Tito Zegarra
Marín
Muchos pueblos del país
suelen ser poco gratos con quienes contribuyeron a forjar su origen, su
independencia o su desarrollo. Celendín, es uno de ellos, que casi ha olvidado
a un personaje ilustre: Baltasar Jaime Martínez de Compañón y Bujanda. Estas
breves líneas, en su aniversario (30 de setiembre), sirvan para recordarlo y rendirle
tributo.
Martínez de Compañón, reconocido
clérigo español (1738 -1797), llegó al Perú (Lima) en 1767. Sus primeros años
laboró como rector del Seminario Santo Toribio de Mogrobejo, poco después, fue
nombrado obispo de Trujillo, con mando diocesano en todos los departamentos del
norte. Como tal, desplegó intensa labor pastoral a favor de las poblaciones
aborígenes, mestizas e ibéricas. Un incansable caminante.
Entre 1783 y 1785, sobreponiéndose
a las adversidades geográficas y climáticas, visitó Cajamarca y Amazonas, recorriendo
la mayor parte de sus (hoy) provincias. Al dirigirse a Chachapoyas, llegó
primero a Celendín, en ese entonces hacienda Pura y Limpia Concepción de Zelendín,
quedando impresionado de su hermosa campiña. De inmediato, patrocinó la
organización de los moradores a fin de comprar dicha hacienda y constituir allí
una futura ciudad. Y así fue, con su apoyo directo se concretó la compra, se
hizo el deslinde correspondiente y se dio posesión legal a sus moradores.
Posteriormente, se
hicieron los trámites y diligencias para la fundación de la nueva ciudad,
“población de españoles”, en ese entonces. Una de las primeras acciones fue el
trazado de las calles, manzanas y plazas de la futura urbe, que estuvo a cargo
del geómetra José de Comesana. Hoy, nos llenamos de orgullo por ese hecho.
Cumplida esa etapa,
Martínez de Compañón, elevó al Rey de España el expediente de todo lo actuado para
la conformación de la nueva población llamada Amalia de Zelendín, solicitando su
aprobación como ciudad o villa. El 19 de diciembre de 1802, el rey Carlos IV,
por Real Cédula de esa fecha, aprobó la creación de la Nueva Población, con el
título de Villa.
Celendín está en deuda
con dicho personaje. Ninguna institución, parque o avenida lleva su nombre. Y
en las dilatadas programaciones por el aniversario celendino, casi carentes de
lo cultural, nunca se lo menciona. El año pasado, en oportunidad similar,
ofrecí al gerente de Desarrollo Social de la Municipalidad, dictar una
conferencia sobre Historia y Cultura de Celendín. No hubo respuesta. Ojalá los
espectáculos festivos, no opaquen la vida cultural ni el deber de reivindicar a
quien puso los cimientos de nuestra querida tierra.
Clérigo Martínez de
Compañón
|
Vista parcial de la
ciudad de Celendín
|
*Publicado en “Panorama
Cajamarquino” el 29 de setiembre 2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario