Distrito de Sucre en todo el Perú y el mundo.

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domingo, 10 de junio de 2012

Huellas: LA CIUDAD DE SUCRE


La ciudad de Sucre se halla a 2,618 metros de altura sobre el nivel del mar. Con una población de 1,680 habitantes en su mayoría de raza blanca. Se encuentra situada sobre el río Huauco, que nace a 900 metros de la ciudad, en el punto denominado "La Quintilla".

A orillas del curso de este río, cuyas aguas son abundantes, hay seis molinos, a los que acuden los pequeños productores de trigo y cebada para moler estos cereales. Dista 9 kilómetros de la ciudad de Celendín y 16 leguas de la ciudad de Cajamarca, con cuyas dos poblaciones se encuentra unida por medio de carreteras, lo mismo que con las ciudades de José Gálvez y Jorge Chávez. Sucre goza de un clima primaveral, uniforme durante todo el día y en cualquier mes del año, debido a que la ciudad se encuentra defendida por cerros elevados como Huishquimuna, Curiquingue, Lanchepata, Buey Muerto, Huashaj y Lajas, que mantienen a un sólo nivel al clima de esta población. El trazo de la ciudad es irregular. Es de forma alargada. Sus calles desiguales y sinuosas, pero todas empedradas, con sus aceras pavimentadas y sus acequias canalizadas en su mayor parte: todo lo que consulta, no sólo la belleza de la ciudad, sino la salubridad, que es lo más fundamental.

El barrio más populoso es Minopampa. Le sigue el del Rastrojo. Luego el de Santa Apolonia o "La Toma", barrios que no están suficientemente delimitados. Un puente de madera sobre el río Huauco es el comienzo de la hermosa avenida que se le ha dominado "El Progreso", que une a dos pueblos hermanos: Huauco (Sucre)), con Huacapampa (José Gálvez); avenida que tiene un encanto especial, digna de la vinculación de estos dos pueblos.

A ambos lados de esta avenida se yerguen eucaliptos, sauces y capulíes que hacen el lugar de atracción de las familias, de las lindas huacapampeñas que en las noches de luna tejen sus idilios y sus romances a la luz de los luceros. Completa esta vía su afirmado excelente que le permite un tránsito seguro y en todo tiempo.

La campiña es hermosa, con abundantes eucaliptos y sauces que le imprimen una singular belleza. En suma la ciudad de Sucre no deja nada que desear a cualquier ciudad de la sierra del Perú entre las de su jerarquía.

En lugares de la sierra y mucho más de la categoría del Huauco, muy raro es comprobar el alto concepto que verdaderamente merecen las Ordenanzas Municipales. Este sólo hecho va revelando la unidad de pensamiento y acción que predomina en sus pobladores, su disciplina ciudadana y su conciencia colectiva, al propio tiempo que su ferviente deseo que les anima de ver a su pueblo en el plano que legítimamente está llamado a ocupar.

Las aceras de los lados laterales de la Plaza, están pavimentadas, lo que da al Parque una perspectiva alegre y atractiva.

Se está construyendo una fuente para remplazar a la pila que de mal gusto se exhibe en el centro de la Plaza.

Por lo demás, la Plaza de Armas del Huauco puede rivalizar lealmente con la de la capital de la provincia y con ventaja.

MUNICIPALIDAD
El Concejo Municipal del distrito de Sucre es, quizá, el que goza de un presupuesto económico mayor que cualquier otro de los distritos de la provincia, incluyendo el de Celendín, pues además de las rentas provenientes de los arbitrios, que son rematados anualmente en 100 mil soles, cuenta con las siguientes rentas: por concepto de arrendamiento de la pampa "El Común" 150 mil soles; por los fundos "El Sauco", "Wira-Wira", "La Laguna", "Chaquelaguna" y "El Mario", obtiene el Concejo la suma de 60 mil soles. Dichas tierras son de una fertilidad discreta, y en donde la agricultura y ganadería están llamadas a dar satisfactorios resultados, cuando se implanten en ellas nuevas técnicas de produc­ción, maquinaria apropiada, semillas seleccionadas, abonos, etc., tal como se hace en otros lugares de la región.

Se calcula en cerca de medio millón de soles las rentas de la Municipalidad del distrito al año, con cuyos dineros se atienden a las múltiples necesidades del distrito y al progreso de la ciudad capital.

