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viernes, 30 de septiembre de 2016

CELENDÍN Y MARTÍNEZ DE COMPAÑÓN

Tito Zegarra Marín
Muchos pueblos del país suelen ser poco gratos con quienes contribuyeron a forjar su origen, su independencia o su desarrollo. Celendín, es uno de ellos, que casi ha olvidado a un personaje ilustre: Baltasar Jaime Martínez de Compañón y Bujanda. Estas breves líneas, en su aniversario (30 de setiembre), sirvan para recordarlo y rendirle tributo.

Martínez de Compañón, reconocido clérigo español (1738 -1797), llegó al Perú (Lima) en 1767. Sus primeros años laboró como rector del Seminario Santo Toribio de Mogrobejo, poco después, fue nombrado obispo de Trujillo, con mando diocesano en todos los departamentos del norte. Como tal, desplegó intensa labor pastoral a favor de las poblaciones aborígenes, mestizas e ibéricas. Un incansable caminante.

Entre 1783 y 1785, sobreponiéndose a las adversidades geográficas y climáticas, visitó Cajamarca y Amazonas, recorriendo la mayor parte de sus (hoy) provincias. Al dirigirse a Chachapoyas, llegó primero a Celendín, en ese entonces hacienda Pura y Limpia Concepción de Zelendín, quedando impresionado de su hermosa campiña. De inmediato, patrocinó la organización de los moradores a fin de comprar dicha hacienda y constituir allí una futura ciudad. Y así fue, con su apoyo directo se concretó la compra, se hizo el deslinde correspondiente y se dio posesión legal a sus moradores.

Posteriormente, se hicieron los trámites y diligencias para la fundación de la nueva ciudad, “población de españoles”, en ese entonces. Una de las primeras acciones fue el trazado de las calles, manzanas y plazas de la futura urbe, que estuvo a cargo del geómetra José de Comesana. Hoy, nos llenamos de orgullo por ese hecho.

Cumplida esa etapa, Martínez de Compañón, elevó al Rey de España el expediente de todo lo actuado para la conformación de la nueva población llamada Amalia de Zelendín, solicitando su aprobación como ciudad o villa. El 19 de diciembre de 1802, el rey Carlos IV, por Real Cédula de esa fecha, aprobó la creación de la Nueva Población, con el título de Villa.

Celendín está en deuda con dicho personaje. Ninguna institución, parque o avenida lleva su nombre. Y en las dilatadas programaciones por el aniversario celendino, casi carentes de lo cultural, nunca se lo menciona. El año pasado, en oportunidad similar, ofrecí al gerente de Desarrollo Social de la Municipalidad, dictar una conferencia sobre Historia y Cultura de Celendín. No hubo respuesta. Ojalá los espectáculos festivos, no opaquen la vida cultural ni el deber de reivindicar a quien puso los cimientos de nuestra querida tierra.

Clérigo Martínez de Compañón

Vista parcial de la ciudad de Celendín



*Publicado en “Panorama Cajamarquino” el 29 de setiembre 2016

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