Por Tito Zegarra Marín.
El distrito Jorge Chávez es el menos extenso y menos poblado de la provincia Celendín, 533.4 km2 y 461 habitantes al 2020, respectivamente. Dos pequeñas localidades lo integran: Macas (Cungat) y Lucmapampa, esta última la capital. Forma parte de la historia de este distrito, el hallazgo de la Virgen de la Natividad en una caverna del cerro Peña Blanca, que hace de cabecera local. Así lo dicen versiones orales.
La Virgen de la Natividad ya había sido proclamada en Los Baños del Inca,
Cajamarca, en 1768. De allí, su réplica fue llevada a Lucmapampa a fines del
siglo XIX donde fue ungida como guía espiritual de su pueblo y, más adelante,
de cientos de campesinos de Sorochuco, Huasmín y Bambamarca, quienes,
puntualmente asistían para venerarla los 8 de setiembre. Costumbre que se
generó en el marco de la aculturación hispano indígena y al percibir que Natividad
era cercana a sus modos de vida: sencilla y hallada en un refugio natural.
Hasta los años ‘60 estas celebraciones eran muy concurridas, los
campesinos venidos del norte a pie y caballo participaban, llenos de fervor y
sentimientos de fe, en todos los actos religiosos. Al regresar, pasada la
procesión, descansaban (muchos dormían) en las suaves pampas del barrio
Huacapampa del distrito José Gálvez, donde había chicha y festejos. (Pampa del
Pachamango).
También, los viajeros que iban a los pueblos orientales pasaron por
Lucmapampa, donde hacían un alto para encomendarse a la Virgen de la Natividad.
El camino que seguían bordeaba al río Cantange y la planicie de Combayo y luego
de cruzar al Marañón se conectaba con Huanabamba, Púsac, Chuquibamba, Longotea,
Uchumarca y Bolívar. Ese ancestral camino dejó de operar al construirse la
carretera a Balsas.
Lucmapampa y Macas, actualmente y no obstante la situación de pobreza en
que viven, se sienten satisfechos de tener a una imagen sacrosanta que los
alumbra y tutela. Pero sienten también que sus tierras carecen totalmente de
agua y que la mínima producción agrícola y pecuaria está condicionada a la
lluvia. Por ello, en particular Macas, viven del tejido de sombreros, de lo que
escasamente pueden criar y sembrar, trabajos aislados y algunas remesas
familiares.
En
los últimos años, con buena intención supongo, las calles de la localidad Lucmapampa
donde posa la Virgen de la Natividad, se han llenado de cemento y lógicamente se
las ve vistosas y modernas. Sin embargo y siendo importantes, creo que había
algo más prioritario: construir pequeñas presas para dotar de agua a esas
tierras sedientas, para solo así producir, tener trabajo, progresar y ver crecer
a su población.
Al respecto, hay algo que puede ayudar a
mejorar su economía, me refiero a sus atractivos turísticos. Uno de ellos es el
bello frontis de la iglesia local y la propia Virgen de la Natividad, el otro,
el nuevo y hermoso mirador, a unos 30 metros arriba de la caverna, sobrio y
encaracolado, con escalinatas, barandales y una cruz en el pináculo. Ya están casi
concluidos y ojalá pronto motiven más visitas e impulsen el turismo, tan
necesario en tiempos difíciles.
Publicado en el Nuevo Diario de Cajamarca
el 16/09/2021
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