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jueves, 26 de diciembre de 2013

JEREZ, en la historia de Celendín


Por: Tito Zegarra Marín.
Breve y singular nombre, Jerez, con el que se conoce a un pequeño pueblo altoandino ubicado en el distrito Huasmín, provincia Celendín, otrora, sede de la hacienda de ese nombre, una de las más grandes e importantes de esta provincia. Pero, el término Jerez también alude a una floreciente ciudad española y a la marca de reconocidos vinos, de allí procedentes.

Cuando los españoles tomaron posesión del reino de los incas y se distribuyeron tierras que no les pertenecieron, adjudicaron a uno de esos aventureros de apellido Jerez (de allí el nombre), esa inmensa hacienda (encomienda en lo formal). Fuentes escritas, caso el Informe de 1785, da cuenta que llegó a ser parte de la estancia de Yanayacu y, hacia 1814, en pleno coloniaje todavía, formó parte de Sorochuco. Así mismo, y de acuerdo a la primitiva demarcación eclesiástica de Cajamarca, dicha hacienda formaba parte de la 14ª. Doctrina, dependiendo de Celendín que era cabeza de dicha doctrina. En 1862, al pasar Celendín a la categoría de provincia, la ley determinó que Jerez pertenecería a ella.

A comienzos del siglo pasado, la mencionada hacienda aparece como propiedad de Pedro de Orbegoso, quien la vende a Victorino Agusti y Carmen Cabada; estos últimos, poco después, lo transfieren a sus progenitoras: hermanas Clara y Amanda Agustí. Más adelante, un sector de esta extensa propiedad fue arrendado a Mario Miranda, que intentó sin éxito quedarse como dueño; otro sector, cae en manos de Víctor Rabanal, a raíz de las nupcias que contrae con Clara Agusti, sus descendientes Guido y Juan Rabanal, continuaron como propietarios hasta los años 70, en que es afectada por la reforma agraria. Pero para ese entonces, ya había sufrido algunas desmembraciones: las extensas pampas de Jadibamba llegaron a  manos de Juan Publisevich y de comuneros de Chota y Bambamarca que ocuparon algunos lotes, respaldados por la injerencia política.

Por su magnitud territorial y algunos hechos de trascendencia histórica, la antigua hacienda Jerez requiere ser revalorada: destacar la cría intensiva de ganado ovino, las toneladas de lana de oveja que se esquilaron, el duro sistema de obrajes que como consecuencia se implantó y los pañetes de lana que de allí salieron para el vestuario del ejército libertador. También, haber sido el único lugar de la zona al que llegaron esclavos de raza negra y donde se realizaron las primeras corridas de toros. En la antigua capilla de la casa hacienda, aún permanece parte importante del hermoso retablo de bronce fundido.

El Dr. Carlos Burga Larrea y moradores antiguos de esta hacienda, caso del profesor Alamiro Vásquez Villanueva y la familia Prado Quijano, informan que la hacienda, siendo tan grande, limitó por el norte con Pallán y Chala; por el oeste con Llaucán y Chanta; por el sur con Combayo y Sorochuco y por el este con Namo y Sendamal: en varios de esos espacios se instauró el servicio del yanaconaje, que perduró hasta mediados del siglo pasado. Formaron parte de dicha comprensión, entre otros, las importantes lagunas Azul, Namococha y Cortada, y los ríos Jadibamba, Sendamal y Quengorío; tan igual, como dos recursos hídricos privilegiados: las encantadoras cataratas El Cornelio surtidas por aguas del Jadibamba y las termales de La Viña, a orillas del río Sendamal.


Actualmente, Jerez, ocupa una fresca planicie andina. Vive de la agricultura, ganadería y de la pluriactividad de sus pobladores. Cuenta con casi todos los servicios básicos y da señales de ser un pueblo que brega por su crecimiento, con ganas de convertirse en distrito. Allí, aún hay gotas de sangre de los Agusti (caso del actual alcalde José Marín Agusti), también de la familia Prado, cuyas raíces van ligadas a la administración de esa gran hacienda. La historia de Celendín se nutre, en mucho, de ella y su pasado. 

3 comentarios:

  1. Mi estimado amigo Tito hay mucho que modificar hay informes q no se aj ustan a la realidad.

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  2. La señora Zoila Chávez Agusti, que en paz descance Celendina del barrio el Rosario debe de ser descendiente de los Agusti.

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  3. Mi abuelo contaba que la hacienda Jerez era de su bisabuelo . Su abuela Ana María Chávez Díaz. Mi bisabuelo Pedro Chávez Díaz.

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