Por: Aladino Escalarte A.
Muchas lunas han
dejado de reflejarse en las tranquilas aguas de Lucmaladera. Varios años han transcurrido desde que el primer
hombre pusiera su planta en Lucmapampa.
Desde el principio fue
una planicie al pie de la Peña Blanca, parcialmente cubierta de agua, totora y
habitada por algunas aves acuáticas.
Cuando los viajeros
pasaban por este lugar hacia los del otro lado del Marañón, lo hacían o por el
camino del Capulí o el del pie de la Peña Blanca.
Fue el alba de cierto
día frío de Septiembre que un señor de la Conga apellidado Urquía, se dirigía
hacia el valle de Huanabamba en busca de trabajo.
Al encontrarse por la
Pampa de la Arena, una sensación extraña invadió su espíritu. Al pasar por el
pie de la Peña Blanca, iba ya "aclarando el día". Una fresca brisa
sopló en ese instante al mismo tiempo que algunos gallos dejaron oír sus cantos
y un perro "cashque" su
ladrido todo ello le dio al amanecer una apariencia bastante misteriosa.
Más extraño aún le
pareció a nuestro viajero el chasquido de una piedra al caer a pocos pasos de
él. "Criando valor",
continuó su camino pero enseguida escuchó un segundo golpe más cercano. A pocos
pasos más adelante, una tercera pedrada que casi roza sus pies le hace volver
la cabeza y observa que "un bulto"
en forma de persona subía por entre los matorrales de la Peña Blanca.
Al hombre le latía
fuertemente el corazón y sintió miedo..., sin embargo la curiosidad pudo más y
fue tras la silueta, que ascendía.
Debido a que "rayaba el día" a media cuesta,
distinguió a la persona con más claridad y percibió que era una mujer.
Un tramo más arriba,
la mujer se introduce en una cueva. El señor se asoma a la entrada de la gruta
y hay tanta claridad dentro de ella que no puede ver nada. Poco a poco se opaca
la luz y logra distinguir en un costado reclinada la bellísima imagen de una
virgen: Una Virgen de abundante y blondos cabellos claros, ataviada con un par
de aretes de oro y vestida de color azul y blanco.
No habiéndose repuesto
de la fuerte impresión, nuestro viajen baja tan igual como había subido, o sea,
por un camino que no existía, pero lo hace con suma facilidad hasta llegar al
plan.
Impregnado de una
profunda fe, sólo atina regresa a su casa y contarle a su mujer lo sucedido....
Todo el trayecto de reto resonaba en sus oídos, en su mente y en su alma, las
palabras que la Virgen le dijo en la cueva.
Sorprendióse mucho la
mujer del Sr. Urquía al verlo llegar tan sorpresivamente; pero cuando le contó
lo sucedido, sólo atinó a dar gracias a Dios con una santiguada y una oración.
Durante la noche de
ese día, la compañera del Sr. Urquía - curiosa por naturaleza- lo convence para
ir a traer la imagen.
A las 5 de la mañana,
hombre y mujer estaban de regreso, conduciendo la imagen de la Virgen
Natividad.
Con la idea de hacerle
un pequeño altar cuando sea de día, colocan la imagen sobre una pequeña mesa
vieja y encienden a su lado un lamparín.
Grande fue su asombro
cuando al amanecer el lamparín estaba apagado y la imagen volteada. La
colocaron en posición correcta y nuevamente encendieron el lamparín.
Se les "Apuñó" el corazón cuando al
amanecer vieron las velas apagadas y la imagen no estaba..., la virgen había
regresado a su cueva.
Ante esto, no les
quedó más que ir a Lucmapampa y contar que en la cueva hay una virgen llamada
NATIVIDAD.
Los pocos pobladores
no le creyeron pero como el mismo les ofreció acompañarlos, se animaron y
subieron. ¡Era verdad, la Virgen estaba reclinada en un costado de la gruta!
Con una mezcla de
temor y devoción, bajaron la imagen al pueblo y le construyeron su primera
capilla en lo que hoy queda la tercera cuadra de la calle Amazonas.
De aquel entonces a
hoy, el 8 de Septiembre se celebra la Natividad de la Virgen María, es decir,
el nacimiento de la Madre de Jesús que para honra de los Jorgechavinos, una mañana se apareció a un humilde congeño y que lo entregó para ser
venerada por todos sus devotos.
"BIENAVENTURADO
HOMBRE DE FE, MI CUEVA TODO ESTE LUGAR ES SAGRADO, CREAN EN MI, SOY A MADRE DE
DIOS Y ME LLAMO NATIVIDAD
Créditos: Revista El Labrador, 2002
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