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viernes, 27 de mayo de 2016

Revista "EL LABRADOR", CELEBRA DE PIE, SUS BODAS DE PLATA


Cuando corría el año 1990, algunos sucrenses radicados en la otrora apacible urbe cajamarquina tuvieron la feliz idea de organizar una .asociación que los congregue y represente. La iniciativa tuvo aceptación y en menos de lo esperado se hizo realidad. Gutemberg Aliaga, Jaime Silva, Alberto Zegarra, Onésimo Silva, Eutimio Camacho, Quique Horna, entre otros, estuvieron al frente de ese acontecimiento, eligiendo a Alberto Zegarra, como su primer presidente.

A esa flamante organización se la denominó Asociación Sucrense en Cajamarca (ASUC), y de inmediato se puso a trabajar: aprobó estatutos, obtuvo personería jurídica y planificó actividades. En el fondo, se buscaba unir y compartir fraternalmente con los hijos de la tierra pequeña, acogiendo positivamente las muestras de entusiasmo, participación e identificación. Se recibió entonces un invalorable y grato espaldarazo: los esposos Ramiro Chávez y Asela Aliaga, donaron a la Asociación Sucrense un terreno cerca a los 600 m2, para su local propio. Gesto noble que merece nuestro profundo reconocimiento.

Pasaron los años, y la devoción por mantenerla activa a la Asociación no decayó. Siempre estuvimos al lado y dentro de ella, y fue reconfortante verla organizar un conjunto de actividades en las que nos involucramos con mucho agrado. Lamentablemente, en el camino, algunos de sus fundadores dejaron de existir: el tío Eutimio Camacho, tan dinámico y dedicado; el "paisita" Gamaniel Silva y el leal amigo Lizardo Escalante; Leoncio Rojas, destacado deportista y el buen amigo Eleodoro Aliaga.

A solo dos años de gestión de la Asociación, surgió otra interesante idea referente a editar un boletín que haga de vocero informativo y cultural. Se discutió y evaluó esa propuesta, Alberto Zegarra M. (NOS), planteó hacer algo más grande: una revista, sentenció, y no dudamos en aprobarlo. Formamos el comité directivo, integrado por Alberto Zegarra, Gutemberg Aliaga, Quique Horna y el autor de este artículo, y de inmediato nos pusimos a esbozarla y buscar apoyo económico. Poco más adelante se incluyó Jorge Rojas Mori.

Al asumir y emprender ese trabajo, fuimos conscientes que carecíamos de aptitudes para escribir y que el camino idiomático por el que teníamos que transitar, siendo noble y apasionante, era realmente complicado. Pero más pudo el amor al terruño y la actitud voluntariosa y entusiasta que pusimos a prueba. Muchas noches soñamos y elucubramos en ella, hicimos lo posible por ilustrarnos, pusimos algo de ingenio y persistimos hasta no más. Así, y no obstante algunos imponderables, conseguimos sacar el primer número en mayo 1992, con el nombre EL LABRADOR, impreso en la editorial Martínez de Compañón, portada a colores. A partir de allí, todos los años, salieron las siguientes, hasta completar en el presente, la número 25.

En ese duro trajín de preparar las primeras revistas, poquito a poco, experiencia tras experiencia, aprendimos lo elemental como para darle visos de formalidad y algo de rigor periodístico. Al mismo tiempo que nos encariñamos fervientemente con ella, hasta sentir la obligación interna y social de editarla por sobre todas las cosas. Hubo aliento, y varios amigos se sumaron a ese esfuerzo desde Celendín, Cajamarca, Chachapoyas, Trujillo y Lima, con sus interesantes artículos (dispensen .no los mencione para no emitir a algunos).
Pero, permítame consignar y agradecer a quiénes no siendo sucrenses, nos han facilitado sus interesantes colaboraciones: Jorge Wilson Izquierdo, Manuel Sánchez Aliaga, Manuel Silva Rabanal, Wilder Sánchez Sánchez, Jorge Horna Chávez; y a los buenos amigos ya fallecidos: Mazarino Bazán Zegarra, Teodoro Silva Rojas, Alfonso Peláez Bazán, Juan Pío Zegarra Marín, Nelo Quiroz Amayo y Máximo Chávez Sánchez.

Con el apoyo de esas esmeradas plumas, El Labrador, perseveró en el tiempo, ganó aceptación y hoy forma parte de la historia y cultura sucrense. Como tal, siempre trató de ser ponderada en sus contenidos y mensajes, plural en su temática, ajena a intereses particulares y ambiciones partidarias, respetuosa de opiniones y puntos de vista divergentes, y claramente objetiva y amante de la verdad. Pero también, siempre expuesta a inevitables errores y omisiones.

Bajo esas premisas, se ha escrito y seguirá escribiendo sobre la historia y riqueza cultural de nuestro pueblo; problemas, necesidades y opciones de desarrollo; el potencial ganadero lechero y la demanda de derivados lácteos; literatura, cuentos y poesías creados por sus hijos y otros amigos; el medio ambiente y la excelsa campiña del pequeño pueblo; la trascendencia humana y espiritual de San Isidro Labrador; la integración física, social y turística con proyección oriental; los desafíos y propuestas para mejorar el servicio educativo. Y al lado de ello, críticas firmes y necesarias a las acciones oscuras y mediocres de la municipalidad y otras instituciones.

Para editar EL LABRADOR, lo decimos llenos de gratitud, se ha contado con el valioso aporte económico de algunas empresas privadas e instituciones públicas, realmente vitales. Entre ellas: Grupo Chali, Establecimientos Celis, Distribuidora San Luis; empresas pequeñas: Grifo Aurorita, Agroveterinaria San Isidro, la Escuela de Post Grado de la Universidad Nacional de Cajamarca, el Gobierno Regional respectivo, la Municipalidad Provincial de Celendín y el paisano Heráclito Malaver Sánchez (financió un número íntegro). Y no omitiré la ardua e imprescindible gestión que realiza Enrique Horna para conseguir apoyo económico, quien incluso ha cubierto algunas deudas con su propio peculio.

Nuestra revista cumple hoy 25 años, a lo largo de los cuales ha logrado convertirse en importante vehículo cultural que va dejando algunas luces sobre el querido pueblo, en una visión escrita y analítica de todo lo bueno y malo que ocurra dentro y fuera de su ámbito, en un pequeño faro cultural que busca valorar las diversas actividades en honor al Santo Patrón, y en el mejor recuerdo impreso y documentado que cientos de sucrenses y amigos esperan tener entre manos.

Nos congratulamos que El Labrador cumpla 25 años de publicación ininterrumpidos. Alcanzar ese record, en un mundo donde poco valora la cultura y donde es poca la predisposición para leer, bien vale considerarlo como un logro, modesto y meritorio, solo explicable porque en esta noble tarea existe compromiso y esfuerzo mancomunado, apoyo solidario de instituciones y ciudadanos, y mucho cariño para tenerla todos los meses de mayo. Por eso y algo más, EL LABRADOR, celebra de pie, sus BODAS DE PLATA.

Tito Zegarra Marín.


De la revista El Labrador mayo 2016

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