Escribe: Douglas Rojas Zegarra.
Sucre, aquella
esmeralda enclavada en el ande, con su aún verde fulgor, mustio vestigio de
esperanza, testigo implacable de generaciones y hombres, tierra añorada por
todos, amada por muchos, es un oasis de paz casi intacto lleno de historia
natural, de antiguas eras geológicas pasadas, que plasmaron su impronta dejando
forjado en espléndidas montañas, en ondulantes llanuras en donde la paranormal
visión del sensitivo aún puede sentir las terribles pisadas de algún monstruo
antediluviano o tal vez vislumbrar entre las nieblas del ayer el vuelo
furibundo de alguna ave ya extinguida.
La naturaleza
insólita, en su continuo automovimiento, en sus interminables ciclos y mediante
el lento pero inagotable cincelador del tiempo, ha dotado a nuestra pequeña
patria de lugares muy hermosos, dignos de contemplación y cuya visita representa
emerger del rutinario y contaminado afán cotidiano y trascender hacia una
vivencia que tonifica el alma, reblandece las tensiones acumuladas por los
afanes y sinsabores de la vida y nos recarga las reservas vitales de todo
nuestro ser.
Pero, lamentablemente
en estos tiempos acelerados y difíciles de manejar, el ser humano cada vez más
deshumanizado, en su agitada existencia en donde le acechan muchos peligros y
sinsabores, lucha por sobrevivir identificándose cada vez más con su cuerpo
mortal y por conseguirlo no escatima en pisotear el propio jardín de sus
ensueños, de sus exaltaciones infantiles, de aquel vergel que antes fue su
hábitat.
La contaminación no
solamente ha llegado a los aires, a las aguas y a las tierras donde moraban los
bosques; aquella contaminación maligna ha tocado al hombre mismo. Ya no
hablemos de su piel o de su sangre en donde hoy quizá moren patógenos mutantes;
la contaminación ha llegado a nuestra mente, obnubilando nuestra conciencia,
haciéndonos incapaces de sentir un ápice de emoción, un ápice de compasión por
aquellos seres considerados tal vez inferiores por el ilustrado lenguaje de las
ciencias oficiales; ha nublado nuestra alma haciéndonos olvidar que somos
también parte o, mejor aún, continuación de aquello mismo que estamos
destruyendo, estamos acabando con el eslabón de la gran cadena de la vida, con
nuestro simbólico cordón umbilical que nos une a nuestra madre tierra, sin
haber madurado ni espiritual ni tecnológicamente para poder sobrevivir
independientemente de ella.
Es nuestro supremo DEBER, preservar, si no mejorar lo que
aún nos queda de esas especies nativas y por ende de esa pintoresca fauna.
Plantemos un árbol y las aves de melodiosos trinos vendrán a alegrar nuestra
existencia desde sus ramas; la antigua Mama Pacha calmará también nuestro
sediento trajinar con el llanto cristalino de los puquios que han muerto...
Verdad que es un ideal
hermoso luchar denodadamente por una ecología natural y humana, también por un
hombre descontaminado, sensible, bueno trascendente, sin apetitos mezquinos,
que sea capaz de temblar de emoción ante una rosa como el propio rocío pero que
sea capaz también de blandir una espada y morir defendiendo a su tierra cuando
la ultrajan, cuando la usurpan, cuando la contaminan... Luchar por un hombre
que sea plenamente consciente de que «mientras
haya un niño, que no tenga pan, mientras haya un joven sin valores ni
esperanzas, mientras haya un anciano abandonado y sin abrigo...todos, todos
seremos responsables ante los ojos de Dios».
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La Quintilla, lugar mágico y
encantador de verde vegetación
y aguas cristalinas...