Si a todo esto se agrega el poderoso espíritu de unión que tradicionalmente caracteriza al pueblo de Sucre, así como su unidad étnica, constituida por sangre española y portuguesa, tal co­mo lo hemos expuesto en otro capítulo de este libro, su consagrado espíritu de lucha, su geografía y su historia, Sucre está llamado, imperativamente, a adquirir la jerarquía política de provincia, que bien se lo merece, como acabamos de decir. Ferviente anhelo de todos los sucrenses es que el Gobierno, haciéndose eco de tan justificado clamor cívico, de la fuerza de sus permanentes valores morales y de lo que representa su potencial económico, le conce­da el Título de Provincia, que otros distritos, aún siendo de menor importancia, lo ostentan en otros lugares de la República y aún en nuestro departamento, como Santa Cruz, San Miguel, San Marcos, por ejemplo, cuyos proyectos han sido presentados al Congreso, olvidando la representación por Cajamarca de que Sucre, con mejores posibilidades, no haya tenido la suerte de ostentarlo hasta la fecha. Olvido que debe ser reparado.

CASA CONSISTORIAL
Casa Consitorial de Sucre.
En el ángulo de la Plaza de Armas, que queda frente a la Iglesia, se destaca el magnífico edificio de la Casa Consistorial, Cabildo o Casa del pueblo, como también se le llama. Es de dos pisos, con habitaciones suficientes para la Dataría Civil, la Biblioteca Popular y otros servicios. Cuenta el local además con un espacioso salón de sesiones que queda en el segundo piso, debidamente amoblado y engalanado con retratos de los hijos ilustres del pueblo.

En la parte baja tiene un patio grande, donde funcionaba antes de ahora el Mercado de Abastos y el grupo electrógeno.

La Municipalidad de Sucre ha donado al Ministerio respectivo un lote de terreno que queda en la parte posterior del local del Concejo, destinado a la construcción del Puesto de la Guar­dia Civil, con capacidad suficiente para hacer una caballeriza.

MERCADO DE ABASTOS
En un terreno propio de la Municipalidad, se ha construido el Mercado de Abastos que se halla en vías de terminarse y donde se hacen las transacciones comerciales los días domingos especial­mente. Acuden a él a ofrecer sus productos como papas, ollucos, ocas, cereales, verduras, frutas de toda especie, carnes diversas, quesos, huevos y otros artículos de la región, vecinos de los distritos de José Gálvez, Jorge Chávez, Oxamarca y de todos los caseríos de Sucre. El techo es de calamina, el piso de cemento, el- andamiaje perfectamente dispuesto para las transacciones y todo está dispuesto en tal forma que consulta la higiene del local, cosa que es absolutamente indispensable en centros comerciales de esta clase.

A diferencia de otras poblaciones del departamento y aún del país, la Plaza de Armas del Huauco, no ocupa la parte céntrica de la población, sino uno de sus extremos, nada menos que está ubicada al pie del cerro de Huishquimuna, que se yergue como Atalaya de la ciudad, y por cuyas faldas corren, desde "La Quintilla", las aguas del río de la ciudad.

El plano de la Plaza es ligeramente inclinado. Las ocho pistas de cemento que forman los paseos centrales del parque, la divide en cuatro sectores, los que se hallan sembrados de pasto Ray Grass, y circundado por plantas que exhiben preciosas flores. En la parte céntrica de cada sector crecen palmeras y otras plantas originales propias del lugar. La Plaza tiene, tanto en los paseos interiores como en los exteriores, o sea al ruedo de ella, postes ornamentales de fierro que en la base presentan el escudo peruano en alto relieve. Cuenta también con bancas de fierro y de granito a ambos lados de todos los paseos del Parque, postes y bancas que han sido traídos de Lima.

Inauguracion del
Parque de Sucre.
Durante las noches de luna, la Plaza de Armas es lugar escogido por las familias y sobre todo por la juventud, para pasar en ella momentos de esparcimiento y solaz. Es sugerente y evoca­dora, por lo mismo que fue esa plaza, en tiempos pasados, escenario donde el pueblo reunido decidía democráticamente los diferentes problemas que afectaban la vida de la comuna, y donde, en época inolvidable, una autoridad alevosa de Celendín nada menos que un Subprefecto, de esos que tanto abundan en provincias, irresponsables y tercos, ordenó a las fuerzas armadas de su mando disparar contra indefensos ciudadanos del lugar, que no querían doblegarse al abuso y a la ignominia y prefirieron morir antes de hacerlo. En la refriega cayó muerto, herido de bala, don Nazario Chávez, abuelo del autor de esta Monografía. Hombre de una sola pieza, enérgico, valiente, y decidido, como el que más, quien entregó su vida por defender la soberanía y el honor de su pueblo, y en donde también, otras horas de feliz memoria, los hijos del Huauco, comprendiendo hombres y mujeres, organizaron la defensa del pueblo contra los montoneros que lo invadieron, costándoles muy cara su atrevida y audaz empresa.

