Por Sachama.
En la Villa del Huauco, cuando la Pampa estaba vestida de verdes maizales, cuando las huauqueñazas iban y venían rayendo sus quipes de choclos, para que en la dieta no faltasen los sabrosos choclos, los que cual rondines, y juntamente con el característico locro de frijol verde, chipche, cayuas, papas y culantro era nuestro suculento almuerzo.
Por la tarde las huauqueñas se ponían a desgranar choclos, aprovechando que llegaban las cumas en los interines, la una decía:
- Fíjate, hoy cuando he venido trayendo choclos, lo he visto salir por una línea: al Onésimo, Reynerio y Tashungo, cada uno con sus chinas y vieras las maldiciadas, muy coloradazas; será porque habrán estado juntando su hierba, para sus cuyes, o porque se han enredado con los pachialangos, o haciendo no se que "¡Ay! Ya pue".
Mientras esto sucedía en un ángulo de nuestro Huauco, otra vez, aparece en el contorno huauqueño, nuestros personajes, me refiero a don Sarmiento. Esta vez va al Puesto de la Guardia Civil, dizque a darles trabajo, porque para él no hacían nada. Llega al Puesto y el muy adulón; sargento "Mono", lo recibe muy afectuosamente y le dice a ño Sarmiento:
- ¿A qué se debe tan exquisita visita? - Don Sarmiento, todo orondo, le contesta al sargento franelero:
-Vengo, para ver si me hacen justicia - el señor Sarmiento llevaba en la mano una lata; el sargento "Mono", le dice:
-Ponga Ud. su latita al suelo y siéntese por favor. - El sargento no sabía que contiene la lata.
Una vez sentado ño Sarmiento le dice:
-Vengo a denunciar a la China Ormecinda, porque su misha, ha tragado media lata de manteca.
Hecha la denuncia, el Comandante del Puesto, sargento "Mono", ordena a su Guardia de servicio, para que vaya a traer a la señora Ormecinda; el Guardia cumplidor de su deber, llega a la casa de la denunciada, golpes la puerta, sale ña Ormecinda y le dice:
-¿Qué te pasa? ¿Qué quieres? - a lo que el Guardia le contesta:
-¡Estáste denunciada!
-¿Quién me ha denunciado? - el Guardia le contesta:
-¡No Sarmiento, dice que su misha le ha tragado media lata de manteca¡
-¡Espérate! - Dice ña Ormecinda, élla entra a su cocina, agarra a su misha y su matelibra; - ahora vamos.
El guardia le dice al Sargento `Mono"
-Aquí está la señora Ormecinda,- ésta le dice al Sargento
- ¿Para qué me han traído?, el sargento le contesta:
-No Sarmiento dice que su misha le ha tragado media lata de manteca;
- Bueno mi sargento, para seguir hablando, primero vamos a pesar a mi misha, para que vea Ud. que esta graja, ni una onza de manteca puede comer.
Ño Sarmiento, al oír lo que dijo ña Orme sin decir nada y con su rabo bajo sus piernas, salió sin despedirse, o sea, como dicen en buen huauqueño: se hizo humo y ña Ormecinda se quedó a decirle al Sargento "Mono".
- No hagas caso a esta laya de grajos.
Ña Ormecinda salió del Puesto con su misha al sobaco y su matelibra en mano, rumbo a su casa.
Del libro Irikana, Sachama.
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