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lunes, 10 de octubre de 2011

Sucre: OPORTUNIDADES PERDIDAS EN SU DESARROLLO.


Como sabemos, Sucre, es uno de los pocos distritos que tiene el privilegio de contar con dos valiosos predios: El común y el Sauco, convertidos, desde el momento que pasaron a formar parte de su patrimonio, en efectivos y potenciales pilares de producción y servicios. Cuenta también, con el hermoso valle que se extiende por los distritos vecinos y, en medio de topografía severamente accidentada, con algunas aéreas relativamente fértiles y algunos ríos de uso moderado. Nuestro pueblo de Sucre, antes Huauco, utilizando estos pocos recursos organizó un sistema de vida familiar basado fundamentalmente en la producción agrícola, a la cual se dedicaron con intensidad y de ella vivieron. Los dos predios mencionados, sirvieron como fuente de ingreso para promover el desarrollo sobre todo infraestructural y de apoyo social.

Por Tito Zegarra Marín.
Podemos decir que la realidad sucrense desde el punto de vista socio económico fue, en muchos aspectos, diferente a la que es hoy. No sólo pudo satisfacer por lo menos medianamente la necesidad básica de la alimentación sino, y esto es lo importante, estuvo en capacidad de servir productivamente a otras localidades. No olvidemos que toda ciudad se desarrolla en la medida que sea capaz de servir económicamente a las ciudades de su entorno. Por eso es que, hasta esos años, contábamos con una significativa producción agrícola (maíz, frijol, zapallo, cayua, papas, trigos, cebadas, y otros), con un dinámico mercado de abastos que directamente atendía a los distritos de Oxamarca, Jorge Chávez, José Gálvez, Sorochuco, Celendín y sus caseríos; con tiendas comerciales adecuadamente surtidas, con posibilidades de usar parte importante de la mano de obra en tareas familiares y otras, con una población creciente que mínimamente emigraba, con conexiones fluidas y recíprocas a nuestros caseríos, con servicio educativo eficiente y profesores respetables, entre otras cosas.

Esta importante etapa, por factores externos e internos que en trabajos anteriores hemos analizado, entre los que destacan el ingreso de la empresa lechera INCALAC y el reacomodo vial y de mercado, entró en una aguda crisis. A partir de esos años se inició una progresiva desarticulación de nuestra estructura socio - productiva, es así como, se liquidó la producción de pan llevar, desapareció el mercado de abastos y los servicios comerciales, se inició una fuerte oleada de emigración, se debilitaron las instituciones públicas y privadas y, los recursos prediales de El Sauco y El Común, con altos y bajos, casi quedaron a la deriva y sin ninguna visión sobre su futuro.

El Sauco
Por su parte, los distintos gobiernos municipales, instituciones locales y la propia comunidad, poco o nada pudieron hacer para evitar tal derrumbe. Por cierto no era fácil. Se ingresaba a nuevos tiempos, tiempos de modernidad dirán algunos, en los que se alentaba ponerse a tono con las exigencias propias de esa nueva era y de la globalidad, es así como, se construyeron pistas urbanas, se dotó de energía eléctrica, del servicio de televisión, teléfonos, etc., como muestras evidentes de una faceta de desarrollo y que evidentemente son de utilidad. Sin embargo, aquella hasta hoy irrecuperable capacidad de producir y dar servicios quedó definitivamente alterada y el equilibrio socio económico cambió substantivamente con las consecuencias que hoy observamos, perdiéndose de esta manera una de las mejores oportunidades para encausar y consolidar el desarrollo del distrito por esa natural senda.

Desde inicios de la última década los Concejos Municipales de todo el país reciben de parte del gobierno central asignaciones presupuestales mensuales que sin ser altas son significativas; igualmente, en el Departamento de Cajamarca, todos los Concejos Provinciales y Distritales reciben por concepto del canon minero (Yanacocha) pequeñas pero importantes asignaciones mensuales. Teniendo en cuenta estas dos nuevas fuentes de ingresos es que hemos perseverado ante los últimos Concejos Municipales, aportando sugerencias y propuestas en varios casos para, decididamente, reorientar y promover el desarrollo del distrito conforme a aquella concepción que incide fundamentalmente en impulsar la capacidad productiva, como única forma de efectivamente apostar por el desarrollo, y como una nueva oportunidad para alcanzar ese objetivo.

