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viernes, 22 de junio de 2012

Huellas: TEMPESTAD EN LOS ANDES


Crónica de una recuperación.

En el pueblo de Sucre, durante el devenir de su dilatada historia, han ocurrido hechos de transcendental importancia que han repercutido mas allá de sus fronteras, alguno de ellos son: el Movimiento de Diablo Cantana, que acabo con los bandoleros pierolistas en 1984, denominados "Montoneras", la sonada por el "deslinde", un proceso litigioso de reconocimiento de límites entre la hacienda de Polloc que terminó, haciendo respetar al hacendado Manuel Cacho el límite del territorio Sucrense, ocurrió en el año 1914, la desobediencia de los alumnos del colegio San José, este hecho aconteció en la primavera del año 1970, la cabeza visible fue el alumno EDGAR ZEGARRA al enfrentarse al controvertido y fugitivo Director del Centro Educativo Mario Avalos Linnier; este movimiento fue liderado por el Socialista Felipe Zegarra Silva.

El movimiento por la recuperación del "SAUCO", es el gorro frigio que distingue a Sucre como un pueblo con garra, hidalguía, decidido en la lucha y entrega; este fundo representa para los sucrenses su fe, su credo, porque le pertenece al santo de su advocación, Isidro Labrador, al cual, sigue y venera con fervor desde tiempos muy remotos.

Además de un sentimiento místico los une un sentimiento de identidad con su pueblo y con todo lo que a él le pertenece; son patrimonios de identidad, los fundos: común, Wira Wira, Chaquelaguna y el maño, fincas extensas y feraces por ello, apetecibles y codiciadas por los vecinos circundantes, incansables acosadores; los bienes inmateriales como son: su tradición, sus costumbres y su cultura popular.

Revisando la historia, el fundo El Sauco, es propiedad del distrito de Sucre desde hace 60 años gracias a la donación hecha por el gentil hombre don Manuel Cacho Sousa, hacendado y político cajamarquino. La donación fue elevada a Escritura Pública, ante el Notario de Lima Dr. Miguel A. Córdova, folio N27548.

El Predio de 149 hectáreas y 580 mts. Está ubicado entre los ríos Tallambo y el Huacrayo de las partes altas del norte de Sucre.

Antes de la donación ocurrida el 15 mayo de 1951, esas tierras fueron cedidas por su Propietario a Don Daniel Zelada, su amigo fiel e incondicional.

El alcalde que recepcionó la importante donación fue al Sr. Atilio Quiroz. En un principio el fundo fue potrero del ganado de lidia del Santo Patrón, luego es arrendado a pequeños agricultores y ganaderos, posteriormente el rentismo se apoderó de todos los alcaldes que se sucedieron en el municipio y vieron en ese rubro un importante ingreso para paliar a las alicaídas rentas municipales.

La conducción pacífica del predio se vio trastocada a raíz de la inesperada visita de un forastero de rasgos orientales que dijo ser enviado por la Dirección de Reforma Agraria y Asentamiento Rural, con la misión de realizar una inspección ocular en el terreno del Sauco. Ese enviado de nombre Jorge Li Ning, que no puso un pie en el fundo elevó el informe N2 42 con el siguiente epígrafe: "Procede la afectación, ese aciago 2 de abril de 1971 marcó el sin sabor de los sucrenses y la visita del ingeniero calificador fue un mal augurio para sucre.

Durante el proceso de afectación y adjudicación, en el que no menguaron prácticas de precipitación y negligencia, los inquilinos del bien. Don Pedro Chávez y Félix Aliaga haciendo uso de su derecho consentido por ley solicitaron la adjudicación de los lotes que estaban conduciendo.

Otros campesinos también solicitaron ser feudatarios para ser calificados como adjudicatarios. La ansiada calificación se da el año 1977 con las resoluciones supremas NP 179 AG 77 y 839 —AG 77— DZ 11 declarando beneficiarios a los arrendadores del fundo.

