DEJAME HERMANO CAMPESINO
Por Bomaca
Tablillaré tus penas rotas
en un atado de harina mezclado
con el viento ausente
de gracia triste a tu dolor,
enlazaré tu poncho a la montura
del caballo que
descarga su hambre en cada paso
de viejo caminante
y en el portal de la cuesta
un regio padrenuestro saludará
con lluvia
para empezar la nueva tregua
de la vida.
Ayuntaré a tu buey romero con el
toro negro de
la esquina de tu choza
al rayar de la mañana
para tu siembra infinita
de esperanza.
Campesino del Perú
de genial carrera bautizada por
tus pies
aplaudida por el hombre que te
grita
atolondrado y nervioso al ver tu
serenidad gigante.
Plantaré la estaca de tu caballo
guaycho y
de la yegua beige.
Colmaré tu cólera un rato de
cariño
y amistad
al ensuciar el agua del potrero
donde se bañan suavemente
las palomas,
encenderé ligero
la chamiza de tu roso
para contemplar después el maizal
de la cañada
y tocaré en una música celeste
a la orilla del verde prado
hasta hacerte llorar de alegría
para decirte hermano de la vida
el campo desnudo te saluda,
cuando lo vistes con tu traje
verde.
Frotaré fuerte el dolor de tu
rodilla
disconforme con el frío de tus
continuas madrugadas
soleadas por el aire
y mojadas por la lluvia del
camino,
zurciré tu costal destruido por
el barro
o el hambre de algún roedor que
se esconde
ante la fuerza de tus brazos;
teñiré tu modo de andar
con la lana de tus borregos
que ensucian su corral,
pero déjame mirar tus jardines
naturales
que adornan silenciosos
los suaves besos de la luna.
En fin... hermano campesino
descansa
duerme siempre en tu choza
en la gavilla de tus heras
en las cuevas hasta que venga
la gandera hermosa de tu sangre
y se sienta la victoria de tu
banco
en tu cambiante paisaje
hasta que seas tú el grande
hasta el triunfo laureado
de tu hambre.
De la revista el
Labrador N°4
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