Sin embargo, nada o casi nada se ha hecho y se está haciendo en esa perspectiva. Sobre todo en este último gobierno municipal, cuya labor, para nosotros, sigue siendo catastrófica y no da para más. A manera de somera evaluación, los lectores recordarán que en estas mismas páginas manifestábamos que las riendas del gobierno municipal quedaban en manos de un ilustre desconocido, física y sentimentalmente arrancado de su suelo y llano a servirse antes que servir, por lo que, su labor se proyectaba como sombría e inoperante. Y no nos equivocamos.

Es así como y cuando se cumplía año y medio de gobierno municipal y ante la ausencia clamorosa de algún asomo de obras, el señor Alcalde, embelesado más bien en constantes viajes financiados con fondos de la propia comuna so pretexto de cualquier circunstancia nimia y en el disfrute amical, anunció entre bombos y platillos que tenía en cartera cerca de 50 proyectos de desarrollo prestos a ejecutarse y con los cuales sacaría a Sucre de su atraso. Algunos lo creyeron, pero nosotros en estas páginas criticamos dicha artimaña. Y allí están los resultados: absolutamente nada, sólo un burdo montaje y falta de respeto al pueblo.

El Común.
Actualmente, al transcurrir el tercer año de gobierno del señor Alcalde, envalentonado y empinado ante el inesperado fracaso que significó el recurso de revocatoria de su mandato edil presentado precipitadamente por un grupo de ciudadanos, de nuevo y muy orondo, ha anunciado la constitución de la denominada Mesa de Concertación como un nuevo recurso de trabajo y logro significativo de la gestión municipal. En otros casos, estas mesas constituyen una importante herramienta de trabajo o un vehículo donde representantes de todos los sectores buscan concertar ideas y esfuerzos e intentan llegar a consensos para promover una mejor gestión municipal. Pero en nuestro caso, por los antecedentes y motivaciones que conocemos, el propósito es distraer la atención y preocupación ciudadana en conversaciones calculadas alrededor de una mesa y de generar vanamente una nueva imagen de conciliación ante la opinión pública; sin embargo, estamos seguros que esta nueva triquiñuela sólo apunta a convertirse en paraguas para protegerse del descontento y rechazo cada vez más creciente de nuestro pueblo.

No imaginamos que sorpresa más nos tendrá reservada para el próximo año. Mientras tanto, el esperado desarrollo del distrito sigue estancado, sin rumbo ni luz a corto plazo. Cuesta creer que van pasando tantos años y no hay la mínima visión ni capacidad para administrar productivamente esos dos importantes predios, perdiendo oportunidad tras oportunidad en nuestro desarrollo. Los ingresos que en promedio cuenta el concejo Distrital están por el orden de 55 mil soles mensuales, provenientes del tesoro público, canon minero y en menor medida de los recursos propios, cantidad ésta, que sin ser alta, hubiese servido para poner bases sólidas y firmes en la construcción de nuestro desarrollo. Pero nada de ello encontramos, sólo continuos informes de malos manejos económicos, de rencillas internas y juicios pendientes, del abandono y remate del ganado de los predios, y una sola calle pavimentada después de más de años de gobierno municipal. Por ello, tiene toda la razón el pueblo de indignarse y de preguntarse por el destino de esos, más o menos, 600 mil soles anuales que se dispone.

En medio de este cuadro calamitoso de manejo municipal y de frustradas oportunidades de desarrollo, debemos rescatar el generoso y determinante aporte del Concejo Provincial de Celendín a través de su alcalde, el profesor Adolfo Aliaga Apaéstegui, consistente en una importante partida económica y apoyo técnico, para la construcción de la hermosa piscina promovida por un grupo de inquietos y perseverantes ciudadanos. Nuestra gratitud y homenaje por este invalorable gesto. Mientras de fuera llegaba este valiosísimo apoyo, desde dentro, cuando no, se pone trabas en la construcción y avance de esta obra. Así están las cosas.

Una gestión municipal que no sólo vive de espaldas a nuestra realidad, sino que se aprovecha de ella. Por ello, es que seguiremos persistiendo (esperando) que ojalá, más pronto que tarde, manos limpias y con acendrada vocación de servicio, cojan el timón del gobierno municipal.

De la revista El Labrador mayo 2001.

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