Por: Humberto Chamán Silva (PEPEY).
La corrupción instalada en el Estado peruano (gobierno
nacional, gobiernos locales y regionales, Poder Judicial, Ministerio Público,
Policía Nacional y Congreso) es facilitada por la nula o escasa participación
de la sociedad civil organizada en la vigilancia y fiscalización propositivas
en los diferentes niveles de gobierno.
La participación popular debe ser orgánica, desde el
club deportivo, la asociación de agricultores y ganaderos, de estudiantes y
profesores, de empleados, de subempleados y desocupados, de obreros,
comerciantes, de profesionales, de asociaciones de poetas y escritores, de clubes
del vaso de leche y comedores populares, de comités barriales, de las
organizaciones políticas. Toda la gente, hombres y mujeres debemos
involucrarnos en el desarrollo de nuestros pueblos, apoyando con ideas,
propuestas o proyectos que contribuyan a solucionar los diversos problemas
económicos, educativos, sanitarios, de inseguridad, de desarrollo urbano y
rural, de corrupción que existen en nuestros pueblos.
La no participación ciudadana por indiferencia, pereza
intelectual o poca madurez cívica y política ciudadanas es consustancial con el
atraso de los pueblos y la elección de autoridades ineficientes, que creen que
el poder es el mejor camino para acumular riquezas en base al desgobierno y
corrupción. Casi 200 años de vida republicana y nuestro país sigue manteniendo
un desarrollo económico, social y cultural generador de desigualdades sociales;
cierto es que han existido algunos intentos de cambios radicales que no
avanzaron más por el poco enraizamiento popular de ideas de un verdadero cambio
revolucionario. El capitalismo y su ideología, históricamente nos han impuesto
modos de pensar y actuar para consolidar su sistema donde el rentismo es el
objetivo central y la persona humana es considerada como instrumento para
lograr tales fines. El consumismo y la práctica de actividades socio-culturales
que nada tienen que ver con la tradición enriquecedora de los pueblos son
promocionadas por la ideología capitalista, hoy en su forma neoliberal, como
medios que consolidan el predominio de esta ideología al servicio de las clases
dominantes.
Hoy más que nunca nuestra participación en el quehacer
cotidiano de nuestros pueblos debe ser una participación política, dialéctica,
ideológica. Nuestras manifestaciones culturales deben buscar el cambio, nuestro
trabajo diario en la escuela, oficina, club deportivo, gremio profesional,
sindicato, o cualquier organización popular debe tener una orientación política
hacia el cambio. En la medida que comprendamos de la necesidad de tener una
visión política de nuestros problemas sociales y de sus soluciones políticas le
habremos ganado la primera batalla al atraso y subdesarrollo y a sus mentores,
las ideologías retardatarias, dogmáticas que tanto daño han causado y siguen
causando al desarrollo de nuestros pueblos.
Vale un llamado a nuestras autoridades locales: la
autoridad que les ha dado el pueblo debe ser ejercida democráticamente para
solucionar los diferentes problemas existentes colocando al centro de sus
planes a la persona humana residente en nuestras ciudades y comunidades, las
obras que se ejecuten deben solucionar problemas de la gente; promuevan la
participación ciudadana como garantía de transparencia en la administración
pública y así poner freno a la corrupción hoy institucionalizada a nivel
nacional.
Finalmente, un llamado a la juventud, al espíritu
rebelde de la juventud: lean mucho, estudien crítica y creadoramente, sean
siempre inconformes constructivos, que el consumismo o la moda o el dogma no
frustren la conquista de sus prístinas aspiraciones personales y sociales. Sean
leales a sus convicciones políticas, tengan siempre la mente abierta a los
cambios científicos y tecnológicos para asimilarlos y ponerlos al servicio de
nuestros pueblos. Sean estudiosos permanentes, que los valores morales sean la
arquitectura de su espíritu inconforme. Nunca cedan a la tentación del poder
dominante, sean siempre libres de corazón y pensamiento. No permitan jamás que
en nuestro país se repitan gobiernos vende-patrias, traidores, corruptos.
¡Jóvenes, Sucre, nuestro querido Sucre, los necesita
militando en la primera línea de combate en la construcción de una nueva
sociedad,... de una sociedad socialista!
Revista EL LABRADOR, Sucre, 2019.
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