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jueves, 31 de enero de 2019

EL PENSAMIENTO SOCIAL DE LUIS ANTONIO ROJAS FAILOC (LARF)


Continuamos con el homenaje a los Marañones. Esta vez con un artículo de J. Horna, uno de los investigadores y estudiosos de los productos culturales de Celendín.

Escribe: Jorge Horna

Hace 47 años (el 1 de mayo de 1971) apareció en Celendín la inolvidable revista “Marañón”, publicación mensual que continuó más allá de los veinte números. El valor y méritos integrales de la misma merecen una reflexión aparte y que posteriormente será tratada en este medio.

En la sección informativa de Actualidad política internacional de “Marañón” puntualmente nos llegaban los artículos de Luis Antonio Rojas Failoc (LARF.), compactos comentarios que reflejaban horas de estudio y rígida investigación. Los problemas sociales de entonces eran su preocupación: la defensa de las decisiones soberanas de los sectores populares para labrar su destino; la exaltación justa de personalidades que estuvieron junto al pueblo en sus luchas; el enjuiciamiento crítico de instituciones mundiales o regionales (OEA, ONU, UNCTAD), cuyas actitudes alejadas del sentir popular, resultaban incongruentes por la serie de componendas con las potencias mundiales imperialistas.

LARF tenía fe en un porvenir mejor para la humanidad. Sociedades justas, libres, sin pobres ni excluidos, con derechos y necesidades elementales satisfechas para todos. Él mantuvo siempre en alto la esperanza de un mundo con hombres y mujeres realizados plenamente.

Es por eso que abordó desde una perspectiva social los asuntos de Vietnam que en 1973 logró su emancipación expulsando de su territorio al ejército norteamericano; celebró el establecimiento de relaciones diplomáticas del Perú con los países progresistas; expresó su admiración sincera por Ernesto Guevara el “Che” y la revolución cubana cuando Perú y Cuba en 1972 se vinculan también diplomáticamente. Allí están sus puntos de vista sobre el Grupo de los 77 y los países del Tercer Mundo, que enarbolaron banderas de liberación.

En las páginas de “Marañón” Antonio Rojas Failoc difundió sus palabras de aliento a los avances del Chile de Salvador Allende. Admiró la opción antifranquista  de Pablo Picasso, quien plasmó su arte para denunciar los abusos y atrocidades del dictador español.

Antonio Rojas Failoc no militó ni perteneció a ningún partido político, su identificación fue con las batallas cotidianas, las penurias y la esperanza de los pueblos. Lamentablemente falleció en 1991 en plena madurez y cuando más podía haber aportado con su palabra y su esclarecido pensamiento.



(En la caricatura elaborada por Jorge Chávez S. “Charro”: a la derecha Antonio Rojas F. junto a su entrañable amigo, el poeta Jorge Izquierdo)



Email: jornach@hotmail.com

lunes, 7 de enero de 2019

JORGE ADALBERTO HORNA CHÁVEZ: CREPÚSCULO ENCENDIDO EN HORIZONTES ANDINOS.



Por LUIS ALBITRES MENDO
“El poeta encarna el sumum espiritual de su pueblo, porque percibe lo que pulsa inaudible en sus entrañas” Nalo Alvarado (Adagio tupucanchino, Chiquián, Ancash-Perú)


JORGE HORNA CHÁVEZ (Celendín, CAJAMARCA, 15 de Abril de 1949) publicó su primer poemario LLUEVE A CÁNTAROS (Hipocampo Editores, Lima, 1999).

Nostálgico de su tierra, con un título de sello popular, llover a cántaros, una buena dosis poetizada de elementos cajamarquinos, sones y decires de la comarca, de su entrañable entorno celendino.

Volver a los orígenes, cuanto más lejos estamos de nuestro lar materno, con mayor fuerza pensamos en la tierra bendita que nos vio nacer.

ATAVIADO DE COLORES, SURGE EL PENSAMIENTO

Enmarcado en dos Capítulos: LLOVIZNA y LOS TIESTOS, el primero se inicia con caracteres pictóricos: “Color de crepúsculo encendido” (Molinopampa), “Luz prisionera/ de la transparencia” (Molino de Agua).

Transido de nostalgia trae, ataviado de colores, remembranzas de su infancia en el huerto paterno y reflexiones de adulto:

“La primera mañana/ del primer día/ el duraznero/ pidió al arcoíris/ sus más queridos colores.// Desde entonces,/ augusta/ es su flor violeta/ y su aroma.// Tanto ha vivido/ el duraznero/ junto al muro de adobe/ que tiene duro de roer el corazón”. (El Duraznero)
Certeza en la reflexión y  contrastes nos da la vida, que se comprueba en muchas ocasiones como en este poema, que nos deja perplejos. Tanta belleza no obstante tanto endurecimiento, inclemencia e indiferencia.

LIRISMO Y FANTASÍA A RAUDALES EN SU POÉTICA

En TRÉBOL da rienda suelta al lirismo y fantasía que abundan a raudales en su creación, no sin dejar un halo de ternura y candor:

“Flor de los caminos, / solo los que rumian/ tu amor/ saben de ti. / ¡Qué desilusión, / es ajena tu dulzura! // Tridimensionales/ tus perfiles en los recodos/ arcos de entrada/ a las encantadas riberas.// Crecedera de los cercos, / es blando tu forraje/ para mi canción”.

TITILAN VERSOS MÁGICOS, REFULGEN IDEAS ENCANTADAS

Colores, olores y sabores, plantados en la memoria de su infancia, confirma la diafanidad de su poética.