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Cráter |
Muy cerca de la ciudad
de Sucre, a tan sólo quince minutos de caminata hacia el norte, se encuentra un
paraje descomunalmente bello que a nosotros los sucrenses no nos llama mucho la
atención por la familiaridad de verlo siempre, el sitio es más conocido como la
totora en razón de haber allí ciénagas donde crece esta planta; en ningún
otro lugar de Sucre, y me atrevo a decir de todo Cajamarca, han confluido
tantos accidentes naturales como en el caso de «la totora». El llano horizonte de la gran campiña verde y esponjosa,
tachonada de sauces llorones, garzas y vacunos, se quiebra repentinamente en la
base del cerro empinado, donde empieza una naturaleza diametralmente diferente:
accidentada, rocosa, casi desierta, un sin fin de monolitos de piedra caliza
que se asemejan a un ejército petrificado de Sinchis precolombinos, son los
vigilantes silenciosos de milenios de historia y protohistorias, una fauna
reptiloide y una flora de espinos que contrasta con la blandura del paisaje;
además profusos manantiales donde merodean bellísimas libélulas, emergen
inundando el cristalino fluido; una vasta depresión topográfica que se
convirtió en un gran pantano, donde crecen totoras, caminan garzas, gallaretas
y otras especies casi extintas, abundan las mariposas. A veces, casi
descuidadamente, la imaginación nos hace ver en aquellas moles rocosas alguna
remembranza de los andenes incas, o tal vez nuestro subconsciente religioso,
intuye alguna espeluznante escena apocalíptica; cerca hay otra colina, ya no de
pastura ni de rocas con caracoles. Es una colina solitaria de color rojo sangre
¿será tal vez el Gólgota de un amor crucificado? pues muchos amores se han vivido
en este hermoso paraje que a la vez trae también muchos recuerdos. Además cerro
arriba se pueden practicar competencias de escaladores de montañas asistidas
por un servicio médico que se desplazaría por los desarrollos de la carretera Sucre
- Loma del Indio en una planicie existente a modo de coliseo se pueden
realizar gimkanas y competencias deportivas, se puede también en el futuro
construir una hermosa laguna artificial rodeada de palmeras y playas con arena,
donde hoy son los pantanos, con un islote al centro donde podría haber un local
de esparcimiento nocturno, paseos en bote, cisnes, paseos a caballo, bungalows
para alojamiento, piscicultura y todo lo que muestra imaginación nos pueda
sugerir.
Otro lugar sin duda
muy interesante viene a ser el cerrito de la cantera Macas, llamado por
algunos y cerro del Melón por otros, aunque se encuentra en la
jurisdicción política del distrito de Jorge Chávez por su cercanía y por
estar dentro de la campiña de los tres pueblos hermanos y también por poseer
sus restos una historia íntimamente ligada a nuestra tierra de Sucre. Voy a referirla
en este escueto resumen: Resulta que el
pasado de esta comarca tuvo que ver con un personaje bastante prominente
llamado Rodrigo de Caruacushma,
quién fue un cacique que obtuvo estas tierras de religiosos jesuitas para
posteriormente legarlas a sus hijas después de casarlas con emigrantes
portugueses, judíos, que fueron los colonos luego que él de todo este vasto
valle, por versiones de las personas más vetustas de estos lares, que a su vez
contaron a otras personas no menos viejas se ha llegado a saber que en la cima
de este redondo cerro construyó el indio su casa para poder contemplar todos
sus dominios , vigilar sus numerosas manadas de ganado que pastaban cerca de la
laguna del Huauco y llamar a son de
trompeta a sus sirvientes que trabajaban esparcidos por distintos rincones de
la gran llanura. Esta casa, sin embargo, la construyó sobre los restos de tales
plataformas superpuestas que fueron construidas anteriormente por habitantes
precolombinos de la zona, quienes tenían allí su guarnición y fortaleza y
todavía pueden verse los restos de un gran muro de mampostería de piedra que
fue su bastión en caso de invasiones o guerras. Aquí hay restos de ceramios
confundidos. Entre los que pertenecieron al gran Caruacushma y los que usaron
los ya desaparecidos habitantes preincaicos. Se pueden notar todavía los
cimientos removidos de la casa del cacique; con un poco de suerte se pueden
encontrar fragmentos de sus vasijas y urpos donde hacía fermentar el pardo
licor de maíz; con un poco de esfuerzo de nuestra imaginación podremos ver todavía
a este personaje levantando su jarra y brindando con la rancia chicha en una
actitud beatífica ante una puesta de sol contemplada con éxtasis desde este tan
estratégico mirador de la campiña.
Otro lugar turístico
por excelencia viene a ser el Túnel acueducto, construido en la
década de los años 40, del siglo 20, por gestión del insigne Clodomiro Chávez
en su entonces posición de Diputado por la provincia de Celendín. Viene a ser
la obra más monumental que jamás se haya hecho en todo el distrito y por su
naturaleza es la maravilla de ingeniería hidráulica y el túnel más grande de
toda la provincia, tiene casi un Kilómetro de caja subterránea y se construyó
con la finalidad de drenar las aguas de la entonces más enorme laguna de toda
la provincia que hacía de Sucre una especie de Venecia peruana, remembranza
europea que se ha dejado sentir al plasmar los antiguos pobladores este nombre
a una de sus principales calles de la ciudad. Se cuenta que hace mucho tiempo a
la entonces Villa del Huauco, llegó a la parroquia un personaje clerical
que terminó en lamentables incidentes con muchos de los vecinos de esta ciudad,
no sabemos todavía por qué; motivos y conocido que en la pampa en un lugar
denominado Las Lajas, existían tres «tragaderos» o sumideros naturales
que servían para el drenaje de las aguas de toda la cuenca, a modo de venganza
contra todo un pueblo y amparándose en la oscuridad de la noche fue y obstruyó
estos tragaderos con una enorme cantidad de piedras seguramente con ayuda de
algunos secuaces provocando la obstrucción definitiva de dos de estos sumideros
y parcialmente de uno de ellos con la maligna intención de que Sucre quedara
sepultado por las aguas de esta gran laguna que antes se auto regulaba de una
forma natural por medio de estos desaguaderos. Después el mencionado cura
partió definitivamente de este pueblo y se dice que le expreso muy profundas
maldiciones con todo el odio que podía engendrar en sus entrañas. Por eso
muchos sucreños creen que el atraso socioeconómico y cultural de nuestra tierra
tal vez se deba a que fue maldecida por representante de Cristo, claro, absurda
y estúpida.
