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viernes, 17 de diciembre de 2010

Remembranza: LA FIESTA DE LA NAVIDAD


Pastorita Luduvina Horna.
Fotg. cortesía E.Horna.

Por Nazario Chávez Aliaga.
Esta festividad de carácter mundial, se celebraba antes de ahora, con mucha religiosidad. Recuerdan las gentes del lugar de aquellos lejanos tiempos, con profunda reverencia, a los célebres y bulliciosos "Nacimientos", que, con gran entusiasmo y devoción y con más o menos pompa, se celebraban en las casas de las Silva, de las Chávez, de las Marín, de las Zegarra, de las Reyna y del Templo, por el Párroco . El más sonado de los llamados "nacimientos", era el de las Silva, cuya confección duraba una semana más o menos, por cuanto tenían que traer de los "cerros" las tradicionales "cauchas", los "loros", los "musgos", las "tululas", las "achupallas" y otras plantas de adorno. No podían faltar: el papel de brillo de diversos colores, las figuritas de porcelana y de mito de la quebrada del panteón viejo, los soldaditos de plomo y otras chucherías más.

Loros  y chupanillas.
Le seguía en importancia, el "nacimiento" de las Chávez y luego el de las Reyna, de las Marín, de las Zegarra, y de la Iglesia. Sólo en los primeros nacimientos se organizaban "pallas", o sea un conjunto de 10 a 12 niñitas de 9 a 12 años de edad a lo más, que en la hora del "nacimiento" del niño Jesús, vestidas de anaco y Lliclla de diferentes colores, sujetas al cuerpo con prendedores de plata, cargando canastas de flores silvestres multicolores y frutos diversos y con sonajas en la mano, rendían sus ofrendas cantando y bailando, en medio de la expectación y alegría de la numerosa concurrencia que asistía al acto, las mujeres envueltas con sus elegantes pañolones azules, un pañuelo blanco en la mano, descalzas y descubierta la cabeza, con esa humildad propia del acto conmemorativo,
decían así los versos:

Tululas
"Una estrella se ha perdido
en el cielo no aparece.
Por sus puertas ha entrado
y en sus cunas resplandece"

"San José afligido,
dice con gran dolor,
las nueve son dadas
qué haremos Señor".

Demás está decir que los dueños de los "nacimientos", agasajaban a las "pastoras", así se llamaban a las niñitas integrantes del conjunto, con viandas hechas esmeradamente para cada una de las "pallas".

Pastoritas sucrenses, 
Fotog.cortesía Fam. Sánchez Macias.
A la reina o jefe del conjunto le daban un cuy frito entero, una gallina íntegra asada al horno, un pan grande de manteca, en un plato de magnífica porcelana blanca. Al resto del conjunto le daban la mitad de esta ración. Generalmente las mamás de las niñas eran las que recibían todos estos potajes y se los llevaban a sus casas para tomarlos en el desayuno o en el almuerzo del siguiente día, haciendo recuerdos graciosos de lo bien que habían desempeñado su papel de canto y baile, la reina y cada una de las niñitas. No faltaban los comentarios favorables a las dueñas del "nacimiento" ¿Te has fijado, —decían los comen­taristas— lo bien que han atendido las dueñas del "nacimiento" a todas las gentes? Qué bonitos botines se ha puesto la Herminia. Que simpática estuvo la Elvirita Reyna. Qué buena moza que estaba la Lucinda. Como me gusta la Carolina, la Enma, la Otilia Aliaga. Nada te digo de la Santos Zegarra. El Pascual, el Virrey el Mariano. el Manuel Zelada: Cómo nos hacían reír. Estas y otras cosas era tema de comentarios al día siguiente de la festividad.

Ahora la fiesta de la Navidad ha variado de liturgia y de color. La celebración del nacimiento del Niño Jesús se realiza más en el Templo que en las casas particulares, desde luego con ese mismo fervor de antaño, pero sin esos atractivos y prácticas bucólicas que desvirtuaban, en cierta forma, el uncioso acto religioso que debe tener este hecho trascendental para la vida y ejemplo de la humanidad.

Sucre (El Huauco), Lima, 1967.

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