Por ello en POESÍA titilan versos relevantes, mágicos, de algún modo autorretratando al autor:

“Mi ser es un álbum, / en él anidan enracimados/ los versos.// En blanco están sus páginas, / montaraces firman sus nombres/ los pájaros.// Silvestre se teje mi fuerza/ en un lienzo/ ramos de corolas y espigas/ se retratan a colores.// En el alma están frescos/ a flote los viveros/ del color/ la música/ y la poesía”.

Ya sea en COLA DE HORMIGA (“En sus laberintos de ensueño/ elevan su ejemplo/ al más alto pedestal”), o en ARENA (“En ella el esplendor/ entra y sale/ juega/ por las ventanas/ que miran al mar.// Nunca fue solitaria la arena,/ infinita población/ sus antepasados duermen/ en las rocas peregrinas.// ¡Arena mineral/ poliedro/ de cristal!”), refulgen los pensamientos, totalmente inéditos e invitan a pensar y descubrir ideas encantadas, enraizadas en lo que vio y ve, con ojos de poeta, constantemente al alcance de la mano.

Con sencillez y una grave reflexión, en PAZ sale a lucir su ingenioso magisterio y la brillantez de sus versos inspirados ( I. “A veces/ la paz es paloma/ a veces, sosiego./ Para unos “la paz de los campos”,/ para otros “la paz de los cementerios”.// II. La voz de los pueblos/de los ríos/ de los sueños/ corean la paz./ Multitudes navegan/ diluyendo fronteras.// III. “La paz no admite egoísmos. / Es la balanza justa de la Historia. / Solidaridad que sepulta orgullos./ Pan madrugador,/ en la gran mesa mundial.// La paz es a veces paloma/ A veces sosiego/ Que en paz descanse/ la guerra”.

VOCES DE ALBORADA AÑORANDO LEJANÍAS

El maestro, que Jorge Horna nunca deja de ser, ensambla ejemplar enfoque magisterial en LIBRO, bellísimo poema que además es muy pedagógico:

“El libro tiene de árbol/ rumor de prosa o verso. / El libro es artesanía/ candor de mente humana.// Hojas añorando lejanías/ impresas en tallos solemnes, / voces de alborada/ pliegos de pergamino.// En el libro/ se cobija la Historia,/ piedra que surca los vientos/ para acariciar las teas del azul.// Fiebre que centella/ en el crepúsculo,/ Libro soberano”.

También destacan la inteligencia y entrega a su vocación en los versos del poema ASTILLA RUPESTRE:

“Aprendiz soy en el astillero/ de la música del mar.// En la escuela de los puertos,/ artesano entre pedernales.// En las redes del encanto/ voy por laberintos/…/ trazos de luz.// Aprendiz soy en la vida/ y seguiré con mi oficio/ astilla viva de mi sangre/ escuchando/ la firme voz de los niños/ astilla viva de mi sangre”.

EL POETA MAESTRO ESCULPE EL ALMA DEL NIÑO

Con éstos y otros poemas ya transcritos JORGE HORNA CHÁVEZ, demuestra pertenecer a una estirpe de aquellos poetas maestros (Mario Florián, Luis Valle Goicochea, Francisco Izquierdo Ríos, Teobaldo Sánchez, José López Coronado, Carlos Sánchez Vega, Jorge Eslava y otros) que se identifican al máximo con los niños que la sociedad puso en sus manos, encomendados a su cuidado.

Es tal la identificación, que cuando escriben, el poeta y el maestro se mimetizan a tal punto, que cumplen cabalmente con aquello que señala algún adagio antiguo: Maestro es aquel que esculpe el alma de los niños. Un poeta diseña y talla los espíritus de los lectores.

FASCINANTE Y APARENTE SIMPLICIDAD: ESPLÉNDIDA QUERENCIA

En el Capítulo LOS TIESTOS leemos versos novedosos, ideas aparentemente sencillas, pero muy originales y que encierran gran sabiduría.

ARCILLA (“En la arcilla está el agua/ esperando nuestros sueños/ a chorros.// Colma sus vasijas el alfarero,/ autorretrata su alma/ en su taller de la colina.// Yuntas de bueyes en el firmamento,/ ovejas en la vía láctea.// La arcilla se empapa en la lluvia/ amanecen sembradores de constelaciones/ mujeres hijlan sus cosechas/ en el taller de la colina.// Modela la arcilla iris/ en la niebla el alfarero”).

En ORÍGENES canta el orgullo de ser peruano con fascinante y aparente simplicidad, luciendo una espléndida querencia por lo nuestro.

Traza primero un esclarecedor mural con elementos netamente peruanos, para luego en una segunda parte rematar con un esquemático, sintético y asequible resumen, para el niño que llevamos dentro, de nuestro entrañable PERÚ:

“La piedra/ en que posó una gota de agua/ habla del origen quechuaimara/ del Perú.// Cielo de andenes/ donde el Inti Sol/ reverbera.// Las vicuñas se yerguen/ entre sus parientes,/ siluetas de Sol/ consagración del ichu/ en el fuego.// El agua traza en las rocas/ ayllus de fortaleza y claridad,/ Y los vientos/ agitan huaynos/ en la voz de los musgos.// Y para alejar las dudas,/ los colores pétreos/ y los nudos del agua/ reflejan la Historia Tahuantinsuyana.//

“En mi país/ se refleja el cielo:/ territorio de arena/ roca y bosques.// En mi país/ nace natural/ la Selva:/ frondas de delirio,/ árboles.// Y se levantan montañas/ cordilleranas:/ Sierras de piedras y nube.// La Costa es una orilla de inquietudes./ El mar de ribera suave.// ¿Quién ordenó/  tanta maravilla?// Sencillamente la naturaleza/ hizo justicia en mi país”.