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"El tragadero" |
El túnel es ideal para
una visita de tarde o día completos; se pueden tomar hermosas fotografías de
toda la gran planicie desde su elevada compuerta, en donde no pocos visitantes
enamorados han grabado sus nombres dentro de alegóricos corazones traspasados
por flechas amorosas... También el túnel, dada su amplitud interior, es
aparente para ser traspasado interiormente, desde la compuerta hasta la salida
emergente, paso que es muy emocionante y pone a prueba el temple de los nervios
y nuestras posibles claustrofobias; en la salida del agua existe una poza de
concreto que sirve para disipación de la energía hidráulica para después
terminar en una fuerte rápida precipitándose, cual una mole envuelta en
millones de micro gotas iridiscentes, hasta una profunda poza con un estruendo
espantoso; solamente que a los que pretenden cruzarlo les recomiendo que se
cercioren bien del estado del tiempo mirando toda la bóveda atmosférica, ya que
una crecida de las aguas provocada por lluvias en alguna zona alejada de la
cuenca, arrastraría a los intrépidos visitantes terminando en lamentables
consecuencias. No es recomendable pasar dentro del túnel en épocas lluviosas.
Una vez saliendo de este túnel por la parte posterior puede ser propicio visitar
la mini central hidroeléctrica de Yungapata, que es ya una obra actual
hecha por el esfuerzo de nuestro pueblo para gozar de los beneficios de la
electricidad. Este lugar es interesante para poder comprender el funcionamiento
de un sistema de transformación y aprovechamiento de la energía hidráulica.
Las Cuevas del Idulo |
Prosiguiendo nuestro
recorrido, encontramos otro lugar muy interesante denominado cuevas
del Idulo (este nombre parece ser una deformación de ídolo, ya que a la distancia parece que
en la cueva hubiera una estatua de pie). Se encuentra más al sur y hacia arriba
de la mini central de Yungapata, a dos horas de camino
desde Sucre. Su acceso por ahora es un poco dificultoso por la espesa vegetación
que la circunda entre las que hay zarzamoras que en ciertas épocas del
año brindan sus sabrosísimos racimos para delicia de los que por allí
transitan. Esta caverna es imponente, ingresando hacia su seno uno puede sentir
toda una gama de arcaicas emociones que inmediatamente nos evocan a las etapas
paleolíticas donde nuestros antiguos antepasados ejercían sus rituales
invocando la protección de sus dioses y comprometiéndose con ellos a cumplir su
voluntad; se hallan todavía acá restos de pinturas rupestres de animales
(petroglifos de color ocre). La cueva tiene hasta dos niveles y una especie de
sótano, una estalactita gigantesca que a lo lejos parece una estatua de pie en
una urna (a ello se debe su nombre), su interior es abovedado y lo que es más
impresionante es que cuando uno se encuentra allí siente la impresión de estar
dentro de un inmenso cráneo humano, ya que las aberturas que tiene hacia el
exterior se asemejan mucho a las órbitas y comisuras de una calavera humana. A
todos los amantes del ocultismo les agradaría pernoctar en este lugar y llevar
a cavo algunos rituales relacionados con el fenómeno de la muerte; para muchos
brujos sería un encantador laboratorio este sitio sobrecogedor, antro de
ocultas potestades. A mis amigos turistas les recomiendo visitarlo en un paseo
de campo, tomar un almuerzo frugal en él, poder mirar desde allí la vasta
policromía de la gran cuenca de los ríos Cantanje, Cajapotrero y Tallambo,
asimismo las inmensamente elevadas cumbres de la montaña de Yanahuma,
antes boscosa hoy solo escombros y las abruptas profundidades de Diablocantana,
donde encontró la muerte el montonero y saqueador Verástegui, a causa de precipicios
y balas de los guardias «azules» de ese entonces. En el futuro merece construirse
una pequeña trocha carrozable, desde la ya existente en la mini central de
Yungapata para poder facilitar el acceso.
El que podríamos
llamar el complejo Hatunmonte, Cantanje y Diablocantana es muy interesante. En
Hatunmonte hay dos hermosas cataratas: una de chorro y otra de abanico. El
acceso es fácil por la carretera Sucre - Oxamarca. En Cantanje, como lugar
limítrofe y de tránsito, es interesante por ser un río caudaloso y el clima
algo cálido aparente para un paseo de bañistas, se pueden acá saborear
principalmente jugosas cañas de azúcar, nísperos y chirimoyas y visitar el
pintoresco y cálido pueblito de Saucepampa. Diablocantana es un
lugar interesantísimo, su nombre se debe a que en determinadas ocasiones se han
escuchado aquí, confundido con el ruido de las aguas y generalmente muy entrado
el atardecer, el sonido de una banda de metal acompañada de voces extremadamente
melodiosas, voces que los lugareños al no explicarse de quién eran o procedían,
no han dudado de atribuirlas a los demonios que habitan esos tan solitarios
parajes. De allí el lector puede deducir el significado etimológico de su tan
pintoresco nombre, sin duda que se trata de espíritus elementales de la
naturaleza que se han replegado hasta esos solitarios lugares, huyendo de las
vibraciones pecaminosas y negativas del hombre y aunque sonría el escéptico lector
le propongo el reto de comprobarlo por sí mismo a cambio de paciencia,
perseverancia y una especial preparación. Acá también se dice de la existencia
de los restos de un puente incaico, probablemente de la época de Pachacútec,
que sirvió para atravesar el río Cajapotrero consistente en dos
piezas monolíticas de piedra de superficie plana y colocadas a nivel sobre las
dos riberas, formando dos voladizos que tienden a encontrarse y en donde los
antiguos colocaban troncos de madera para completar el tramo útil. Era parte
muy importante de una gran camino que aún se puede ver emergiendo de las
profundidades del valle y trascender por los fuertemente empinados flancos de Cajén
y Cajénpampa, sabemos que Pachacútec en su afán de expansión militar
del Imperio de los Incas, construyó muchos caminos para movilizar sus
ejércitos. Este es probablemente uno de esos caminos, se puede deducir su
importancia de su gran anchura y del afirmado que poseía. Este lugar es
intensamente magnético y puede producir alteraciones en el aura de una persona
pudiendo enfermar, no recomiendo su visita a personas muy sensibles al susto o
incapaces de dominar la emoción del miedo, por razones obvias.
Muy mentadas son
también las cataratas de Pachachaca, que se encuentran en el
lejano territorio limítrofe cercano al famoso fundo distrital de El
Saúco. Se puede llegar hasta ellas por la trocha carrozable que ya
existe desde el centro poblado Menor de Vigaspampa hasta las cercanías de
las pampas de Huanico. Acá existe un hermosísimo puente natural cincelado por
el proceso erosivo de las aguas nacientes que conformarán después al río
Tallambo, a la salida del agua que en las épocas lluviosas de crecidas lo hace
con gran presión, forma una caída de abanico que a cierta distancia y con un
poco de imaginación se puede ver en ella una graciosa ñusta de hermosísima pollera
de espuma; también en este lugar hay otras cataratas muy hermosas, cuanto más hermosas
cuanto más lluvioso es el tiempo, para lo cual el intrépido turista tiene que
tomar todas las precauciones necesarias.
No poca es también la
importancia de una de las ruinas más interesantes de nuestro distrito que son
las de La Lechuga, muy fáciles de llegar desde el caserío de Cruzconga,
que en la actualidad están casi en su totalidad sepultadas bajo una
considerable capa de piedras y suelos de cultivo. Se trata de ruinas de los
tiempos preincaicos e incaicos, en los lugares donde ciertos amantes a la
arqueología se han dedicado a descubrirlas se puede notar un sistema complicado
de laberintos que servían como necrópolis y lugares ceremoniales; existe también
en cierto lugar contiguo a las ruinas una pieza monolítica de piedra cuya
figura perimetral reproduce exactamente al mapa del antiguo Tahuantinsuyo en
cierta dinastía incaica. Varias cimas de estos cerros se encuentran pobladas
por estos restos tan interesantes que merecen un estudio, un redescubrimiento y
su respectiva explotación por esta tan pintoresca industria sin chimeneas que
es el turismo.
Otro lugar exótico e
interesante es la gran laguna de Mishacocha, aunque lejana y
limítrofe con el distrito de La Encañada se encuentra en el territorio de la
cordillera Cumullca, es una laguna temida por sus repentinos cambios de
color y por sus leyendas que cuentan de sus muchas víctimas que se ha cobrado
al elevar repentinamente su nivel o haber tragado a otros sus movedizos
pantanos, hay mucha gente que cree y otros que han muerto con la creencia que
en este lugar habita un ser invisible que provoca estos fenómenos. La laguna
tiene un desaguadero que es un tragadero que drena las aguas hacia el
territorio de Namora. Se encuentra a casi a cuatro mil metros sobre el nivel de
mar.
Fuente: Revista el Labrador mayo
1998.
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