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viernes, 13 de mayo de 2022

CONDOLENCIAS

 


HASTA SIEMPRE MAMITA ALVINA
Tito Zegarra Marín .       

    Te ha tocado partir a la eternidad cuando aún  te veíamos tranquila y dedicada a  tus pequeñas labores hogareñas. Quizá por eso, serena y despidiéndote de los tuyos te marchaste al encuentro con la paz divina, sabiendo sí, del dolor y tristeza que quedará muy dentro de nosotros. Pues ya nunca más veremos a ese tu delgado cuerpecito deparando amor, comprensión y ternura. Con estas líneas, mi homenaje  y gratitud.  

    Cómo no recordar que, cuando aún niños y ya cerca de navidad, nos llevabas por las verdes laderas de la quebrada La Quintilla a recoger cauchas, shapra y ‘loritos’, para adornar tu tradicional nacimiento navideño. Ya más crecidos, recuerdo el trato sencillo, amoroso y permanente para con tus sobrinos. Nunca olvidaré esa generosidad hacia mi persona, que hoy toca  mi corazón.

    Pero tus abrazos y bondades fueron para todos. Las puertas grandes de tu casa permanecían casi abiertas: “pasa (en)” les decías repetidamente y nunca faltó una taza de chocolate caliente para invitarles. Casi a escondidas visitabas a personas enfermas e indigentes llevándoles más que un pan,  tu cariño  y oraciones. Y claro, siempre estabas en tu inseparable Iglesia  con Jesús dentro de ti. Así eras, mamita Alvina.

    Te desempeñaste como docente, en particular, de los más urgidos de atención y cariño: los niños de 3 a 5 años, y con qué afecto y paciencia los trataste como si fueran tus verdaderos hijos. Recuerdo la alegría, el correteo y algarabía de niños y niñas en el Jardín de Infancia local a tu cargo. Cuánto los querías y ellos felices de tenerte.

    Por tu único hijo fuiste a vivir a Lima, al lado de su amable esposa Patricia y tus queridos nietos Félix y Jesusito, inseparables hasta tu final. Con ellos, de continuo viajabas a la tierra querida para sentir la presencia espiritual de tus padres (mis abuelos) Agustín y Jesús, reencontrarte con tus apreciadas amistades y  llenarte de tu pueblo y de San Isidro. Allí nos veíamos, contentos y contagiados de tu dulce trato.

    En este mes de mayo, te ha tocado volar con límpidas alas al infinito querida tía Alvina (mamita para todos tus familiares). Ya no te tendremos, ya no estarán abiertas las puertas de tu casa, ya nadie nos esperará. Pero tu imagen, tu ejemplo, tu incalculable bondad, vivirán inamovibles dentro de nosotros. Mucho, mucho te extrañaremos.

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