Descrito en rápidas pinceladas EN EL TREN DE HUANCAYO: “El / tren/ de Huancayo/ trae/ las cosechas/ amarillas/ de mayo. // Canta/ el Mantaro,/ llueve retamas/ a cántaros.// Relámpago/ o rayo/ detenido/ en el alba/ inmensamente./ El tren/ de Huancayo,/ iluminado.// Mazorcas truenan/ en los tiestos./ Colibríes de candela/ ensueño de los estambres”.

Visto al vuelo, con rescatable y raigal simplicidad, TITICACA:

“En la yerba de tus orillas/ ondea el viento.// Curvas de peces/ pueblan tu hondura.//
Cara de luna/ noche de plata.// Lago, mago/ Titicaca.// Por tus entrañas/ profundidades.// Raíces frescas,/ longevidades.// Lago, mago/ Titicaca// En tu mirada./ vital misterio.// Serenas luces/ ojos flotantes.// Titicaca/ Lago,/ mago”.

AÑEJA SUS HECHIZOS LA AÑORANZA

CAJAMARCA, notable poema que encierra en síntesis la belleza paradisíaca del valle cajamarquino donde se asienta la ciudad.

Versos precisos, breves, pero de una fulminante iluminación inspiradora para el vuelo imaginativo de sus lectores.

En general, Jorge Horna Chávez, en este primer poemario, despliega versos concisos que dictan mensajes incontrastables, convincentes y de una potencia poética inmarcesible, con una capacidad sugestiva definitivamente creativa y motivadora, no obstante su aparente simplicidad.

Leamos en CAJAMARCA: “De lejos azul los bosques/ la dicha longeva de los eucaliptos./ Pastorea la luna/ en la yerba los luceros.//

“Desde el mirador estelar/ de Santa Apolonia,/ los caminos avizoran inmensidades/ bordean la plaza, añejan sus hechizos.//

“Aún palpitan las venas/ de la piedra hecha muro,/ bocacalle del Sol/ rústico color del cielo.//
“Se mecen los jardines/ chacareros y aromados/ los frutos de mil colores:/ agua que desborda/ los tiestos del corazón”.

SEMBRANDO EN EL ALMA: EL RETORNO DEL POETA – MAESTRO

Como para una Colección de Literatura Infantil o para el niño que todo adulto lleva dentro, retorna en LÁPIZ, el sereno espíritu de Jorge, el pedagogo, con el altísimo sentido poético de una estética magisterial.

LÁPIZ: “ Lápiz de piedra dura/ que ablandas corazones/ dame la suerte pronto/ para dibujar sin nubarrones/ en el cielo, en mi plana.// Rayos y relámpagos/ serán mis primeros signos;/ luego escribiré el nombre/ de mamá y los luceros.// Ya tengo en orden mis ideas/ con mi lápiz compañero/ ágil escribo en el aire/ y en el agua/ palabras dulces.// Colgaré macetas en mi escuela/ de pensamientos floridos/ dibujaré seguro, agradecido,/ un lápiz de siete colores”.

RASGOS: “Amanecen alineadas/ en mi cuaderno de trovas/ las siempre blancas/ hojas de papel solar.// No es hermosa la caligrafía,/ pero se lee de lejos/ en el río o en el mar,/ raíces del agua/ en el bosque o el trigal.// Algunas gotas de rocío/ se quedaron dormidas./ Algunas espigas en el aire, explosivas.// No es hermosa/ esta caligrafía,/ pero se lee de lejos/ desde el árbol o el camino/ desde la orilla o la flor”.

ALBOROZADO DESCUBRIMIENTO

JUGUETES, destacado poema. Aquí descubre alborozado los cándidos entretenimientos que ofrece gratis la Naturaleza para los niños y que los adultos o ya han olvidado o quizás nunca se percataron.

Este maravilloso poema da ejemplo de la importancia de la creatividad en los niños, para los cuales no cuenta la sofisticación o los avances técnicos en los juguetes
Los varoncitos convierten a un tronquito de madera en un carrito y las niñas con unos cuantos retazos de tela confeccionan una muñeca.
De ese modo ponen en funcionamiento su imaginación y otros talentos que les serán tan útiles y necesarios a la hora de luchar por la existencia.

JUGUETES : “En las tiendas Naturaleza/ los juguetes no tienen precio./ Retozan al alcance/ de todas las manos y deseos.// Entretienen sin cansancio/ la traviesa imaginación./ Brincan, corretean, saltan/ los juguetes del Buen Humor.// Las semillas del eucalipto/ son trompitos que cantan./ El choloque deja brillar su corazón.// Las cascadas de la tarde/ cataratas sin prisa/ en las espinas de la penca.// Los aros de mil tamaños:/ órbitas sin cansancio del planeta./ Estrellas que no dormitan:/ las cometas de papel y caña.// Rayuelas en suelo fresco/ hoyadas por el ciempiés y la llovizna./ Naturaleza S.A., oferta:/ Recreos para recordar el mundo”.



GUTENBERG ALIAGA Y JORGE HORNA: Dos escritores cajamarquinos nacidos en Celendín. En el medio se ve la foto del escritor  DEMETRIO QUIROZ MALCA, nacido en San Miguel, Cajamarca.

Tomado de: https://luchoalbitres.blogspot.com/2018/12/celendin-cajamarca-peru-america-andina.html



miércoles, 24 de octubre de 2018

COMENTARIO: VISIÓN ARISTIDEANA



Jorge Horna *
El mes pasado (setiembre del 2018) se ha publicado el Nº 18 de la revista Visión Aristideana, vocero del Instituto de Educación Superior Pedagógico Público “Arístides Merino Merino” de Celendín.

De los 20 escritos que la componen, redactados por profesores de esta institución, la mayoría inciden sobre la ciencia pedagógica;  recogen las ideas y propuestas de autores que han estudiado diversos aspectos de esta rama del saber, las mismas que se encuentran profusamente en libros, revistas especializadas u otras fuentes bibliográficas.

