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jueves, 8 de septiembre de 2011

Turismo y arqueología: SITIO ARQUEOLÓGICO "LAS PORTADAS"

Por Tito Zegarra Marín.
Al extremo norte de la provincia de Celendín, donde se concentra la mayor cantidad de sus densos y accidentados territorios un tanto cercanos al río Marañón y colindantes con las provincias de Chota y Hualgayoc, también se gestaron y vivieron pequeñas llactas preincas que, sin haber alcanzado mejores formas de organización y desarrollo, han dejado huellas de su existencia y del proceso de crecimiento en el que se encontraban.

Uno de ellos, el más importante e influyente, vistas las evidencias arqueológicas, el posesionamiento que se hizo del lugar y los indicios de que allí se habría instalado el centro principal de mando administrativo y religioso, lo constituye el sitio que hoy tiene de nombre Las Portadas, aun poco conocido en los ámbitos de la arqueología y de los destinos turísticos de la región, pero no por ello, de menos valor e importancia.

UBICACIÓN Y RESTOS COLATERALES
La parte central del sitio arqueológico Las Portadas se encuentra ubicado en el caserío de Mitopampa, distrito de Chumuch, pero sus manifestaciones arqueológicas se extienden sobre áreas territoriales del distrito de Miguel Iglesias, sobre todo las partes altas de los caseríos El Lirio, El Aliso y Bellavista. Como en casi todos los casos, esos restos se encuentran emplazados sobre las crestas de los macizos cerros que se desprenden de la cordillera occidental, con dirección a la cuenca del río Marañón. El núcleo principal sobre el que giraron otros pequeños asentamientos, se encuentra instalado en un área de alrededor de dos hectáreas de extensión, sobre las que se alzan dos colinas, no muy grandes, ligeramente separadas y a una altura de 3.620 msnm. Una de ésas, la de mayor tamaño, es la que muestra las mayores evidencias de construcciones diversas y, en medio de ambas, se encuentra la expresión lítica más importante de este lugar: la portada como tal.

Desde el borde oriental de la cima de la colina de más altura, concita la atención el espectacular y temido abismo que lo separa y qué cae abruptamente sobre áreas territoriales verdes y angostas y un tanto cercanas a la localidad de Chumuch, con dirección este. Como en otros sitios arqueológicos de esas características, sobre todo en la colina de mayor tamaño, se encuentran formas típicas de edificación que nos inducen a pensar que fue también lugar privilegiado de entierro para los deudos de la clase dirigente y probablemente centro ceremonial y de ritos; pero las portadas en sí, habrían tenido otra función, como veremos más adelante.

El pueblo que se emplazó alrededor del sitio donde se encuentran Las Portadas es factible que estuviera directamente relacionado y adscrito a la cultura de los caxamarcas, influenciados cultural y socialmente. La investigadora María del Pilar Remy al hacer alusión a la organización social y administrativa de la huaranga de los caxamarca, manifiesta que la etnia que se desarrolló en el sector de Las Portadas, conocida con el nombre de Chilic y que estuvo bajo el mando del cacique Antón Pauxal, habría constituido una de las 10 pachacas que integraron la mencionada huaranga. Uno de los argumentos sería que del término Chilic se desprendería el de Chimuch, que es el nombre anterior del actual distrito de Cortegana.

Entre otros restos o ruinas cercanos a Las Portadas o ubicados en áreas colindantes, que deben haber tenido vinculación directa con dicho centro y que revisten cierto interés, se tiene a los siguientes: restos en el mirador El Koloche, las ruinas del cerro Huarhuar, el Imperio, el Layo, los Hornos de Mitopampa y Las Lagunas de Yanacancha entre otros. Todos esos sitios se caracterizan, en lo principal, por ser depositarias de regular cantidad de tumbas de construcción rústica parecidas y algunos rastros de viviendas comunes. Los campesinos las denominan huacas ruinas de gentiles.

