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lunes, 28 de febrero de 2011

Remembranza: QUIRINO GALARRETA Y ESLAVA, INMORTALES AMIGOS.


Por: Gutemberg Aliaga Zegarra
Profesores y personal administrativo del Col.San José.
En los años que laboré como profesor en el Colegio San José de, Sucre,  lo llevo en el corazón; primero, por ser el Centro Educativo donde empecé a cimentar mi formación como docente; y, segundo, por haber conocido a personajes inolvidables que encendieron en mí la chispa de la ocurrencia. Ahora los presento, como un homenaje póstumo, a mis recordados amigos: Don Quirino Araujo, Álvaro Eslava Iparraguirre y Santiago Galarreta Castro, que de Dios Gocen y en Paz Descansen, que junto a la chispa de Manuel Bazán y Jaime Cruzado, Octavio Reyna Montoya “Picarín” y Raúl Zamora “Pashelo”, supieron hacer el relash social de la familia san josefina con sus incomparables ocurrencias.

Quirino & Pashe
La campana, con su alborotado sonido onomatopéyico, anunció el recreo. Parsimoniosamente busqué a los rayos del sol para entibiar mis piernas enfriadas por el duro invierno.

Frente al Colegio, observé a una veintena de alumnos alrededor del joven y atlético Profesor Práxides Zelada. Cariñosamente le decíamos "Pashe". Las incontenibles carcajadas de los alumnos y los acrobáticos gestos de Don Quirino, hacían presagiar desafíos de atletismo.

No tardé un minuto y resulté de Juez en tan singular apuesta: “Quiri” versus "Pashe," en una carrera de velocidad desde el puente del río Chaquil hasta el Colegio, aproximadamente 200 metros.

Apuestas sobre la mesa y las inocentes e infantiles sugerencias de los alumnos, como queriendo desanimar a don Quirino, por su gordura y su vejez, en esta desigual competencia.

- Ahora sí ordenó don "Quiri" las reglas de juego tienen que ser claras.
- ¡Picarín! dijo con voz altisonante, - mientras su ingenuo e inocente contrincante lo miraba cabizbajo y meditabundo.
- La pesada primero, -volvió a ordenar en tono militar - y la balanza de piso como por ensalmo estuvo allí: 85 Kg. para don Quirino y 38 Kg. Para Pashe.
- Te perdono la diferencia de edad, - manifestó burlonamente - y para compensar el peso, - nuevamente exclamó - ¡Picarín!, alcánzame el taleguillo, y ustedes muchachos, pongan 47 Kg. de piedras y colocarlas en las espaldas de su profesor, y a correr se ha dicho.

Rizas y reclamos por el desistimiento de Pashe en la competencia, coparon los 30 minutos del recreo.

La inoportuna campana nos hacía volver a los enfriados salones de clases, con la esperanza de mañana a más tardar, contar con otra ocurrencia de nuestro recordado Quirino Araujo, que a no dudarlo, está en el cielo junto a don Alvarito Eslava y Santiago Galarreta, pasándolo de lo lindo y haciendo reír a mandíbula batiente a santos y beatas en el Paraíso Celestial.

Los "No Confundas" de Don Quirino
L os recreos, en el colegio "San José," se habían convertido en momentos de relajamiento personal y espiritual. Al estrés, a decir verdad, por aquellos años no se lo conocía; y, si hubiese existido, no habría resistido a las ocurrencias de carismáticos personajes.

Nuevamente la bendita campana se convertía en cómplice para presenciar una interesante discusión entre don Quirino y el Profesor Jaimito Cruzado.

En esta oportunidad la apuesta consistía en que el ganador era aquél que más "no confundas" decía, por ejemplo: "no confundas" Belaunde con húndete la vela o "no confundas", indio Pishgo con pishgo de indio, algo así por el estilo.

Y la gran apuesta empezó en el primer recreo de un día lunes. Se dijo todos los "no confundas" que hemos escuchado en nuestra vida.

Al toque de campana, presurosos corríamos a presenciar por el lapso de 15 o 20 minutos los "no confundas". Entonces, imagínese, llegamos al día viernes, último día de clases y los venditos "no confundas" por fin parecían haberse agotado.

En medio del patio del colegio los dos contrincantes, cual gallos de pelea, se miraban amenazadoramente; pero, el profesor Jaime, le lanzó según él, el último "no confundas" que podría existir en el mundo.

El viejo inmenso, don Quiri lo miró con los ojos desorbitados y colocando las manos en la cadera dijo: profesor "no confunda" usted, jugo de maracuyá, con usted, es maricón ya.

