Por Nazario Chávez Aliaga.
Alumno de Segundo Año
de Media del Colegio, me alisté en las filas de los "Voluntarios de
Cajamarca". Se opuso mi padre a tal determinación y me ordenó que viajara
al Huauco, inmediatamente. "Mi Patria antes que nada"; y me marché a
Lambayeque, donde nos acuartelaron, sometiéndonos a un riguroso entrenamiento.
Pasaron cuatro días y llegaron los "Voluntarios de Lima" con el
Regimiento de Caballería N° 3, en el que viajó el alférez Manuel Prado,
comandante del pelotón N° 1 de su arma.
Por esas raras
coincidencias inesperadas me brindó su amistad el alférez Prado, uno de mis
mejores amigos y protectores después. Cosas de la vida. El alférez Prado consiguió
que yo pasara a servir en su Regimiento, consiguiéndolo de inmediato, y juntos
marchamos de Lambayeque a la frontera, donde permanecimos cuatro semanas.
Con el alférez Prado y
otros jefes recorrimos la frontera en toda su extensión, de día y de noche,
haciendo guardia permanente. Sus conocimientos y su valor temerario llamaron
la atención de la oficialidad del Regimiento, al que pertenecía. De pronto, se
tuvo conocimiento de una Orden Militar Superior por la que se comunicaba a las
fuerzas del Norte, que el problema fronterizo con el Ecuador, había sido
resuelto favorablemente. Conjurada la situación, el alférez Prado y su
Regimiento retornaron a Lima, y yo, regresé a Cajamarca.
Quien podía imaginarse
que el alférez Manuel Prado, futuro dos veces Jefe Supremo de la Nación y
Nazario Chávez Aliaga, futuro Secretario General de la Presidencia de la
República, debieran estar juntos en la trinchera, jugándose la vida. Por eso,
cuando Prado, candidato a la Presidencia de la República, supo que yo me
encontraba preso en la Intendencia, dio un salto, tomó su sombrero y se
constituyó a Palacio de Gobierno a pedir mi libertad al Presidente Oscar R.
Benavides. Pedido que fue satisfecho a pocos días de haber sido solicitado.
Cuando salí de la
Intendencia, un abrazo estrecho nos trajo el recuerdo de la promesa que hicimos
en la trinchera. "Hola Nazario" —me dijo— a la lucha hasta el triunfo
y más allá del triunfo". —Lo cumpliré y lo seguiré cumpliendo mi alférez.
—Le dije— ¡Esa es mi consigna! ¡Triunfar!
De Autobiografía, Nazario Chávez Aliaga.
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