Las Portadas y el Koloche, en especial este último, por encontrarse física y estratégicamente instalado en una de las curables de mayor altitud de la zona, dispuso de amplio dominio panorámico. De allí, efectivamente, se puede visualizar trazos verdes y aislados que caen a la cuenca del río Marañón y espacios lejanos y nubosos de la cadena de montañas donde posaría la famosa fortaleza de Kuélap. También, parte de la campiña y sectores altos de la ciudad de Celendín, el abra de Calla - Calla con dirección a Cajamarca, y los valles productivos de la parte baja y alta que se proyectan desde la localidad de Chumuch, hacia el río La Llanga y el Marañón.

Tanto en Las Portadas y el Koloche, hemos encontrado restos de cerámica de regular acabado, elaborados sobre la base caolín y arcilla, de colores anaranjado rojizo, marrón oscuro, negro y crema, y decorados con figuras de formas geométricas y representativas de animales, correspondientes a las diversas fases de su desarrollo. También se ha podido verificar algunos ceramios que celosamente guardan personas aficionadas y que gustan de la arqueología, consistentes en pequeñas vasijas de base anular y pequeños recipientes cóncavos con base trípode que tendrían su origen en dicho lugar, conforme lo manifiestan sus poseedores y teniendo en cuenta la similitud entre los restos de cerámica encontrados y los objetos en referencia. Aparentemente, tienen esa procedencia, pero es evidente que están marcados por la fuerte influencia externa de las culturas Wari e Inca (figura 10).

LAS PORTADAS O EL PORTAL
Es la edificación arqueológica de mayor valor y consistencia que puede observar en el sitio mencionado y que fehacientemente expresa y testimonia la existencia de un pequeño pueblo organizado que allí se asentó y desarrolló. Se halla ubicada en la parte inferior de la colina principal, con mirada al suroeste dando la impresión que abría sus Puertas a la cultura Caxamarca y al pueblo vecino de La Chocta. Para ingresar a dicho centro necesariamente se tuvo que pasar por la amplia y solida portada, amplia Y sólida portada, pues debe haber sido la entrada principal o tal vez la única al complejo residencial edificado en la colina principal.

El lugar es conocido con ese nombre por relacionarse directamente con la hermosa portada preinca que permanece casi intacta en el lugar; y se habla en sentido plural en razón de que existen evidencias físicas (bloques de piedra alargados, de regular tamaño y algo pulidos) que dan a entender de la existencia de por lo menos otra portada, que, en algún momento no precisado, fue desmontada. Hemos recibido la versión oral de algunos campesinos que afirman, efectivamente, haber escuchado de parte de sus antepasados de la existencia de otras portadas, lo cual corrobora lo señalado.

Como su nombre lo indica, es una compacta puerta, construida sobre la base de bloques de piedra caliza medianamente labrados o preparados, pero ensamblados adecuadamente como para resistir el paso del tiempo y los embates de la naturaleza. Tiene una altura de 1.95 m, por 1.20 m de ancho y 0.90 m de profundidad. Los dinteles que le dan solidez y que se acoplan sobre las jambas son en número de tres, alargados y ligeramente tallados, sobre los cuales se ha acumulado abundante tierra, piedras pequeñas y vegetación.

La portada, en términos generales, se mantiene casi intacta, resistiendo al paso del tiempo, la fuerza devastadora de ocasionales sismos y la mano destructora del hombre. De igual manera, las columnas que la sostienen conformadas por compactas y alargadas piedras preparadas para tal efecto, no han sufrido mayores daños. Esta portada no tiene forma trapezoidal ni tampoco jambas superpuestas, por lo que concluimos que es una típica construcción de origen preinca (figura 9).

