Crónica de una recuperación.
En el pueblo de Sucre,
durante el devenir de su dilatada historia, han ocurrido hechos de
transcendental importancia que han repercutido mas allá de sus fronteras,
alguno de ellos son: el Movimiento de Diablo Cantana, que acabo con los
bandoleros pierolistas en 1984, denominados "Montoneras", la sonada
por el "deslinde", un proceso litigioso de reconocimiento de límites
entre la hacienda de Polloc que terminó, haciendo respetar al hacendado Manuel
Cacho el límite del territorio Sucrense, ocurrió en el año 1914, la
desobediencia de los alumnos del colegio San José, este hecho aconteció en la
primavera del año 1970, la cabeza visible fue el alumno EDGAR ZEGARRA al
enfrentarse al controvertido y fugitivo Director del Centro Educativo Mario
Avalos Linnier; este movimiento fue liderado por el Socialista Felipe Zegarra
Silva.
El movimiento por la
recuperación del "SAUCO", es el gorro frigio que distingue a Sucre
como un pueblo con garra, hidalguía, decidido en la lucha y entrega; este fundo
representa para los sucrenses su fe, su credo, porque le pertenece al santo de
su advocación, Isidro Labrador, al cual, sigue y venera con fervor desde
tiempos muy remotos.
Además de un
sentimiento místico los une un sentimiento de identidad con su pueblo y con
todo lo que a él le pertenece; son patrimonios de identidad, los fundos: común,
Wira Wira, Chaquelaguna y el maño, fincas extensas y feraces por ello,
apetecibles y codiciadas por los vecinos circundantes, incansables acosadores;
los bienes inmateriales como son: su tradición, sus costumbres y su cultura
popular.
Revisando la historia,
el fundo El Sauco, es propiedad del distrito de Sucre desde hace 60 años gracias
a la donación hecha por el gentil hombre don Manuel Cacho Sousa, hacendado y
político cajamarquino. La donación fue elevada a Escritura Pública, ante el
Notario de Lima Dr. Miguel A. Córdova, folio N27548.
El Predio de 149
hectáreas y 580 mts. Está ubicado entre los ríos Tallambo y el Huacrayo de las
partes altas del norte de Sucre.
Antes de la donación
ocurrida el 15 mayo de 1951, esas tierras fueron cedidas por su Propietario a
Don Daniel Zelada, su amigo fiel e incondicional.
El alcalde que recepcionó
la importante donación fue al Sr. Atilio Quiroz. En un principio el fundo fue
potrero del ganado de lidia del Santo Patrón, luego es arrendado a pequeños
agricultores y ganaderos, posteriormente el rentismo se apoderó de todos los
alcaldes que se sucedieron en el municipio y vieron en ese rubro un importante
ingreso para paliar a las alicaídas rentas municipales.
La conducción pacífica
del predio se vio trastocada a raíz de la inesperada visita de un forastero de
rasgos orientales que dijo ser enviado por la Dirección de Reforma Agraria y
Asentamiento Rural, con la misión de realizar una inspección ocular en el
terreno del Sauco. Ese enviado de nombre Jorge Li Ning, que no puso un pie en
el fundo elevó el informe N2 42 con el siguiente epígrafe: "Procede la
afectación, ese aciago 2 de abril de 1971 marcó el sin sabor de los sucrenses y
la visita del ingeniero calificador fue un mal augurio para sucre.
Durante el proceso de
afectación y adjudicación, en el que no menguaron prácticas de precipitación y
negligencia, los inquilinos del bien. Don Pedro Chávez y Félix Aliaga haciendo
uso de su derecho consentido por ley solicitaron la adjudicación de los lotes
que estaban conduciendo.
Otros campesinos
también solicitaron ser feudatarios para ser calificados como adjudicatarios.
La ansiada calificación se da el año 1977 con las resoluciones supremas NP 179
AG 77 y 839 —AG 77— DZ 11 declarando beneficiarios a los arrendadores del
fundo.