Tres artículos que exponen experiencias en las que han intervenido los propios estudiantes de pedagogía a  través de elementales proyectos, suscitan alguna reflexión.

El extracurrículo en la educación docente, del profesor Máximo Bazán Vásquez, da a conocer actividades organizadas y participativas fuera del aula en deportes, danzas (Tinkuy: Encuentro); protección y preservación de la salud comunal; intervención en rituales religiosos católicos en el ámbito local.

Complejo arqueológico Kuélap, de Walter Zelada Zavaleta. Con la visita grupal de los alumnos de la especialidad de Ciencias Sociales. El artículo está referido a la revaloración de este sitio histórico que se inscribe en los orígenes de la cultura pre inca de Chachapoyas. Una guía para el acceso y desplazamiento turístico de los visitantes a este fabuloso y antiguo asiento fortificado.

¿Tenemos una cultura ecológica los celendinos?, escrito por el docente Dany Velásquez Sánchez. Expone la situación de deterioro del relleno sanitario del Guayao, mal ubicado y con su capacidad de depósito rebasado. También informa sobre la deficiente planta de tratamiento de aguas residuales que no cumplen su cometido. Ambas situaciones –nos alerta el autor- ponen en peligro la salud pública, consecuencia de una sucesiva mala administración municipal.

D. Vásquez Sánchez advierte que debemos “tomar conciencia en el cuidado de nuestra ciudad, su clima, su agua, su paisaje natural y cultural” y contribuir “al uso racional de nuestros recursos naturales”. Aquí debió incluir una opinión sobre la latente amenaza extractiva de minerales de la NewmontMining que acecha a Celendín en las alturas del caserío Conga y que afectará las tierras agrícolas, la ganadería, el agua de lagunas que son el origen de muchos ríos; en suma, el deterioro irreversible del medio ambiente.

Llama la atención y preocupa que contradiciendo la Misión de los futuros profesionales de la educación expresada en Visión Aristideana  (pag. 3) como “compromiso y responsabilidad socio-ambiental”, aparezca en la pag. 2 junto al editorial firmado por Ángel Fernando Aliaga Araujo, un agradecimiento al depredador proyecto Conga-Yanacocha por “su profunda identificación con la educación y cultura del pueblo celendino”.

Es temerario comprometer a toda una institución educativa, dando respaldo a una empresa transnacional que sólo desencadena conflictos sociales y daños a la naturaleza. Qué mensaje se está dando a los futuros maestros encargados de forjar en niños y adolescentes una auténtica conciencia medioambiental. 

Para cerrar este comentario, la revista en su edición 18 omitió invitar a los estudiantes de las diversas especialidades para que escriban y manifiesten  puntos de vista a través de crónicas, ensayos, resúmenes monográficos o ponencias, y otra preferencia literaria: cuento, dramaturgia, poesía.

Hay que reconocer que los editores de la revista han cuidado el uso ortográfico correcto y la buena diagramación (salvo la mutilación de un texto, pag. 5), atributos que debe mostrar toda publicación que respete a los lectores.
Carátula
Contracarátula 



*Jorge Horna. Profesor de Educación Primaria, egresado del Instituto Pedagógico de Celendín. Ha publicado una recopilación lexicológica con el título En los labios de Celendín; los poemarios Llueve a cántaros y Árbol de atisbos. Tiene en preparación un estudio sobre el panorama literario celendino, pronto a publicarse.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

CRÓNICA HABLADA, NUESTROS PUEBLOS: SUCRE Y CELENDÍN



Introducción
Con el propósito de contribuir al develamiento de nuestra historia local, publicamos un artículo que narra los apetitos personales y de grupo tras una falsa práctica política. Encontramos en él, tal vez, el meollo de las discrepancias y rencores entre dos pueblos hermanos: Celendín y Sucre, que fueron originados y alimentados por el caudillismo de ciertos personajes que lo único que ostentaban era su poder económico. Nuestra crítica va a aquellos sucrenses y celendinos que desde antaño y aun en la actualidad, buscan el distanciamiento y rencillas en el conglomerado social.

Es hora de dilucidar nuestras diferencias, enjuiciar y cuestionar los apetitos mezquinos y las bajezas de algunos de nuestros antepasados y mirar el porvenir con alturada conciencia que nos conduzca a la unidad.
(Jorge Horna)

CRÓNICA HABLADA
Por: Einar Pereira *

(Informativo Independiente Órbita No. 364. Lima enero de 2001)

Mediante artimañas vedadas, politiqueros de lengua puntillosa se habían adueñado de pomposos escaños en la casona ruidosa de aquel Parlamento Nacional; mamaron tetilla de lobezna más allá del hartazgo. Ocurrió en la década farragosa de los años treinta. En ese tiempo, las libertades democráticas fueron acribilladas cual mansas palomas y el destino de hombres y pueblos se acuñó a balazo limpio.

En noches despobladas, salteadores de caminos sometían a los postillones del correo a tiro de gatillo, y luego de acuchillar las valijas metían mano a las ánforas. Con desparpajo, reemplazaban las Cédulas válidas por otras de su conveniencia. El truculento oficio de matarifes, les permitió estropear el río de la opinión ciudadana y desviarlo a un molino donde los sueños eran triturados y sólo sabían ver con ojos ajenos.

Fue costumbre que el honorable membrete de Diputado Nacional se obtuviera teniendo veinte bandoleros a sueldo, media docena de mozas malas, barricadas de buen aguardiente, mucho dinerillo, y halagos para sobornar a funcionarios palaciegos.