A ambos costados de la portada se encuentran restos de bloques de piedra entre cuadrangulares y rectangulares que formaban parte del cerco o muralla periférica y de otras edificaciones, las más grandes Y labradas y que están visibles en el lugar, como se ha dicho, deben haber, formado parte de otra portada. Por la cercanía entre este recinto y El Koloche y los otros sitios arqueológicos y zonas productivas, es posible que esta portada puede haber sido punto de salida y llegada principal, utilizando caminos que hasta hoy sirven de enlace entre Chalán, Mitopampa, Yanacancha, Chumuch y Jorge Chávez (caserío), entre otros. Una detenida investigación nos permitiría tener más luces al respecto, a la par que permitiría descubrir el valor y significado histórico de este importante legado.

El KOLOCHE
Con este nombre se conoce a uno de los picos de montaña más elevados de la zona norte de la provincia, ubicado en las partes altas del distrito de Miguel Iglesias a una altura de 3.890 msnm. Muestra una estructura física impresionante y de difícil acceso a los visitantes, pues se encuentra rodeado de inmensos y desaliñados bloques de piedra y de un espectacular abismo en uno de sus extremos. Cuando después de fatigoso ascenso se llega a la cima y prácticamente nos posesionamos de él, no sólo se siente enorme satisfacción de haber llegado a uno de los picos de mayor altitud de la provincia, sino, se tiene la sensación de estar en el límite de los Andes disfrutando de un bello e infinito panorama, cercano a aquella gran región amazónica por cuyo manto se dirige nuestra mirada recordativa. Este montañoso lugar, por su colosal forma física, nos hizo recordar al legendario cerro Goloque ubicado en y una provincia de Luya (Amazonas), donde se produjo el fatídico accidente aéreo en enero del año 2003. Del sitio Las Portadas al Koloche ha distancia de 3 km, de camino llano y ascendente al arribar.

En este lugar, entre otros restos se encuentran los siguientes: vestigios de tumbas subterráneas, algunas construcciones tipo murallas, restos de recintos rectangulares y, al lado norte, se pueden observar restos que nos hacen pensar en la existencia de un torreón, lo cual es factible vista la existencia del profundo abismo en uno de sus bordes y la capacidad para mirar con amplitud por todos los sectores. Pero la cima del Koloche es algo especial, se presenta como pequeña y singular planicie de forma casi circular, de alrededor de 30 metros de diámetro, semejante a una plataforma lisa y misteriosa que corona a esa majestuosa elevación. Los campesinos de la zona nos informan que, hace algún tiempo, han aterrizado helicópteros no identificados en dicho lugar.

Al Koloche no es fácil llegar. Al escalar sus duras faldas hasta la llegada final, sorteando espinosos laberintos y prácticamente haciendo camino, encontramos evidencias de restos arqueológicos al parecer no descubiertos, muros de piedra que habrían circulado las zonas inclinadas de este elevado pico. En uno de los flancos se observa una especie de gigantesco portón rocoso que hace de entrada, sin dinteles, similar a un estrecho callejón natural flanqueado por inmensos bloques de piedras, uno de ellos de más de 6 metros de altura (figura 12). Por lo señalado, magnitud de su ubicación y altura, el sitio El Koloche, puede haber sido importante centro social fortificado y, a la vez, gran mirador y lugar de entierro (faldas del cerro) para la gente fallecida de estratos bajos.


LEYENDA SOBRE EL KOLOCHE
De la conversación con el comunero Manuel Villanueva que hizo de guía en nuestra primera vista a Las Portadas, rescatamos lo que sería una desconocida leyenda que se sintetiza en lo siguiente: en los meses de verano intenso y prolongado, cuando el agua escaseaba y las heladas se tornaban devastadoras, los campesinos de la zona recurrían a una vieja costumbre atávica y creenciera, por la cual buscaban influir en la finalización o apaciguamiento del inclemente verano. Esos grupos de comuneros sabían de la existencia de restos óseos de los gentiles en la cima del Koloche, subían tras ellos, aprovisionados de herramientas, paja seca, kerosene y fósforos, amén del insumo para el "chaccheo" ancestral.

