Tito Zegarra Marín
Muy
pocas son las revistas que logran perdurar con regularidad y similar formato.
Una de ellas, que ininterrumpidamente sale a luz todos los meses de mayo a
partir de 1992, es “El Labrador”, promovida por la Asociación Sucrense en
Cajamarca (ASUC), bajo la responsabilidad de un equipo integrado por Alberto
Zegarra, Gutemberg Aliaga, Enrique Horna y el autor de esta remembranza.
Al
asumir ese encargo, fuimos conscientes que
carecíamos de aptitudes para escribir y que el camino idiomático por el que
teníamos que transitar, siendo noble y apasionante, era realmente complicado. Sin
embargo, más pudo el amor al terruño y la actitud voluntariosa y entusiasta que
pusimos a prueba. De tal suerte que, superados algunos imponderables, logramos sacar
a luz la primera revista en mayo de 1992 y las siguientes, todos los años hasta
completar en el presente, la número 25.
No
podemos negar que a través de ese largo trajín, poquito a poco, aprendimos lo
elemental como para darle visos de formalidad y algo de rigor periodístico. Al
mismo tiempo que nos encariñamos fervientemente con ella, hasta sentir la
obligación íntima y social de editarla por sobre todas las cosas. Hubo aliento,
y varios amigos se sumaron a ese esfuerzo desde Celendín, Cajamarca,
Chachapoyas, Trujillo y Lima, con sus interesantes artículos
Así,
con el apoyo de esas esmeradas plumas, “El Labrador”, perseveró, ganó
aceptación y forma parte de la tradición cultural sucrense. Como tal, siempre
trato de ser ponderada en sus contenidos y mensajes, plural en su temática,
ajena a intereses particulares, respetuosa de opiniones divergentes y, sobre
todo, objetiva y amante de la verdad. Pero también, expuesta a naturales errores
y omisiones.
Bajo
tales premisas, fueron diversos los temas abordados, la mayoría relativos a la
historia y riqueza cultural sucrense; problemas, necesidades y opciones para el
desarrollo; el potencial ganadero lechero; literatura, cuentos y poesías de
sello sucrense y regional; el medio ambiente y la excelsa campiña del pequeño
pueblo; la trascendencia humana y espiritual de San Isidro Labrador; la integración
física, social y turística con proyección oriental; los desafíos y propuestas
para mejorar el servicio educativo. Y al lado de ello, críticas firmes y
necesarias a las acciones cuestionables de la municipalidad y otras
instituciones.
Pero,
para cristalizar dicha revista, lo decimos llenos de gratitud, se ha contado
con el valioso aporte económico de algunas empresas privadas e instituciones
públicas: Grupo Chali, Establecimientos Celis, Distribuidora San Luis; empresas
pequeñas: Grifo Aurorita, Agroveterinaria San Isidro; la Escuela de Post Grado
de la UNC, el Gobierno Regional de Cajamarca y la Municipalidad Provincial de
Celendín.
Al cumplir 25 años de publicación continua,
alegra verla convertida en una suerte de vehículo cultural que va dejando
algunas luces sobre el querido terruño, en una visión analítica de todo lo
bueno y malo que ocurra dentro y fuera de su ámbito, un pequeño faro cultural
que busca valorar las diversas actividades en honor al Santo Patrón, y el mejor
recuerdo impreso y documentado que cientos de sucrenses y amigos esperan tener
entre manos. Por ello y algo más, EL LABRADOR, celebra de pie, sus BODAS DE
PLATA.
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