Rodean a la Plaza de Armas; el Templo, la Casa Consistorial, el Convento, el Puesto de la Guardia Civil y muchas hermosas casas de dos pisos. Algo importante se nos ocurre en esta oportunidad decir a nuestros lectores, y es el hecho de que las puertas de las casas del Huauco, de uno a otro extremo de la ciudad, así como los balcones: todos están pintados de un sólo color por disposición Municipal.

Iglesia de Sucre.
A uno de los costados de la Plaza Principal de Sucre se levanta el magnífico Templa-de la ciudad. Se construyó hace más o menos cuarenta años por acción popular. Es de una sola nave, con paredes de adobe. Se le ha dado la forma de una cruz. El techo es de madera de naranjillo, cubierto de tejas fabricadas en el mismo lugar y exclusivamente para este fin. A uno y otro lado de la Iglesia se elevan dos hermosas e imponentes torres, de las que penden dos campanas sonoras, lo que quiere decir que tiene una buena aleación de oro. Las torres han sido reconstruidas, porque las primitivas se cayeron por acción del tiempo y de las llu­vias, gracias a la acción de las autoridades y de todo el vecindario, dando a la fachada del Templo, majestad y belleza. Las imágenes, que no son muchas por cierto, son de maderas finas, importadas unas de España y otras fabricadas en el país. Tiene un coro espacioso, donde existe un melodium no muy nuevo y bueno que digamos. Es de tamaño pequeño. La entrada al atrio de la Iglesia es de cemento lo que le da una magnífica visión de conjunto. El retablo es todo de cedro colorado, estilo barroco. Fue construido por el notable carpintero tallador don Demetrio Rocha, natural de Celendín. Al lado derecho de la Iglesia se ha construido un muro de piedra labrada, simétricamente, que forma una especie de malecón. De este modo se ha mejorado y ampliado la parte exterior del templo. El piso de la Iglesia es de loseta, con capacidad para albergar a algunos cientos de devotos que concurren los domingos a la misa. Al lado izquierdo del templo se halla el convento, o residencia del Párroco. Bonita casa con todas sus comodidades, cuyo mejoramiento y condiciones dependen de quien o quienes la habitan. Hay el propósito de hacer este convento de dos pisos, lo que mejoraría, en gran forma, el aspecto de la Plaza.

Papel importante ha tenido y sigue teniendo en la refacción y conservación de la Iglesia, el Comité Pro-Templo Sucre, que lo preside el párroco de la doctrina y la integraba la señorita Jesús Velásquez, dama entusiasta que supo poner desde el comienzo todo su entusiasmo, devoción y desvelos en esta noble labor de sentido eminentemente religioso, distinguida dama que falleció hace poco.

Los servicios religiosos son atendidos por un Párroco que ejerce autoridad eclesiástica en toda la extensa jurisdicción eclesiástica que tiene Sucre y aún hasta otros distritos como Oxamarca, por ejemplo. El Párroco actual hasta el momento que estamos escribiendo estas líneas es el Presbítero Gilberto Calderón, quien goza del aprecio y estimación de todo el pueblo de Sucre, por sus preocupaciones de todo buen sacerdote, digno de la enseñanza de Nuestro Señor, y porque cumple debidamente con la misión especial de propender al progreso espiritual de la feligresía, conduciéndola, como buen pastor, por los caminos de Cristo Nuestro Señor, y, de otro lado, porque el templo ostente el título que su cuidado y mejoramiento le conceden entre los templos del departamento de Cajamarca. Obras son amores y no buenas razones.

LA FIESTA PATRONAL
El Patrón del pueblo es San Isidro Labrador, preciosa imagen de madera, debida y ricamente ataviada, con las mejores telas, obsequiadas por los mayordomos que, anualmente, se renuevan. La imagen lleva en una mano la pala y en la otra la espiga y a sus pies una yunta de bueyes, símbolo del trabajo. Un finísimo sombrero de paja, uno de los muchos que tiene, ciñe la cabeza del Santo, lo que le da, efectivamente, un aire de verdadero agricultor. La imagen mide un metro más o menos de alto y las andas que lo sostienen son muy pesadas.

Para la celebración de esta festividad, cada año, el Concejo del distrito nombra cuatro mayordomos del día, así se llama a los que deben sufragar todos los gastos que ella demande, como son: Vísperas, fuegos artificiales, banda de músicos, globos, alumbrado del Templo, o su "envelamiento", como así se denomina el hecho de colocar las velas de cera en el Altar Mayor, adoptando figuras diversas y amarrando también dichas velas en sogas en las partes laterales del Templo. De modo que las vísperas, la Igle­sia presenta un singular aspecto por la profusión de luces. Para el "envelamiento" concurren gratuitamente las gentes, como un acto de devoción al Patrón.