Los reclamos y protestas de los alcaldes: Nieves Aliaga 1975, Juan Mariñas 1975 y José del Carmen Zegarra 1977 no lograron cambiar el proceso con evidentes signos de falta de transparencia y vicios de corrupción; con la vuelta a la civilidad en 1981 al Sr. Alcalde reclama legalmente ante instancias agrarias a fin de recuperar lo que considera parte integrante de la conciencia colectiva sucrense.

Para lograr los objetivos, las autoridades optan por agotar la vía administrativa, se nombra comisiones ad hoc. Consultas memoriales, recibiendo como respuesta el silencio frente a esta situación no se descarta tomar acciones de fuerza radicales.

Voces moderadas provenientes del seno del concejo anunciaron nuevas estrategias que consistió en demandar en lo civil a la Dirección general de Reforma agraria y asentamiento rural.

El juicio lo entabla el  teniente alcalde don Octavio Álvarez Reyna, encargándose la defensa al Abogado Ruiz Bravo, el juicio no avanzó como se esperaba, debido a la falta de pericia del asesor legal.

Es bueno resaltar, el gran desprendimiento de alcalde Álvarez, que sin contar con medios económicos suficientes inicio el juicio y en mucho casos enfrento gastos con dinero de su propio peculio, todo por cariño al suelo donde nació y donde nacieron sus padres; pero sobre todo por hacer respetar la voluntad de los grandes señores como fue el donante del fundo.

En medio de una agitada coyuntura, asume la alcaldía el Julio Horna Collantes, quien a consecuencia de la dura presión al interior del Concejo retoma la causa judicial y la demanda es ampliada al ministerio de agricultura. La petición de anulación de Resoluciones y otros, la defensa corrió a cargo del abogado experto en derecho agrario Doctor, Segundo Toribio Fernández Mercado. El juicio terminó con la resolución suprema del Tribunal Agrario N2 1215 del 6 de junio de 1991 firmada por los doctores Ramón Vidal y Arispe.

Después del fallo confirmatorio el curso procesal prosiguió con la orden judicial de toma de posesión y lanzamiento, diligencia que fue competencia del juez de tierras de Cajamarca, Fernando Galarreta Paredes, asistido por el testigo actuario don Manuel Huamán Chomba, asistido por la Policía Nacional. Enterado de la Resolución, el Sr. Pedro Chávez entrega, pacíficamente, el fundo a la Municipalidad y en una actitud que lo honra reconoció testarudez de su parte.

De resistencia beligerante fue la reacción y proceder del Sr. Nemecio Aliaga posesionario real del predio, pues el titular ya no se encontraba desde tiempo atrás.

Los actos de resistencia protagonizados por el Sr. Aliaga solo sirvieron para dilatar el caso, crear fricciones y polarizar a la colectividad sucrense, entre recuperadores y adeptos.

El Sr. Alcalde convocó 2 cabildos abiertos a los cuales el pueblo asistió copando las instalaciones del local municipal, realizados el día 30 de diciembre de 1991 y 6 de febrero de 1992 respectivamente.

En dichos cabildos entre otras medidas se acordó bajar todo el ganado existente en el fundo y depositarlo en el corral de sucre, acuerdo que fue cumplido plenamente.

En este estado el litigio, en el que se enroló todo el pueblo, tomó ribetes de violencia, el pueblo fue atacado con bombas lacrimógenas por fuerzas especiales de la policía contratadas por los rebeldes con el afán de recuperar el ganado depositado en el común, también hubo ofensas personales, grescas y fenómenos atribuibles a milagros de San Isidro Labrador. Como aquel aguacero que cayó solo dentro de los límites de la Pampa. El común ayudando a apagar a las bombas y obligando huir, en estampida a la policía.

Esta crónica que parece sacada de las canteras de la ficción pertenecen a la realidad y desencuentros de una época provocada por una ley de Reforma Agraria mal aplicada que originó el caos y deterioro en el agro dictado por un gobierno que se dijo revolucionario y ocultó su verdadero pelaje de reformista burgués.

De la revista Eco Sucrense, mayo 2012.

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