Llegados al mencionado sitio, procedían a excavar los nichos subterráneos hasta encontrar y extraer restos de cráneos humanos, denominados calaveras. Cuando ya disponían de lo necesario, limpiaban y llenaban de paja para luego pasarles gotas c kerosene, prenderlos y hacerlos expulsar llamaradas de fuego. Luego los arrojaban casi en fila, botando candela y cenizas, por el espectacular abismo que cubre el lado norte de ese portentoso cerro. Al ver caer los restos ardientes de los gentiles, los comuneros retornaban a sus hogares a la espera que el fuego escapado de los cráneos de sus antepasados influyera sobre la madre naturaleza y sus dioses para lograr la prona paralización del implacable verano. Otro comunero de la zona, Marcial Oyarce Díaz, que hizo de guía en nuestra tercera visita a ese yacimientos, nos dice haber escuchado que campesinos de la zona, en tiempos excesivamente calurosos, quemaban toda clase de hueso pertenecientes a los gentiles, extraídos de las huacas o tumbas en le lugares mencionados, aunque no sabía del significado. Obviamente una mejor explicación de esta práctica ancestral, requiere de mayor investigación.

RUTAS DE INGRESO AL CENTRO LAS PORTADAS
Para llegar al mencionado sitio arqueológico existen dos ruta; Ambas parten de la ciudad de Celendín y avanzan con dirección a promisorio valle de Llanguat, se cruza el río La Llanga y luego se asciende hasta el pequeño poblado de Pizón, pasando por el paraje conocido como La Catalina, nombre de la antigua y extensa ex hacienda Desde Pizón una de las rutas se dirige casi en forma lineal por terreno moderadamente planos hasta el pequeño poblado de Múyoc Grana de donde se puede continuar hasta la localidad de Jorge Chávez (caserío del distrito de Miguel Iglesias) utilizando unidades de transporte. A partir de este lugar, el recorrido hasta Las Portadas se hace a pie o en caballo por caminos mayormente llanos, más o menos extensos, no muy frecuentados por campesinos y visitantes y con escasa presencia do población rural. De Celendín a Jorge Chávez se utiliza un promedio de 3 horas, y de allí a Las Portadas, 2 horas. En total son cerca de 5 horas. La ventaja de esta ruta es que nos permite visitar, de paso, las cavernas do Múyoc, que se encuentran en la misma ruta.

La otra ruta se inicia en la ciudad de Celendín y, siguiendo el mismo recorrido, nos conduce hasta la localidad de Pizón desde donde a través de una regular variante de carretera sólida, aunque angosta, nos dirigimos hasta la pequeña ciudad de Chalán que es la capital del distrito de Miguel Iglesias, utilizando unidades motorizadas medianas en tiempo promedio de 3 horas, para 64 km de recorrido. De este lugar se continúa por camino de herradura a pie o utilizando acémilas en forma ascendente desde el inicio, con cuestas pronunciadas y pocos llanos, pero rodeado de escenarios naturales límpidos y bellos, donde los frondosos quishuares lucen en los cercos de los predios y a ambos lados de los caminos. La travesía demora alrededor de 2 horas que sumadas a las 3 anteriores hacen un total de 5 horas. También se utiliza esa ruta, que de hecho es la más accesible para visitantes, por que el recorrido tiene la ventaja de ponernos en contacto con la acogedora localidad de Chalán para disfrutar de ella, de su paisaje y pernoctar allí.

PERSPECTIVAS DE DESARROLLO
La región norte de la provincia tiene la especial ventaja de ofrecer al visitante, entre otras cosas, las aguas térmicas y medicinales en el valle de Llanguat, las interesantes y asombrosas cavernas de Múyoc, y un poco más al norte, los aún conservados bosques naturales de Yagén, con dirección a la cuenca del río Marañón. Pero también, como ya lo dijimos, en medio de su áspera y extensa geografía, en la que constantemente se dibuja la belleza de su paisaje, en lo alto de esa sobria y misteriosa ecología, se encuentra ese patrimonio arqueológico de Las Portadas, como expresión histórica de pueblo preinca que se desarrolló en sus inmediaciones:

Ese cuadro de riqueza actual y potencial nos hace pensar en perspectivas favorables para motivar visitas, estudios e investigaciones, donde adecuadamente se combinaría el turismo en salud con el ecológico y arqueológico. Esa es la ventaja que guarda esta zona que, previa a la asunción de medidas para rescatar y preservar los sitios arqueológicos, así como a impulsar proyectos que mejoren la infraestructura vial y de servicios, es posible establecer un interesante y sugestivo circuito turístico integral.