Cuando los notables de Celendín se enteraron que Clodomiro Chávez —hijo dilecto de Huauco-, había resultado electo como diputado (pese a impugnaciones bien documentadas y remitidas a Lima) y, aquel muy suelto de huesos comunicó traer en portafolio la representación de la provincia, se armó grande escándalo. Los celendinos de cuño, sintiéronse tan mortificados que no sólo babearon de ira sino que además se les escaldaron los huevos.

Mucho peor aún, cuando aquel hombre iba a llegar al pueblo de un día para otro; en cabildo abierto que taimadamente había amañado el Alcalde, sería declarado "Huésped Ilustre". Compinche avezado y compadre contumaz, el burgomaestre había tramado fastuoso recibimiento al careado legislador: embanderamiento de la ciudad, banda de músicos, veintiún camaretazos, cuetería a cielo limpio, repique de campanas, desfile escolar, champañadas, bautizo de doce ahijados, pelea de gallos, y tijerazo final para inaugurar el pilón de la plaza Alameda, cuyo chorro gordo dizque traería agua limpiecita de Molinopampa.

A las diez de la mañana del día domingo de un año impar, Clodomiro Chávez entró a Celendín lleno de júbilo. Había bajado la cuesta de San Cayetano montado sobre jamelgo jalqueño que llevaba pellón de carnero, cabestro repujado en plata fina, y crines trenzados con cintillos viruteros. Llegó custodiado por treinta hombres que como él, iban a caballo; dada su traza semejaban montoneros: poncho nogal, bufanda oscura, ojos cuervinos, fuetecillo de piel de venado, escarpines empolvados, estriberas de caja egipcia, revolver enfundado , guerrillera de noventa municiones, hedor a cañazo. Y se metieron ruidosos a la calle Comercio dando balazos al aire.

Los que iban a caballo pronto se dieron cuenta que la ciudad estaba desierta. Ni una sola alma ante sus ojos impávidos. Sólo la purísima luz chorreando desde los tejados ocres y las sombras de los hilos del telégrafo. Sombras inmóviles, calladas, muertas. Puertas azules de grandes aldabones, cerradas. Al comienzo, Clodomiro ni siquiera pestañeó; luego frunció el seño y pensó: "La multitud me aguarda en la plaza mayor, y allí me brindará honores y reconocimiento".

Mas no fue así. Según iban avanzando por la calle ancha y los cascos de los caballos hacían castañuelear el empedrado, súbitamente se abrieron los balcones y asomaron matronas y damitas bellísimas que fingieron lanzar flores, volcaban sobre la cabalgata bacinicas llenas de fétida orina. Cuando Clodomiro llegó a la plaza daba pena, estaba ensopado y olía a zorrino. Ni acá ni allá había nadie. Salvo la "loca" Aurora que coja, tuerta y desarrapada, aplaudía porque sí; y tres perros vagos que perseguían a la cachorrita del Alcalde, pues andaba en celo. Fue cuando apareció la turba enfurecida por las bocacalles que dan al río Chico y Chacapampa, armada de piedras y palos. El hombre agasajado, no tuvo tiempo de apearse del caballo, muy pendejo y a medio trote, volvió con los suyos por donde había venido. Él y sus montoneros se refugiaron en el Huauco; y bebieron toda la noche y todo el día con desenfrenada amargura.

Al poco tiempo, la férula "chavista" asestó duras reprimendas. El primero en sucumbir fue Humberto Pereira Pinedo, Director del Centro Escolar 81. El Comisionado del Ministerio de Educación lo trasladó a Sorochuco. El "Piño" no se sometió a la arbitrariedad, con otros hombres vejados emprendieron el camino a Lima. Y sólo volvieron después de muchos aguaceros, cuando Clodomiro Chávez era una oscura leyenda. Entonces la Virgen del Carmen volvió a sonreír, y hubo fuegos artificiales en la noche celendina.

(*) Einar Pereira Salas. Nació en la ciudad de Cajamarca; publicó la novela Celendín tablero de ajedrez el año 2004. Falleció el 2007 en Lima.

Fuente: Revista EL LABRADOR, mayo 2017


lunes, 3 de septiembre de 2018

LEÑOS ENCENDIDOS


 

Jorge Horna*

Las publicaciones y acontecimientos culturales en este año 2018 han mantenido viva la expectativa en el ambiente intelectual celendino.

El distrito de Sucre está marcando el rumbo que otras instituciones de la provincia deberían emular. En abril, Elmer Castillo Díaz publicó su libro Castillo de cuentos, relatos que inciden en mostrarnos la arcadia de su pueblo; con esta segunda entrega Elmer Castillo  ratifica su loable propósito de persistir en la labor narrativa.

En mayo, se realizó la 1ª Exposición de libros de autores celendinos y cajamarquinos que llevó el nombre de “Nazario Chávez Aliaga” para honrar la memoria de este prolífico escritor y periodista sucrense. El impulsor del evento fue el poeta y narrador, Gutenberg Aliaga Zegarra, con el apoyo de amigos que comparten estos afanes, entre ellos José Luis Aliaga Pereira; auguramos la continuación de esta iniciativa tan alturada y necesaria.

También este mes de mayo fue el epílogo del Concurso Huauco de Oro de poesía y cuento, labor desplegada con el diligente empeño de Elmer Castillo.

Los dos certámenes mencionados fueron auspiciados por la municipalidad distrital de Sucre. Los demás gobiernos locales deberían mirarse en este espejo.

También el sucrense Rodolfo Salazar presentó en el marco de las festividades patronales de San Isidro, el libro Imágenes del recuerdo. Además, la esperada aparición del Nº 27 de la revista anual El Labrador refresca el ánimo de sus ávidos lectores.

