"El descontento es el primer
paso en el progreso de un hombreo de una nación"
(Oscar Wilde)
Por Jorge Wilson Izquierdo
Como hoy los medios de
comunicación están más a la mano, se bebe aprovechar, aparte de educar, para
instruir en algunos aspectos del lenguaje oral y escrito; pero, desilusionan,
por decir lo menos, tantos desaciertos que no se descarta ocurren también por
el apresuramiento que la globalización impone. Sea como fuere -y no sea como
sea nos referimos a unos cuantos de ellos.
Se ve u oye decir
"ómnibus nuevecitos", faltando a la concordancia en número, pues
"ómnibuses nuevecitos" es lo correcto. Hemos visto la palabra
"examen" con tilde en la A y telefónica sin tilde, disimulada solamente
en el ganchito de la F y, por el contrario, la marca Claro, con tres tildes en
la O.
Cuando dos nombres se
unen y uno de ellos es propio, este pierde su condición de tal y esta con
minúscula. De allí es correctísimo escribir Petroperú y no PetroPerú; Claroclub
y no claroClub, y en ese orden Babylac, Crediscotia, Inkafarma, Computiendas,
Megaproyectos, etc. a no ser que se lo escriba separado (Petro-Perú,
Lan-Chile). Y vemos también palabras sin tilde como Cargamonton, o sin que
corresponda como cuando salió el quincenario "La Verdad Regional" en
que a esta última palabra, le chantaban tremenda vírgula en la O.
El Banco de la Nación
ha impuesto la tarjeta "Multired", debiendo ser letras Multirred por
cuanto la R para tener fonema de RR tiene que ser letra doble pues le antecede
vocal E. Entonces escribamos portarretrato y no portaretrato; y así
contrarreferencia, contrarrevolución, contrarrestar, etc. y ese programa
"Habacilar", completamente fuera de significado. Si se refiere a
gozar, debería ser "A vacilar"; tampoco puede entenderse como
"Ha bacilar", en cuyo caso bacilar devendría de bacilo, microbio, y
Ha deriva del verbo haber.
Hay muletillas que
cunden como reguero, no paran a sol ni a sombra: pasamos a otro tema –
cuéntanos un poco – les contamos, les contamos – pero cuando regresemos – bien,
bien, bien – una suerte de, una suerte de – por cierto que – cambiando de tema
–volvamos con más, etc.
En los rótulos
comerciales y en las pintas políticas, en los nombres de carros y en pancartas,
otros filones de gazapos que obviamos por falta de espacio, pero pongamos
unita: "Lourdes presidente", en vez de Presidenta.
Apunta lo expuesto a
que por llegarse hoy a la población con mayor facilidad, enseñar la forma
correcta de hablar o de escribir: choca oír a un legislador que dice un curul
en vez de una curul o a un relator diciendo adució en vez de adujo; caso
contrario estaremos afianzando errores en vez de erradicarlos, especialmente en
los estudiantes.
Muy proclives somos a
confiar en los comunicadores sociales o en las comunicaciones de toda índole,
por lo que su accionar debe ser vigilado, muy vigilado, tanto como en linotipistas
y digitadores, a quienes se les encarece paciencia y meticulosidad.
No nos apartemos de
esos valores que admiramos en nuestros antepasados: una caligrafía de maíz
imperial; una sintaxis y ortografía envidiables.
Revista el Labrador, mayo 2010
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