Se debe anotar, sin embargo, que por la distancia o falta de notoriedad y promoción de dicho centro arqueológico no se han realizado estudios por parte de especialistas, incluso en el ámbito de la provincia es poco conocido y frecuentado; aún así, algunos aficionados extranjeros suelen visitarlo muy de vez en cuando. En el año 1998 arqueólogos del INC de Cajamarca estuvieron en visita relámpago, pero, como afirman campesinos de la zona, las visitas más frecuentes se hicieron por helicóptero en las dos últimas décadas del siglo pasado. Las autoridades y ciudadanos de los distritos mencionados deben valorar mejor esa riqueza geológica, cultural y arqueológica, debe ser parte de su agenda de trabajo y hay que considerarla como factor de contribución importante al desarrollo.

CONTEXTO SOCIO - ECONÓMICO
El distrito de Chumuch tiene sus raíces en lo que fue la antigua y extensa hacienda de Chimuch. Las relaciones serviles que allí se practicaron y las pocas tierras productivas que quedaron en manos de campesinos, dieron lugar a que Chumuch naciera pobre, situación que aún persiste. Al igual que los distritos del sector norte: Miguel Iglesias, Cortegana y La Libertad de Pallán, mantienen similares características socioeconómicas, no sólo por participar de un mismo espacio físico y climático que los integra, sino, porque históricamente son depositarios de las mismas raíces y cultura común. La producción, lógicamente es agrícola y pecuaria y el sistema de propiedad es mayoritariamente minifundista, aunque aún quedan contados latifundios (Huayanay y Santa Martha). Los programas de riego agrícola, tan indispensables en la zona, son de carácter artesanal y sólo cubren a menos del 12% de tierras.

La producción que sale de Chumuch y los otros distritos es poca y el mercado es restringido y competitivo; lo disputan Celendín, Bambamarca, Chota y Cajamarca. En los últimos tiempos se destaca el impulso a la producción lechera destinada a la empresa Nestlé y a la producción artesanal de queso y derivados. No obstante que esa comercialización es poco rentable, para los campesinos es la actividad más segura en cuanto a percibir ingresos fijos. Situación por la cual, la cría de ganado lechero se ha visto estimulada a raíz del ingreso de unidades recolectoras hasta la parte norte de Miguel Iglesias, caserío de Jorge Chávez y también hasta Ramoscucho, en Pallán; y en especial, con la instalación del Centro de Acopio y Enfriamiento en la localidad de Múyoc Grande, que recibe un promedio de 3600 litros de leche diarios para la mencionada empresa. Aún así, queda otra considerable cantidad para la producción artesanal láctea, básicamente quesillo y queso.

Forma parte también de la estructura económica de estos pueblos su patrimonio ecológico que se expresa en las inmensas montañas de bosques naturales de Yagén, en el distrito de Cortegana y los bosques (en extinción) de los caseríos La Libertad y El Porvenir, en Pallán, donde aún subsisten las aves comestibles conocidas como pavitas (en el primero) y variedad de madera de buena calidad. También se cuentan con las lagunas naturales de Mamacocha y Siete Colores, en Chumuch, San Martín y Las Tres Lagunitas, en Pallán, todas ellas utilizadas en la crianza de trucha y parcialmente en los programas de regadío. Preocupa sí, el proceso de la inevitable tala y la extinción progresiva de especies significativas de animales.