Por el centenario del nacimiento de Alfredo Rocha Zegarra y como homenaje a este ilustre personaje celendino, salió a luz con retraso –fue presentada el 25 de julio 2018- una revista conmemorativa con el auspicio del Gobierno Regional de Cajamarca. El valioso material y contenido que ofrece esta publicación debió estar distribuido con un mejor criterio; en la carátula se desaprovechó impregnar con colorida tonalidad una de las innumerables y hermosas acuarelas de Rocha; además se descuidó la diagramación y diseño gráfico. No hay ninguna referencia al equipo consultor primigenio presidido por Jorge Wilson Izquierdo y Manuel Sánchez Aliaga, diligentes artífices del acopio de los textos. La trascendencia de Alfredo Rocha merece un digno y respetuoso trato.

También en este mes de julio el sociólogo Tito Zegarra Marín ha presentado en Celendín su última entrega: Caxamarca y Chachapoyas. Nexos Sociohistóricos, producto de sus valiosas investigaciones realizadas in situ.

Acaban de aparecer dos libros importantes de autores celendinos: el poemario El tiempo de tus huellas en la arena de Daniel Santos Gil Jáuregui, y Memorias del corazón II de Elmer Nicolás Chávez Silva.

El rincón de los muertos, novela del autor celendino reconocido dentro y fuera del país, Alfredo Pita, se ha reeditado traducida al francés con el título de Ayacucho; la crítica europea está abordando el meollo de este libro que desvela los horrores del conflicto interno que padeció nuestro país en la década de los ochenta.

Manuel Guerra Velásquez, autor de ascendencia celendina va por su tercera obra, ha dado a conocer el libro de cuentos Fatum (del latín Destino) editado en Estados Unidos.

Esperamos que en lo que resta del año se enciendan muchos leños más para alumbrar nuestros sueños literarios y las reflexiones intelectuales.

Jorge Horna: Autor de dos poemarios y un compendio lexicográfico.


martes, 3 de julio de 2018

COMENTARIO AL LIBRO MEMORIAS DEL CORAZÓN II



Por Jorge Horna*

Como no podía ser de otra manera, la presentación del libro Memorias del Corazón II de Elmer Chávez Silva, suscitó una masiva concurrencia el 2 de junio 2018 en el local de la Asociación celendina en Lima; fue la espontánea demostración de aprecio y respeto a la persona de un hombre íntegro y noble. Las palabras de valoración de la obra estuvo a cargo de la poeta Antonieta Inga; el prólogo escrito por otro condiscípulo del autor, Jorge Silva Merino. Condujo la ceremonia con un carácter coloquial y ameno Adolfo Tirado.

Memorias del Corazón II que fue obsequiado generosamente a todos los asistentes, es la continuación del libro que Elmer publicó con el mismo título el año 2007. Está constituido por cuatro capítulos que abarcan las 182 páginas con un diseño y diagramación excelentes; la inmejorable carátula refleja la inspiración del pintor Jorge Antonio Chávez “Charro” y alude al frontis del que fuera local del colegio “Javier Prado”/”Coronel Cortegana”.

Con cuidada expresión y hermosísimo lenguaje, Elmer se desplaza raudamente como un narrador innato de dotes consolidadas; usa con cautela y precisión la adjetivación para entregar a sus lectores entretenidas anécdotas.

Los dos primeros capítulos son textos que con emotividad rememoran los años estudiantiles del autor, las eternas amistades labradas con sus compañeros de colegio que con el devenir del tiempo dieron origen a la agrupación PARTA (Promoción Artemio Tavera 1956), núcleo institucional que bien merece un homenaje público a estas alturas de su fructífera existencia.

Las vivencias en las aulas, el patio, la cancha de deportes, el auditorio, los escalones al segundo piso todo de madera, y demás espacios, son añoranzas que se remontan al legendario local que debió conservarse intacto como patrimonio arquitectónico y cultural. Fue demolido en la infausta década de los noventa, con la permisividad de la colectividad celendina que carece de organización cívica, y por la autoridad edil  de aquel tiempo. Pero Elmer, autor de Memorias del Corazón II, no ha querido cuestionar u objetar tremendo desatino y agravio, porque su espíritu no está para enturbiar su solaz narrativo.

Las anécdotas del tercer capítulo (Apuntes celendinos) están pobladas por los personajes del pueblo cuyas sencillas ocurrencias son prédicas colmadas de fino humor e ironía.

Anecdotario Médico. Es aquí donde Elmer Chávez Silva reafirma su entereza total de solidaridad humana, sus experiencias como médico retratan su sensibilidad y amor al prójimo, su tenacidad para dar bienestar a quien lo necesita con urgencia. Este capítulo testimonial reivindica la profesión médica por los principios éticos que él, nuestro querido Elmer, siempre puso en práctica. Estos relatos deberían ser leídos por los actuales y futuros profesionales de la salud del país.
Gracias, Elmer, por tanto afecto y cariño.

Lima, 22 de junio de 2018.

*Jorge Horna. Ha publicado dos poemarios y una recopilación lexicográfica.


viernes, 23 de febrero de 2018

CELENDÍN EN EL IMAGINARIO NARRATIVO NACIONAL





 Por Jorge Horna


¿Qué poseen Celendín y los hijos de este pueblo para ser motivo recurrente en la novelística y cuentística peruana?

Tal vez hallarán alguna explicación quienes han nacido en ese pueblo y son conscientes de la privilegiada configuración geográfica, el hermoso paisaje natural y cultural; y quienes conocen Celendín y/o han labrado amistad con sus habitantes, también encontrarán razones para desentrañar aquella persistencia.

Ciro Alegría es el primer novelista que hace referencias puntuales a los celendinos en sus obras. Este escritor indigenista en su huida de la persecución política (fue militante aprista, después renunció), estuvo de paso por Celendín, donde fue detenido y encarcelado por un corto tiempo, posteriormente trasladado a cárceles de Cajamarca.