Los reclamos y
protestas de los alcaldes: Nieves Aliaga 1975, Juan Mariñas 1975 y José del
Carmen Zegarra 1977 no lograron cambiar el proceso con evidentes signos de
falta de transparencia y vicios de corrupción; con la vuelta a la civilidad en
1981 al Sr. Alcalde reclama legalmente ante instancias agrarias a fin de
recuperar lo que considera parte integrante de la conciencia colectiva
sucrense.
Para lograr los
objetivos, las autoridades optan por agotar la vía administrativa, se nombra
comisiones ad hoc. Consultas memoriales, recibiendo como respuesta el silencio
frente a esta situación no se descarta tomar acciones de fuerza radicales.
Voces moderadas
provenientes del seno del concejo anunciaron nuevas estrategias que consistió
en demandar en lo civil a la Dirección general de Reforma agraria y
asentamiento rural.
El juicio lo entabla
el teniente alcalde don Octavio Álvarez
Reyna, encargándose la defensa al Abogado Ruiz Bravo, el juicio no avanzó como se
esperaba, debido a la falta de pericia del asesor legal.
Es bueno resaltar, el
gran desprendimiento de alcalde Álvarez, que sin contar con medios económicos
suficientes inicio el juicio y en mucho casos enfrento gastos con dinero de su
propio peculio, todo por cariño al suelo donde nació y donde nacieron sus
padres; pero sobre todo por hacer respetar la voluntad de los grandes señores
como fue el donante del fundo.
En medio de una
agitada coyuntura, asume la alcaldía el Julio Horna Collantes, quien a
consecuencia de la dura presión al interior del Concejo retoma la causa
judicial y la demanda es ampliada al ministerio de agricultura. La petición de
anulación de Resoluciones y otros, la defensa corrió a cargo del abogado
experto en derecho agrario Doctor, Segundo Toribio Fernández Mercado. El juicio
terminó con la resolución suprema del Tribunal Agrario N2 1215 del 6 de junio
de 1991 firmada por los doctores Ramón Vidal y Arispe.
Después del fallo
confirmatorio el curso procesal prosiguió con la orden judicial de toma de
posesión y lanzamiento, diligencia que fue competencia del juez de tierras de
Cajamarca, Fernando Galarreta Paredes, asistido por el testigo actuario don
Manuel Huamán Chomba, asistido por la Policía Nacional. Enterado de la
Resolución, el Sr. Pedro Chávez entrega, pacíficamente, el fundo a la
Municipalidad y en una actitud que lo honra reconoció testarudez de su parte.
De resistencia
beligerante fue la reacción y proceder del Sr. Nemecio Aliaga posesionario real
del predio, pues el titular ya no se encontraba desde tiempo atrás.
Los actos de
resistencia protagonizados por el Sr. Aliaga solo sirvieron para dilatar el
caso, crear fricciones y polarizar a la colectividad sucrense, entre
recuperadores y adeptos.
El Sr. Alcalde convocó
2 cabildos abiertos a los cuales el pueblo asistió copando las instalaciones
del local municipal, realizados el día 30 de diciembre de 1991 y 6 de febrero
de 1992 respectivamente.
En dichos cabildos
entre otras medidas se acordó bajar todo el ganado existente en el fundo y
depositarlo en el corral de sucre, acuerdo que fue cumplido plenamente.
En este estado el
litigio, en el que se enroló todo el pueblo, tomó ribetes de violencia, el
pueblo fue atacado con bombas lacrimógenas por fuerzas especiales de la policía
contratadas por los rebeldes con el afán de recuperar el ganado depositado en
el común, también hubo ofensas personales, grescas y fenómenos atribuibles a
milagros de San Isidro Labrador. Como aquel aguacero que cayó solo dentro de
los límites de la Pampa. El común ayudando a apagar a las bombas y obligando
huir, en estampida a la policía.
Esta crónica que
parece sacada de las canteras de la ficción pertenecen a la realidad y
desencuentros de una época provocada por una ley de Reforma Agraria mal
aplicada que originó el caos y deterioro en el agro dictado por un gobierno que
se dijo revolucionario y ocultó su verdadero pelaje de reformista burgués.
De la revista Eco Sucrense, mayo 2012.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario