El 15 de mayo de 1963, a los veintiún años de edad, una ráfaga de balas dum-dum atravesaron el cuerpo del joven poeta guerrillero Javier Heraud..."un día que nos faltó valor para seguirlo", como apuntara alguna vez el maestro Manuel Acosta Ojeda.
Javier Heraud Pérez nació en el distrito de Miraflores, Lima, el 19 de enero de 1942 y murió asesinado en la selva de Madre de Dios en 1963, frente a Puerto Maldonado. Estudió en el colegio Markam donde destacó desde muy temprana edad. En 1958 ingresó con el primer puesto a la facultad de letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú y en 1963 a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para estudiar Derecho.
En 1960 gana el primer puesto del concurso "El Poeta Joven del Perú", con su poemario "El viaje", premio que compartiría con el también joven poeta César Calvo.
Por su inquietud y sensibilidad política llegó a viajar y conocer Rusia, Francia (donde visita la tumba de César Vallejo), asimismo, España y China. Posteriormente, es becado para estudiar cine en la ciudad de La Habana donde conoce a Fidel Castro y donde se enrola a las filas del Ejercito de Liberación Nacional - ELN. En 1963 regresa al Perú para combatir la dictadura militar que había tomado el poder. Ese mismo año y según algunos biógrafos, se une a la guerrilla del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, bajo el seudónimo de "Rodrigo Machado".
A continuación, compartimos la última carta que escribió a su madre:
Nov 62. La Habana. Cuba.
Querida madre:
No sé cuándo podrás leer esta carta. Si la lees quiere decir que algo ha sucedido en la Sierra y que ya no podré saludarte y abrazarte como siempre. ¡si supieras cuánto te amo!, ¡si supieras que ahora que me dispongo a salir de Cuba para entrar en mi patria y abrir un frente guerrillero pienso más que nunca en ti, en mi padre, en mis hermanos tan queridos!
Voy a la guerra por la alegría, por mi patria, por el amor que te tengo, por todo en fin. No me guardes rencor si algo me pasa. Yo hubiese querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mí, pero no podría vivir sin servir a mi pueblo. Eso tú bien lo sabes, y tu me criaste honrado y justo, amante de la verdad, de la justicia.
Porque sé que mi patria cambiará, sé que tú también te hallarás dichosa y feliz, en compañía de mi padre amado y de mis hermanos. Y que mi vacío se llenará pronto con la alegría y la esperanza de la patria.
Te besa
Tu hijo
Javier.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario