Huauco

Por: Alfredo Rocha Zegarra.

Este es el pueblo más viril de Celendín. Lo demuestra el solo hecho de que en épocas de bandalaje, los bandoleros de Chota y Bambamarca hicieron abuso y medio en casi todos los pueblos de Cajamarca, inclusive en la misma capital del departamento. Pero en este pueblo, debido a su unión, desaparecieron los 83 bandoleros que entraron con la algarada de tanto estampido. No quedó uno, a todos se los tomó presos y se les dio su pico y pala para que caven la zanja que a la postre les sirvió de sepultura.

Los peñones que rodean al Huauco son calcáreos y distribuidos en forma estratigráfica. Es posible que esta situación conceda al habitante una gran categoría de abstracción. Las figuras, dichos, chascarros del Huauco denuncian una agudísima calidad mental de sus pobladores.

Los hijos de este pueblo son intensos viajeros. El hombre común es de una recia complexión humana debido a que aquí la vertiente del río LA QUINTILLA erosionando tanta roca calcárea, da lugar a que una criatura se calcifique desde antes de nacer. Casi siempre las rocas de estructura calcárea tienen litio. Esta debe ser la razón por la que en este pueblo la gente posee una maravillosa salud dental. Mi abuelo, don José Manuel Rocha, huauqueño a mucho honor, al morir de más de ochenta años, casi no había conocido dolor de muelas. Le sacaba polvo a las habas tostadas.

Aquí han nacido gentes como Aladino Escalante, el único peruano graduado en Filosofía y Artes en la Universidad de Edimburgo (Inglaterra). Genio desde pequeño, pues, hacía maravillas en piedra de sello, gaitas de madera, era eximio dibujante y gran ejecutor de música en clarinete y mandolina. Viajó por toda Europa y a su gran cultura liga una gran humanidad y modestia. Bastan quince huauqueños cuando entran en cólera, para hacer cerrar las puertas de la ciudad de Celendín, con sus 5 000 habitantes.

Es un pueblo gallardo por antonomasia

Fuente: Karuacushma, diciembre 2006