1926-1984
Por Olindo Aliaga R. y Gutemberg
Aliaga Zegarra.
Un tanto alto y
corpulento; su hirsuta y poblada cabellera, a pesar de su edad, no conoció
muchas canas; de bigote bien cuidado, los cristales de sus lentes se enmarcaban
dentro de una montura metálica y dorada. Vestía pulcramente, generalmente de
colores obscuros; de hablar cordial, ameno y conversador; así, era don Alfonso
Rodríguez Domínguez, abogado de profesión. Fue vecino de un distrito de clase
media de Lima, ocupó una antigua casona ubicada en Magdalena Vieja de amplia
sala, decorada con objetos traídos de la sierra; cubría el piso un grueso cuero
de ganado, sobre el cual descansaba una antigua mesa de color nogal, de techos
altos, ventilada e iluminada por grandes ventanas con rejillas de madera
torneada, en esa casa del jirón Junín N° 134 vivió el doctor Alfonso aspirando
por varios años el aire suave y la brisa marina de Magdalena junto a su esposa
María Concepción Pajares, natural de Cajamarca y al lado de sus hijos.
Se ilustran estas biografías
de sucrenses que nacieron, vivieron y cantaron a Sucre, con la señera figura
del doctor Alfonso Rodríguez Domínguez, sucrense generoso por su ascendencia,
nacido el 8 de junio de 1926 en las tierras auríferas de Chilla, provincia de
Pataz, en el departamento de La Libertad, creado en época de la Independencia.
Fueron sus padres don
Elías Rodríguez Chávez quien, joven aún, y por razones de trabajo se trasladó
al asiento minero del distrito de Chilla, en ese pueblo, a base de su gran
esfuerzo y perseverancia, como corresponde a los huauqueños corajudos, se
convirtió en próspero comerciante y su madre la señora Clementina Domínguez
Bocanegra natural de Cajamarca.
Por el lado paterno,
Alfonso Rodríguez procede de una vieja e hidalga estirpe huauqueña, con amplia
ejecutoría intelectual. La familia Rodríguez es numerosa, entre los que se
cuentan, el abogado de prestigio en Cajamarca, Víctor Manuel, los médicos Magno
y Francisco y sus hermanas, Cecilia y Elisa Rodríguez Chávez, que vienen a ser
sus tíos padres; entre sus primos hermanos, mencionaremos a la farmacéutica
Nísida, Dora, Elvia y al profesor de juventudes, Octavio Reyna Rodríguez.
Sus primeros estudios
los realizó, hasta el 2° año en la escuela primaria de Chilla; del tercero
hasta el quinto año, lo cursó en la escuela 83 Andrés Mejía Zegarra hoy Escuela
de Menores N° 82427, siendo su director el profesor Wilfredo Merino Villar.
El niño Alfonso desde
las primeras lecciones demostró tener enorme interés por el estudio, su
sensibilidad social y su carisma le permitieron hacer amistad y conquistar
amigos fácilmente.
Estudió la secundaria
en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco, en el tercer año de
secundaria definió su vocación por las letras y por la lectura de obras sobre
Historia.
Al término de la
secundaria ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de
Trujillo, en donde estudió dos años; luego se trasladó a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, en esa decana universidad estudió dos carreras:
Derecho y Ciencias Políticas; y Ciencias Económicas.
Después de sustentar
su tesis de grado sobre Derecho de Sucesiones la Universidad le confirió el
título de Doctor en Leyes, especializándose en Derecho Notarial y Derecho
Administrativo.
En la universidad se
vinculó con hombres de la política peruana, admirador de las ideas populistas
de Belaunde Terry, años más tarde militó en el partido fundado por el
arquitecto, célebre por el manguerazo arequipeño.
En la década del 60 se
trasladó a Cajamarca, en dicha ciudad, escenario del rescate y la leguleyada
española, del verdor y de los Baños del Inca. Fundó y dirigió el diario
Generación el año de 1961; posteriormente este diario, cambió de nombre por el
de Extra.
La docencia fue otra
de las actividades que orlan su extenso currículo y la ejerció temporalmente en
la Universidad Pedro Ruiz Gallo y en la
Universidad de Lima.
Durante la época de
estudiante universitario, fue dirigente del Centro Federado de Derecho y
Secretario General del Centro Federado de Ciencias Económicas de la Universidad
de San Marcos.
Por su militancia
política sufrió prisión en una cárcel pública de Lima, impuesta por el dictador
Manuel A. Odría.
En 1962, postuló a una
diputación, siendo elegido diputado por Cajamarca para el período de 1963 a
1965.
Su labor congresal fue
prolija en proyectos de enorme beneficio para la nación, a fin de elevar el
nivel educativo y cultural de la juventud, orientó su labor a la creación de
escuelas y colegios en el interior del país; las comunicaciones también fue
tema de su preocupación, por ello a los pueblos más distantes del norte peruano
les dotó de teléfonos y carreteras.
Fue el promotor de la
creación oficial del Colegio San José de
Sucre y de la instalación del teléfono en el distrito de Oxamarca.
En síntesis, su
gigantesca acción congresal fue coherente con el lema de su partido: El Perú
como Doctrina.
Al referirnos a su
trabajo en la Cámara de Diputados, no podemos dejar de mencionar sus encendidos
debates que provocaron situaciones que exacerbaron los ánimos de sus
contrincantes políticos, quienes en varias oportunidades se fueron a las manos,
para defender con los puños, lo que no podían defender con las ideas y la
razón.
Después del golpe de
estado del General Juan Velasco Alvarado, se retiró a su hogar; su partido, con
su jefe deportado por la Junta Militar y por la violencia dirigida contra la
dirigencia política, entra en quietud partidaria.
Después de asumir con
serenidad los acontecimientos coyunturales de la vida política por los que
atravesaba el Perú, se dedicó a sus labores de abogado litigante en su estudio
jurídico de la calle Carabaya 1559, oficina 401, en el Centro de Lima; y , en
el Jirón Unión N° 1081, oficina 411.
Al ser restituida la democracia
en 1979, los partidos políticos rehabilitados, disciplinadamente como
corresponde a todo hombre consecuente con sus ideas, el doctor Alfonso se
entregó sin vacilaciones a la campaña electoral de su partido que, por segunda
vez, llegó al poder de 1980 a 1985.
Durante el segundo
gobierno de Belaunde ocupó la Dirección de ENACO y fue Asesor del Instituto
Nacional de Administración Pública INAP.
En 1982, renuncia a la
vida partidaria de Acción Popular, para postular al flamante Tribunal de
Garantías Constitucionales; siendo Magistrado del Tribunal hasta el 20 de mayo
de 1984, año en el que fallece víctima de un derrame cerebral, cuyo nombre
científico es Accidente Cerebro Vascular. La muerte lo sorprende tempranamente
a los 58 años de edad, en una cama del Hospital de la Fuerza Armada Peruana.
De Personajes de la Historia Sucrense.
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