En La serpiente de oro (Nascimento, 6ª. edición. Santiago de Chile.1949), consta: “…los togados con los vestidos de dril almidonado que crujen al andar; los celendinos con sus listados ponchos de lana, detenidos ante sus rimeros de percalas, sombreros, y baratijas…” (pág. 35).

 “Los celendinos extienden en los patios sus atados de mercaderías: colorean percalas, brillan espejuelos y cuchillos, blanquean sombreros. Nada falta” (p. 113).

El la novela El mundo es ancho y ajeno (Empresa Editora El Comercio S.A. Lima, 2005), encontramos: “Los comuneros persiguieron a los gitanos, sin poder encontrar a “Frontino”. Tiempo después, lo rescató mediante muchos trámites uno que fue a Celendín, para comprar sombreros de paja.” (p. 240).

“El bandido comprendió inmediatamente la razón de la belleza de la señorita del corredor. Esa mujer marchita, de hermosura en ruinas, hacía presumir una espléndida juventud. Lo extraño resultaba su casamiento con Zenobio. Él no sabía que este la enamoró en Celendín, donde hay mujeres muy hermosas…” (p. 338).

También en la novela Siempre hay caminos de Ciro Alegría, Candelario es un personaje celendino.

Mario Vargas Llosa en su notable novela Conversación en La Catedral (Edit. Seix Barral. Biblioteca Breve. Barcelona, 1983), menciona a Celendín en el siguiente diálogo:

-Ya sé que Hipólito se portó muy mal- dijo el señor Lozano-. Vamos a darle un puestecito para que se pudra en vida.
- ¿Y sabes dónde lo vamos a mandar? –se rió Ludovico-. ¡A Celendín!

El narrador Roberto Reyes Tarazona en el cuento “En corral ajeno” incluido en su libro La Torre y las Aves y otros cuentos (Fondo de Cultura Económica. Lima, 2002), nomina a la Shilica como uno de los personajes de este relato:

“Pero lo más atinado, si se tiene plata, según el gordo, es ir a consultar a los “curiosos”. Y por entonces, especialmente la más afamada de ellos, la Shilica, una vieja con aura de infalible.” (p. 198).

“En las afueras del pueblo, en la dirección por donde me dijeron se hallaba el “consultorio” de la Shilica, me senté en una pirca a recuperar el aliento.” (ídem).

Alfredo Bryce Echenique esboza un personaje celendino (la Mama Rosa) en sus dos Antimemorias:

Permiso para vivir (Lima. PEISA, 1993): “…porque los indios no tienen edad y ella no parece india por lo blanca que es, pero vino desde Cajamarca y nació en un pueblo llamado Celendín, de gente muy buena y trabajadora y honrada. La Mama Rosa es muy blanca y como si fuera de la familia. Tiene un dormitorio un poquito mejor que los demás…” (p. 268).

Continúa la mención a la Mama Rosa en las páginas 269 y 271 del mismo libro.

En Permiso para sentir (Lima. PEISA, 2005), Bryce narra: “El periodista y escritor peruano Alfredo Pita me acompañó en un lindo viaje a Cajamarca, con la única finalidad de visitar Celendín, en el norte andino del Perú, donde había nacido Rosa Bazán, la Mama Rosa que me crió…” (…)

 “A las diez de la noche dejaba de funcionar el motor eléctrico. Celendín se apagaba por completo y, por decirlo de alguna manera, sus hombres de letras y sus intelectuales desaparecían en las tinieblas. Toda una vida así. Toda una vida de encuentros en la plaza de armas, de cervezas conversadas, de escasa o nula animación cultural, pero toda una vida también de bondad, como la del maestro Mime, con quien hice una de esas grandes amistades que parecen eternas.” (…) “He sabido de él. Allá sigue, en Celendín, donde me imagino que el motor de la luz se sigue apagando a las diez en punto de la noche.” (p. 445).

Einar Pereira, en su novela Celendín, tablero de ajedrez (Lima. Láser Producciones, 2004), recurre a datos históricos de la fundación de Celendín para estructurar el contenido argumental.

En la novela Sangre de hermanos (Editorial Planeta. Lima, 2008) de Ignacio López-Merino,  uno de sus protagonistas, Eleuterio Gómez “El zarco”, es un celendino hijo de terrateniente, que huye a Lima, de los odios de su familia y se enrola al Ejército para combatir junto al mariscal Cáceres contra las tropas chilenas invasoras.

Como no podía ser de otro modo, los narradores celendinos clásicos David Sánchez Infante, Alfonso Peláez, Nazario Chávez, Julio Garrido, Pedro García “El Búho”, Jorge Díaz Herrera,  dan cuenta de personajes y ambientes de su terruño. En esa misma línea también están Manuel Sánchez Aliaga, Arquímedes Chávez, Elmer Chávez, y dos promisores y talentosos narradores: José Luis Aliaga Pereira, Jorge Antonio Chávez Silva, ambos ya han publicado sus primeros libros.

Alfredo Pita Chávez, escritor galardonado, en uno de los cuentos de su libro Mourituri, hace referencias constantes a Celendín bajo el vocablo histórico Villamalia (antiguo y primigenio nombre de Celendín), y en el entretejido de sus cuentos surge la atmósfera y espacio telúrico donde él nació y vivió su infancia.

El narrador liberteño Gilberto Alvarado, publicó el cuento Shillica (Arteidea Revista de Cultura No. 11. Lima, 2007); aquí un extracto:

“La invité al Bambú, una cafetería de Belén. Los cafés fueron servidos con tamales, y después un tinto dulce entonaron los ánimos. Entonces supe que era de Celendín ‘una shillica auténtica’, me dije espaciando la mirada en su cabello negro, liso, peinado con raya al medio…”

Hipocampo Editores el año 2008 publicó el libro Historias de Shilico el Escribidor y otros cuentos del narrador tarmeño Blas  Puente Baldoceda.

