Estando unos
breves días por Lima, recibo la infausta y terrible noticia del fallecimiento
de un gran amigo, de un hermano, de un compañero: Beto Rodríguez, acaecido el día de hoy 19 de julio en
Celendín. Me resistí a creerlo, sentí samaquear el alma y sentí perder a parte
de mi vida. Con Beto, entablamos una estrecha y franca amistad cuando llegamos
a coincidir en nuestro amor por la naturaleza y nuestra predisposición para
recorrerla, conocerla y estudiarla. A partir de entonces, hace cerca de 15 años,
realizamos alrededor de 50 viajes entre cortos y largos por la provincia de
Celendín y las de Amazonas, San Martín y Loreto. Tanto entusiasmo y cariño
sentía al estar desplazándonos a pie o en movilidad por los valles profundos, montañas y punas,
los ríos de la Amazonía, conociendo y admirando
sus excelsos paisajes, su riqueza arqueológica, su flora, su fauna y sus
tradiciones. Nunca se negó para hacer algún viaje, hasta los más difíciles y
Beto Rodríguez, en el centro de la fotografía. |
Teníamos
previsto para septiembre visitar el
cerro Queñaspunta y la catarata La Gocta. Y ya no estarás amigo Beto, pero seguro que te veré
entre los montes que rodean a los Qápac
Ñan, entre la neblina de las montañas y en la caía espectacular de las aguas
del Gocta. Pero algún rato también se nos acabarán las fuerzas para seguir
caminando, pero el rato para extrañar y olvidar al gran amigo, creo nunca
llegará. Hasta siempre amigo Beto.
Tito Zegarra Marín
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