Abrazos del pequeño Jaimito, como muestra de triunfo del corpulento y colorao Quirino. Cerraron esta ocurrencia como para no olvidarnos; sino, para recordarles siempre, por eso la narro, para que con el paso de los años, estén presentes en el recuerdo de las nuevas generaciones.


El Cumpleaños de Don Shante
No recuerdo la fecha de nacimiento del recordado colega Santiago Galarreta, pero no olvidaré jamás el día de aquella celebración. Aunque no quiero mencionarla, otra vez, la histórica campana nos anunciaba la hora de salida para almorzar.

Como conversados coincidimos a la salida del colegio: Picarín, Jaimito, Eslava, Quintanilla y Galarreta.

Nos dirigimos en dirección de nuestros hogares; y, pasando el puente del río "La Quintilla", Eslava anunciaba parsimoniosamente que era el onomástico de Galarreta, y por lo tanto, deberíamos encontrarnos con Manuel Bazán, quien laboraba en nuestra escuela.

Completo el sexteto de cumpas, cual cuerdas de guitarra, con su propio tono; nuestros pasos, cansinamente se encaminaron en dirección de la tienda del recordado Eugenio Álvarez.
Una caja, dos cajas y tres cajas de cerveza, fueron suficientes para que el agasajado nos hiciera la cordial invitación de ir almorzar a su digno hogar.

Más demoró Santiago en invitarnos que don Alvarito Eslava con caja de cerveza al hombro, caminaba a Minupampa.

Digno ejemplo seguimos todos, y abrasados, caminando de un lado para el otro, íbamos entrando en el hogar de Santiago.

Se abrieron las cervezas, se brindó amenamente, mientras don Quirino, so pretexto de orinar, se deslizó del baño a la cocina, y anonadado regresó y nos dijo al oído: el fogón está frío y los sapos y culebras están entrando en las ollas.

Al compás del bordoneo de la guitarra de Bazán, Galarreta exclamaba:

- ¡Señora Laura! llamaba a su esposa -. ¡Señora Laura!, repetía nerviosamente. ¡Señora Laura!..., ¡Señora Laura!..., ¡Señora Lauraaa!... se perdía el eco por el amplio zaguán.
- Don Quiri, saliendo al centro de la sala, como queriendo declamar dijo:

La pobreza y la vejez
hermanas tienen que ser
al pobre ni su familia
al viejo ni su mujer.

Hermosos y satíricos versos, pero para desgracia del viejo Quirino, fue lamentable; el "shucaque" casi lo mata.

Allá en el cielo estarán acordándose, porque ni terminados los versos de don Quirino, la señora Laura, hacía su ingreso con las ollas humeantes de caldo de gallina y de cuyes cruzados, convite que amorosamente había preparado en la casa de enfrente, donde vivía su adorada madre.

Galarreta & Eslava
Santiago Galarreta era huamachuquino hasta el hueso y Álvaro Eslava, cajabambino de corazón. Santiago, decía ser de la tierra del "Solitario de Sayán" y Tribuno del Perú, don José Faustino Sánchez Carrión; y, Eslava, era de la "Gloriabamba de Bolívar".

Un día, cuando los primeros rayos del sol se cernían por el follaje de los arbustos que adornaban la campiña, sucedió una serie de entredichos entre estos dos paisanos; por supuesto, sin perder la cordura de dignos caballeros.

Eslava, queriendo triturar la paciencia de Santiago le dijo a "boca de jarro:" a los huamachuquinos les dicen animales de altura: Liclis. Si pué, le contestó Galarreta, y a los cajabambinos, garrapatas, animales que se arrastran por el suelo.

Inmediatamente, algo sofocado por la respuesta, Eslava le retruca, argumentándole que la Plaza de Armas de Huamachuco es tan grande que se asemeja a potrero de caballos, a lo que Santiago le dijo: si pué, para las yeguas de Cajabamba.

Malhumorado y con ganas de invitar un par de cervezas, Eslava, insidiosamente le dijo: La Plaza de Armas de Huamachuco es tan grande, que para dar una vuelta, hay que llevar fiambre; a lo que contundentemente Santiago le dio el tiro de gracia diciéndole: si pué, en cambio la Plaza de Cajabamba es tan pequeña, que si me cago rebalsa.

Risas y felicitaciones de inseparables cumpas, rubricaron su firma en tremenda borrachera, fruto de la cual, nació la recordada "Peña de la Pichirimanguay", donde desfilaron innumerables anécdotas que muy pronto verán la luz del día.

De la revista El Labrador Sucre 2007

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