Para Máxima A. de Chaupe
Más allá de las ciudades de cemento
algunos nunca entenderán
el músico murmullo el ichu
el esquivo aleteo de las aves
cuyos nombres, única la soledad conoce
Tiernas aguas
entre la tonada del viento empedrado
la casa de Máxima colmada de luceros intocables
el clarín de su voz en la pampa
Aquí el porvenir se cultiva
agazapado en los humedales
el saltamontes tras el rastro de la vida
Quienes ni siquiera intentan
volver la mirada al otro universo
qué herencia dejarán a los pasos que les siguen:
retazos de tierra herida,
miserias de mundo embadurnadas en oro,
enceguecidos deambulando en el vacío
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