Es importante también destacar que, como consecuencia de la construcción de carreteras e ingreso de unidades motorizadas medianas, se han organizado algunos mercados y plazas pecuarias ubicados en lugares de confluencia poblacional y facilidades de acceso, que funcionan una vez por semana y constituyen elementos que en algo mueven la economía de esos distritos, son las plazas de: Múyoc Grande, Pizón y Ramoscucho, que se realizan los días jueves, viernes y sábados, respectivamente.

LA PIEDRA DE "MÚYOC"
Es la pieza pétrea tallada de mayor importancia arqueológica e histórica que se ha encontrado en la zona norte de la provincia correspondiente a la época preinca y con una antigüedad de 600 a 800 años. Se la considera como originaria del caserío de Múyoc (actualmente se ha dividido en dos pequeñas localidades Múyoc Chico y Múyoc Grande), en el distrito de Miguel Iglesias, en cuyos territorios habría sido encontrada. Sin embargo, como veremos más adelante y hasta donde se ha indagado, esta valiosa piedra no procedería de dicho lugar, sino del pequeño pueblo preinca que tuvo su centro en el caserío de Mitopampa, en el sitio conocido como Las Portadas.

La mencionada piedra o estela es una placa de diorita labrada en alto relieve, en forma de lápida cuadrangular, grabada con motivos iconográficos, donde se destaca el motivo felino al centro y cabezas de serpientes de forma triangular en los cuatro costados con el vértice en el lugar de la boca. El estudioso celendino Moisés Chávez (1973) advierte que es posible interpretar formas simbólicas y representativas del ave o el rayo, agrega que todas las características tipológicas, así como la técnica del grabado en piedra, son netamente de influencia chavínica y semejante a la cerámica de la cultura Recuay. Las medidas que arroja, son las siguientes: 0.51 m, por cada lado y 0.08 m, de espesor; el relieve de la cabeza del felino es de 0.07 m, y el relieve para las serpientes es de O. 0015 m.

Es indudable que la mencionada piedra, sintetiza no sólo el arte y sabiduría que allí se cultivó y que fue asimilada por estos lejanos pueblos, sino, refleja el acendrado culto que se rindió a sus dioses y la manera de conceptuar al mundo. Por ello, la parte central representa a la cabeza de un felino, ramificada por lazos de forma de cuatro serpientes que salen de la indicada cabeza. Los animales a los que simboliza fueron significativamente venerados por los pobladores (figura 11).

Con relación a su procedencia consideramos que ésta no proviene del sitio de Múyoc y es incorrecto darle ese nombre, haciéndonos creer que es originaria de dicho lugar. Hay varias razones para sostener dicha hipótesis: 1) En dicho paraje y alrededores no existen vestigios históricos de importancia que hagan pensar en la existencia de grupos humanos organizados preincas que pudieran haber labrado ésa y otras piezas arqueológicas de valor, 2) Como se está analizando, el centro o lugar donde se desarrolló el pequeño pueblo o etnia en la región norte de la provincia, lo constituye Las Portadas en Mitopampa, con dominio e influencia, sin duda, sobre esos lugares, pero cuyo núcleo o sede central, administrativa y artesanal, lo constituyó este último sitio, 3) Las versiones orales de las personas involucradas en la obtención de dicha piedra, que detallaremos enseguida, tienen asidero y son creíbles. Por lo cual, consideramos que su origen se encuentra en el yacimiento arqueológico Las Portadas, o si se quiere identificarla con el caserío actual, procede de Mitopampa. Veamos las versiones sobre la forma y circunstancias en que fue encontrada e incorporada como patrimonio a la ciudad de Celendín.