Manuel Guerra Velásquez, narrador oriundo de la ciudad de Cajamarca y de ascendencia celendina, ha publicado la novela Trasiegos (Editorial Horizonte, 2013). Varios capítulos de este libro están ambientados en el referido espacio geográfico y los personajes responden a la idiosincrasia local.


Jorge Horna Chávez. Nacido en Celendín.
Profesor de Educación Primaria. Ha publicado varios poemarios.


jueves, 5 de octubre de 2017

LA INCESANTE BÚSQUEDA


 Jorge Horna

La fama que poseen los celendinos con respecto a sus orígenes, llamó la atención al historiador y antropólogo francés especialista en América Latina, Nathan Wachtel, quien en dos ocasiones ha hecho trabajo de campo en zonas urbanas de Celendín con fines de investigación, el más reciente en setiembre de este año. Ha anunciado regresar.

El tema es tan apasionante que en el Instituto de Estudios PeruanosWachtel hizo una disertación la noche del 26 de setiembre: Rastreo sobre la presencia judía en Celendín. Este científico social ha tomado como punto de partida para sus indagaciones la tradición oral que subsiste en los linderos de esta provincia, de generación en generación se ha difundido la idea de la remota migración judeo-portuguesa a nuestras tierras. Existen al respecto libros publicados en formato novelístico, además de ensayos y gran cantidad de artículos que han aparecido en revistas dirigidas por coterráneos; sin embargo, estos textos carecen del rigor académico y sistematización documentada.

NathanWachtel esbozó, aquella noche, el contexto histórico ya conocido de la diáspora judía en Europa; la persecución que ejerció la iglesia católica en España a través de la Santa Inquisición que obligó a la comunidad judía desplazarse a Portugal. En este país se produce –según Wachtel- lo que él denomina el “marranismo”, es decir la práctica furtiva, clandestina, de las manifestaciones culturales judías. En ese sentido tenían una doble vida.

Años después, ante la discriminación y una latente nueva persecución, los judíos se trasladan y establecen al noroeste de Brasil (Recife). Desde este país, que era colonia portuguesa, se inicia el periplo a territorio peruano (siglo XVII).

Wachtel ha encontrado en Celendín indicios físicos considerados como marcadores étnicos signados en la tez blanca, cabello rubio, ojos celeste y verdes; y el ingrediente espiritual que predispone al trabajo intelectual, artístico, y al predominio del negocio o comercio dentro y fuera de la provincia (judío errante).

Informó sobre sus conversaciones en Celendín con Manuel Silva Rabanal, quien le relató que don Raymundo Pereyra (apellido de origen portugués) fue el primer alcalde de la villa del mismo nombre. Otros apellidos de idéntico origen amplían la teoría. Refirió también que otro poblador le ha contado que los miembros de una familia celendina conversa al judaísmo en los años 80 del siglo pasado, migró a Israel y allí permanecen como residentes. Este dato es sorprendente y merece mayor profundización.

NathanWachtel no ha encontrado huellas judeizantes (costumbres, ritos, tradiciones), por eso afirma que en Celendín no existe “memoria marrana”, pero sí una conciencia judía.
En la reunión encontré a Ricardo Sánchez Cabanillas, profesor celendino que está desarrollando una tesis sobre el tema aludido.

Agradezco el oportuno dato que me alcanzó el antropólogo sanmarquino Francisco Horna Gargurevich que posibilitó mi asistencia al evento.

                                                                                                   L. setiembre 2017






lunes, 18 de septiembre de 2017

ADELANTO DE OPINIÓN


Acerca de HERAUD Revista Cultural de la Juventud Celendina

Un grupo de jóvenes surge para disuadir el marasmo que parece haberse instalado en las nuevas generaciones, y lo hace exponiendo su palabra en la revista impresa Heraud, dirigida por Félix Moisés Aliaga Díaz.

Aluden y retoman la acción y sentimiento del enorme poeta Javier Heraud que ofrendó su vida sosteniendo en alto sus ideales y convicciones de cambio social. Ojalá los 500 ejemplares del tiraje lleguen a la juventud celendina a la que está principalmente dirigida.

Con buena diagramación y diseño, cada artículo elaborado por universitarios recién egresados no sobrepasa las quinientas palabras, sello que les otorga ágil concisión y asequibilidad hacia la lectura.

Visto en su conjunto los escritos que aparecen en Heraud No. 2, julio 2017 abordan asuntos vigentes de la realidad que atraviesa nuestra patria e incitan al necesario debate.

Los escritos están imbuidos  de una fresca inconformidad: Nuestra rebeldía (Franco Manosalva Silva), Pedro Zulen y el pensamiento peruano (Carlos Reyes Álvarez), Una ley ideofóbica (Emerson Sánchez Bazán), Acciones afirmativas y pobreza (Enrique Chávez Aliaga).

Dos artículos que nos llevan al mundo mágico-religioso oriental: El infierno somos nosotros de Félix Moisés Aliaga Díaz y Gautama de Favio Bacón Aliaga.

El problema ético de la reproducción asistida (Shirley Cabanillas Gutiérrez), El ajuste del comportamiento psicosocial en el Perú (Zully Silva Velásquez), Alimentando el futuro de una nación desnutrida (Luis Díaz Mendoza), Fasciolosis hepática, problema de salud pública en Celendín (Carlomagno Zamora Escalante).

En la página literaria un poema: Celendín, de Zully Silva; y una loa desbordante sobre fútbol: No existe título adecuado para hablar de Messi, de Jhon Díaz Pérez.

Mi saludo y complacencia por este renovado trabajo intelectual que reafirma nuestras esperanzas en la juventud.
Jorge Horna

L. setiembre de 2017.
 

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