Tres días antes del 15 de mayo, los mayordomos del día, ofrecen banquetes a todo el pueblo, a los que se les llama las "mesas". Las familias, en número de cincuenta o sesenta personas, (o sea una tanda como así se denomina) son invitadas por los mayordomos, cuyos banquetes tienen que ser ofrecidos durante varios días y en sus propias casas por cada uno de los mayordomos. Cada madre de familia, lleva generalmente consigo varios platos vacíos y manteles que sirven para que después del banquete recojan en ellos los sobrantes de las comidas que no han podido ser engullidas por los invitados. El invitado que ha concurrido solo, el sobrante de sus platos les cede a las personas de su lado por debajo de la mesa, para no ser visto. Esta modalidad se llama "el chane".

Generalmente, los banquetes comienzan a las 10 de la mañana, para de este modo disponer de tiempo y dar de comer a todo el pueblo. Estas comilonas duran hasta las 4 de la tarde, y se realizan al son de la banda de músicos.

Como esos banquetes demandan fuertes gastos, los vecinos del pueblo, unos más que otros, se aprestan a ofrecer a los mayordomos con anticipación, cinco, diez, veinte, o más cargas de leña, carneros, harina, yucas, papas, y así algo que pueda disminuir en parte el peso de los gastos que ha de demandar la buena celebración de la fiesta.

Todas estas costumbres aún existen todavía, pero disminuidas en cierto grado, menos los banquetes opíparos que se han mo­dernizado con exquisitas viandas.

Una vez terminadas estas prosaicas ceremonias, vienen las vísperas de la fiesta. Fuegos artificiales, cohetes, ruedas, buscapiques, vacas locas, confeccionados por expertos pirotécnicos, venidos de otros lugares contratados especialmente, cuya calidad y número de piezas, incluyendo los maravillosos castillos que no pueden faltar, dependerían de la solvencia económica de cada mayordomo.

Los altares en cada esquina de la Plaza Principal, kermeses, tómbolas, comidas picantes, cuyes con papas, vendimias diversas y cajas y quenas en cada toldo, hacían la alegría general la noche anterior al día del Patrón San Isidro. Cientos y miles de forasteros, atraídos por la devoción de San Isidro, o por motivos comerciales, realizaban la festividad. La quema de los fuegos artificiales terminaba, más o menos, a las doce de la noche, desde cuya hora hasta al amanecer, se escuchaban cantos y músicas en los toldos de la plaza y bailes en la casa de los mayordomos.

Al día siguiente, a las doce del día, se celebraba, con toda pompa, la Misa Solemne, asistida por el Párroco del lugar y con la concurrencia de las autoridades del pueblo, instituciones, centros de enseñanza, alumnos de las escuelas y fieles de los distritos vecinos.

La Misa se hacía con panegírico y acompañada con la Banda de Músicos del lugar o comprometidos de otros lugares. Una vez terminada la Misa se iniciaba por la plaza y calles de la ciudad, la imponente procesión del Patrón del pueblo, cuyas andas eran portadas en hombros por los principales del pueblo, y el palio por el mayordomo. Un conjunto de "Pallas", compuesto de niñas de las escuelas, así como danzas y contradanzas, cororocho con rebenque en mano, iban cantando delante de la imagen y durante todo el recorrido de la procesión, los siguientes versos:

Oh glorioso San Isidro,
digno Patrón de este pueblo,
agricultor virtuosísimo,
cortesano de los cielos.

San Isidro Labrador,
del pobre su gran consuelo,
oye desde el alto cielo
de tus hijos el clamor.

La procesión duraba tres horas, más o menos, y al salir del templo San Isidro y al retornar a él, se quemaban las llamadas "cordeladas", que generalmente llevaban pétalos de flores y a veces palomas que caían sobre la cabeza de San Isidro, en el preciso momento en que al entrar al templo, se despedía del pueblo, con una ceremoniosa genuflexión hasta el año venidero.

Así se celebraba la fiesta Patronal de Sucre. Hoy han desaparecido muchas de estas ceremonias, en razón de haberlas prohibido el Párroco; Razones tendría. La prohibición no disminuía de ningún modo el fervor del pueblo; pues existe la creencia de que el mayordomo del día o el mayordomo de toro que no hubiera cumplido con la mayordomía, era castigado por San Isidro, castigo que consistía en una desgracia que le podría sobrevenir en casa o en su trabajo, como muerte de sus animales y demás. Por eso, casi ningún mayordomo dejaba o deja de esforzarse en pasar bien la mayordomía.

Del Libro Sucre (El Huauco).

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