La primera proviene de los celendinos: antropólogo Moisés Chávez Velásquez y doctor Manuel Silva Rabanal, quienes manifiestan que el lítico en mención fue encontrado, o mejor, llegó a manos del profesor Celedonio Roncal, por los años de la década del 60, cuando laboraba en una de las escuelas de la parte alta del distrito de Miguel Iglesias, en el caserío de Bellavista, cercano al sitio de Múyoc. El mencionado profesor, sintiéndose dueño de la mencionada piedra, decidió trasladarla con dirección a la ciudad de Celendín posiblemente para llevarla a otro destino, ya que no era celendino. El traslado se hizo a lomo de acémila y utilizando no menos de dos días, teniendo en cuenta el peso y cuidado que requería.

Cuando Celedonio Roncal hacía su ingreso a la ciudad celendina resguardando celosamente la mencionada piedra, y se encontraba por la altura del local del Instituto Pedagógico Superior "Arístides Merino Merino", por razones circunstanciales, se cruzó con el profesor Silva Rabanal, quien observó que en la acémila que jaloneaba llevaba una curiosa piedra que le llamó la atención. Mostrada la misma, resultó que era una valiosa reliquia histórica bellamente esculpida en piedra. De inmediato se entabló una transacción amical y oportuna para adquirirla, dando resultados positivos ya que prontamente pasó a sus manos. Horas después y por propia voluntad la transfirió al mencionado Instituto Pedagógico y luego, por receso temporal de esa institución, pasó al Instituto Superior Tecnológico "Pedro Ortiz Montoya" de dicha ciudad, en cuya biblioteca, actualmente es guardada y expuesta.

La segunda versión proviene del profesor Gilmer Araujo Vera, quien por los años 70 laboró como docente en la especialidad de historia y geografía en el colegio "Augusto G. Gil", de Chalán. Allí tuvo conocimiento que la mencionada piedra, a fines de los años 60, fue identificada y encontrada en la casa solariega de la familia Rodríguez - Cépeda, donde estuvo formando parte, casi oculta, de las paredes o base del horno casero, tan tradicional y funcional en ese entonces. Esta casa se encuentra ubicada en el caserío de José Olaya, muy cerca de Chalán y en la ruta principal con dirección al sitio arqueológico Las Portadas.

Tuvimos oportunidad de visitar dicha vivienda cuando estuvimos de paso a Las Portadas. Luego de observarla y conversar con los nuevos inquilinos, llegamos a la conclusión que allí efectivamente existió el horno, donde, por varios años y tal vez sin saber de su valor, se encontraba afortunadamente protegida dicha piedra, de lo contrario hubiese sido destruida o desaparecida, incluso, se comenta que sabían de la existencia de otra piedra de forma similar, pero que fue partida en dos o más partes y no se supo más.

Con relación a su procedencia, allí mismo nos han informado que la familia Rodríguez fue propietaria de tierras de cultivo y pastoreo ubicadas casi al borde del sitio Las Portadas. Ocasionalmente contrataba peones del lugar para los trabajos respectivos, situación que nos hace pensar que dichos trabajadores habrían encontrado la piedra o piedras de esas características, las cuales, por curiosidad o a solicitud de los propietarios, fueron trasladadas a la casa familiar, donde ingenuamente se las colocó como integrantes del grupo de piedras que hacían de base del horno casero.

Cuando a fines de la década del 60 se reconstruye y modifica la casa vivienda, los propietarios y trabajadores al detectar y tener entre manos dicha piedra, sienten curiosidad por la forma y rasgos extraños que presentaba, calificándola como piedra de los gentiles, por lo que creyeron conveniente separarla y hacerla llegar a la municipalidad o al colegio de Chalán. El profesor Araujo Vera, manifiesta que por algunos años la piedra estuvo guardada en la biblioteca del plantel cuando era director el profesor Juan Díaz Vásquez. De esta institución, por circunstancias no esclarecidas y de la que no hay testimonios, habría pasado a manos del profesor Celedonio Roncal, quien, como se ha indicado, la trasladó a la ciudad de Celendín. Esta última versión, consideramos es la que tiene mayor asidero, por lo cual sería oportuno repensar sobre el nombre correcto de tan valioso lítico.

Del libro Celendín en la cuenca del Marañón, Arqueología y Paisaje.

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