Tito Zegarra Marín
Son 668 km que se recorre desde Cajamarca hasta la
provincia fronteriza de San Ignacio yendo por la ruta de Chiclayo, y 441 por la
ruta que pasa por Bambamarca, Chota y Cutervo. En ambos casos se llega primero
a Jaén, por carretera asfaltada en el primer caso y en proceso y ya por
concluir, en el segundo.
A fines del mes pasado, con Joubert Sánchez Gómez y
Práxedes Zegarra Sánchez, visitamos San Ignacio y la comunidad de Faical, en plena
ceja de selva, donde precisamente se encuentran las pinturas rupestres más
copiosas y diversificadas del país, de color rojo ladrillo. Allí fuimos, pero antes
de llegar a ese mundo pictográfico, recorrimos la carretera Longitudinal de la Sierra
que al adentrarse a Jaén atraviesa los parajes La Capilla y Chiple.
Al estar en Jaén, llamó la atención el intenso
movimiento vehicular y comercial impulsado por su creciente capacidad
productiva, especialmente de café y arroz, y por su situación geopolítica que
le permite enlazar a la sierra con la selva y al vecino país de Ecuador con el
nuestro. Es una realidad socioeconómica diferente a la provincia cajamarquina y
otras del sur, que, aunque duela decirlo, muestra mayor dinamismo económico y mejor
futuro.
De Jaén a San Ignacio hay 109 Km de carretera
asfaltada que avanza por sus extensos y ubérrimos valles, muy cerca del cauce del
río Chinchipe que viene del Ecuador y por el activo puerto Ciruelo. De San
Ignacio, hay 13 km
hasta Faical, pequeña comunidad, cuyas pocas familias no ocultan sus rasgos
nativos, quizá Huampis o Awajun. En las paredes rocosas del cerro oriental
contiguo a esa comunidad (950 msnm), permanecen expuestas más de un millar de figuras
rupestres de alrededor de 6 mil años de antigüedad.
Los arqueólogos Federico Kauffmann y Segundo Ramos
Ávalos, consideran a las pinturas rupestres de Faical, como las mejor
elaboradas en el contexto del arte rupestre peruano. En septiembre 2002, fueron
declaradas Patrimonio Cultural de la Nación. Sus pobladores e instituciones se
identifican y la apoyan; así, se ha acondicionado la infraestructura para
facilitar el turismo y el disfrute de su excepcional paisaje: caminos de
piedra, escaleras de madera, barandas de seguridad, descansos, miradores y
otros.
Son diversas las figuras: hombres en caza y danza,
imágenes de caciques, guerreros y chamanes; el sol y la luna; fauna diversa;
herramientas de trabajo y defensivas, círculos concéntricos, líneas geométricas,
retratos de manos abiertas, etc. Todos expresivos de su modo de vivir,
costumbres, creencias y su particular cosmovisión. San Ignacio siente orgullo por
ese patrimonio, en su memoria se ha implementado el museo fronterizo “Los
Faicales”, como valioso depositario de su heredad cultural e histórica de esa
provincia.
*Artículo
publicado en el diario Panorama Cajamarquino el 11-12-2017
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