacerdote, digno de la enseñanza de Nuestro Señor, y porque cumple
debidamente con la misión especial de propender al progreso espiritual de la
feligresía, conduciéndola, como buen pastor, por los caminos de Cristo Nuestro
Señor, y, de otro lado, porque el templo ostente el título que su cuidado y
mejoramiento le conceden entre los templos del departamento de Cajamarca. Obras
son amores y no buenas razones.
LA FIESTA PATRONAL
El Patrón del pueblo
es San Isidro Labrador, preciosa imagen de madera, debida y ricamente ataviada,
con las mejores telas, obsequiadas por los mayordomos que, anualmente, se renuevan.
La imagen lleva en una mano la pala y en la otra la espiga y a sus pies una
yunta de bueyes, símbolo del trabajo. Un finísimo sombrero de paja, uno de los
muchos que tiene, ciñe la cabeza del Santo, lo que le da, efectivamente, un
aire de verdadero agricultor. La imagen mide un metro más o menos de alto y las
andas que lo sostienen son muy pesadas.
Para la celebración de
esta festividad, cada año, el Concejo del distrito nombra cuatro mayordomos del
día, así se llama a los que deben sufragar todos los gastos que ella demande,
como son: Vísperas, fuegos artificiales, banda de músicos, globos, alumbrado
del Templo, o su "envelamiento", como así se denomina el hecho de
colocar las velas de cera en el Altar Mayor, adoptando figuras diversas y
amarrando también dichas velas en sogas en las partes laterales del Templo. De
modo que las vísperas, la Iglesia presenta un singular aspecto por la
profusión de luces. Para el "envelamiento" concurren gratuitamente
las gentes, como un acto de devoción al Patrón.
Tres días antes del 15
de mayo, los mayordomos del día, ofrecen banquetes a todo el pueblo, a los que
se les llama las "mesas". Las familias, en número de cincuenta o
sesenta personas, (o sea una tanda como así se denomina) son invitadas por los
mayordomos, cuyos banquetes tienen que ser ofrecidos durante varios días y en
sus propias casas por cada uno de los mayordomos. Cada madre de familia, lleva
generalmente consigo varios platos vacíos y manteles que sirven para que
después del banquete recojan en ellos los sobrantes de las comidas que no han
podido ser engullidas por los invitados. El invitado que ha concurrido solo, el
sobrante de sus platos les cede a las personas de su lado por debajo de la
mesa, para no ser visto. Esta modalidad se llama "el chane".
Generalmente, los
banquetes comienzan a las 10 de la mañana, para de este modo disponer de tiempo
y dar de comer a todo el pueblo. Estas comilonas duran hasta las 4 de la tarde,
y se realizan al son de la banda de músicos.
Como esos banquetes
demandan fuertes gastos, los vecinos del pueblo, unos más que otros, se
aprestan a ofrecer a los mayordomos con anticipación, cinco, diez, veinte, o
más cargas de leña, carneros, harina, yucas, papas, y así algo que pueda disminuir
en parte el peso de los gastos que ha de demandar la buena celebración de la
fiesta.
Todas estas costumbres
aún existen todavía, pero disminuidas en cierto grado, menos los banquetes
opíparos que se han modernizado con exquisitas viandas.
Una vez terminadas
estas prosaicas ceremonias, vienen las vísperas de la fiesta. Fuegos
artificiales, cohetes, ruedas, buscapiques, vacas locas, confeccionados por
expertos pirotécnicos, venidos de otros lugares contratados especialmente, cuya
calidad y número de piezas, incluyendo los maravillosos castillos que no pueden
faltar, dependerían de la solvencia económica de cada mayordomo.
Los altares en cada
esquina de la Plaza Principal, kermeses, tómbolas, comidas picantes, cuyes con
papas, vendimias diversas y cajas y quenas en cada toldo, hacían la alegría
general la noche anterior al día del Patrón San Isidro. Cientos y miles de
forasteros, atraídos por la devoción de San Isidro, o por motivos comerciales,
realizaban la festividad. La quema de los fuegos artificiales terminaba, más o
menos, a las doce de la noche, desde cuya hora hasta al amanecer, se escuchaban
cantos y músicas en los toldos de la plaza y bailes en la casa de los
mayordomos.
Al día siguiente, a
las doce del día, se celebraba, con toda pompa, la Misa Solemne, asistida por
el Párroco del lugar y con la concurrencia de las autoridades del pueblo,
instituciones, centros de enseñanza, alumnos de las escuelas y fieles de los
distritos vecinos.
La Misa se hacía con
panegírico y acompañada con la Banda de Músicos del lugar o comprometidos de
otros lugares. Una vez terminada la Misa se iniciaba por la plaza y calles de
la ciudad, la imponente procesión del Patrón del pueblo, cuyas andas eran
portadas en hombros por los principales del pueblo, y el palio por el
mayordomo. Un conjunto de "Pallas", compuesto de niñas de las
escuelas, así como danzas y contradanzas, cororocho con rebenque en mano, iban
cantando delante de la imagen y durante todo el recorrido de la procesión, los
siguientes versos:
Oh glorioso San Isidro,
digno Patrón de este pueblo,
agricultor virtuosísimo,
cortesano de los cielos.
San Isidro Labrador,
del pobre su gran consuelo,
oye desde el alto cielo
de tus hijos el clamor.
La procesión duraba
tres horas, más o menos, y al salir del templo San Isidro y al retornar a él,
se quemaban las llamadas "cordeladas", que generalmente llevaban
pétalos de flores y a veces palomas que caían sobre la cabeza de San Isidro, en
el preciso momento en que al entrar al templo, se despedía del pueblo, con una
ceremoniosa genuflexión hasta el año venidero.
Así se celebraba la
fiesta Patronal de Sucre. Hoy han desaparecido muchas de estas ceremonias, en
razón de haberlas prohibido el Párroco; Razones tendría. La prohibición no
disminuía de ningún modo el fervor del pueblo; pues existe la creencia de que
el mayordomo del día o el mayordomo de toro que no hubiera cumplido con la
mayordomía, era castigado por San Isidro, castigo que consistía en una
desgracia que le podría sobrevenir en casa o en su trabajo, como muerte de sus
animales y demás. Por eso, casi ningún mayordomo dejaba o deja de esforzarse en
pasar bien la mayordomía.
Del Libro Sucre (El
Huauco).