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viernes, 5 de julio de 2019

Organización y participación ciudadana



Por: Humberto Chamán Silva (PEPEY).
La corrupción instalada en el Estado peruano (gobierno nacional, gobiernos locales y regionales, Poder Judicial, Ministerio Público, Policía Nacional y Congreso) es facilitada por la nula o escasa participación de la sociedad civil organizada en la vigilancia y fiscalización propositivas en los diferentes niveles de gobierno.

La participación popular debe ser orgánica, desde el club deportivo, la asociación de agricultores y ganaderos, de estudiantes y profesores, de empleados, de subempleados y desocupados, de obreros, comerciantes, de profesionales, de asociaciones de poetas y escritores, de clubes del vaso de leche y comedores populares, de comités barriales, de las organizaciones políticas. Toda la gente, hombres y mujeres debemos involucrarnos en el desarrollo de nuestros pueblos, apoyando con ideas, propuestas o proyectos que contribuyan a solucionar los diversos problemas económicos, educativos, sanitarios, de inseguridad, de desarrollo urbano y rural, de corrupción que existen en nuestros pueblos.

La no participación ciudadana por indiferencia, pereza intelectual o poca madurez cívica y política ciudadanas es consustancial con el atraso de los pueblos y la elección de autoridades ineficientes, que creen que el poder es el mejor camino para acumular riquezas en base al desgobierno y corrupción. Casi 200 años de vida republicana y nuestro país sigue manteniendo un desarrollo económico, social y cultural generador de desigualdades sociales; cierto es que han existido algunos intentos de cambios radicales que no avanzaron más por el poco enraizamiento popular de ideas de un verdadero cambio revolucionario. El capitalismo y su ideología, históricamente nos han impuesto modos de pensar y actuar para consolidar su sistema donde el rentismo es el objetivo central y la persona humana es considerada como instrumento para lograr tales fines. El consumismo y la práctica de actividades socio-culturales que nada tienen que ver con la tradición enriquecedora de los pueblos son promocionadas por la ideología capitalista, hoy en su forma neoliberal, como medios que consolidan el predominio de esta ideología al servicio de las clases dominantes.

Hoy más que nunca nuestra participación en el quehacer cotidiano de nuestros pueblos debe ser una participación política, dialéctica, ideológica. Nuestras manifestaciones culturales deben buscar el cambio, nuestro trabajo diario en la escuela, oficina, club deportivo, gremio profesional, sindicato, o cualquier organización popular debe tener una orientación política hacia el cambio. En la medida que comprendamos de la necesidad de tener una visión política de nuestros problemas sociales y de sus soluciones políticas le habremos ganado la primera batalla al atraso y subdesarrollo y a sus mentores, las ideologías retardatarias, dogmáticas que tanto daño han causado y siguen causando al desarrollo de nuestros pueblos.

Vale un llamado a nuestras autoridades locales: la autoridad que les ha dado el pueblo debe ser ejercida democráticamente para solucionar los diferentes problemas existentes colocando al centro de sus planes a la persona humana residente en nuestras ciudades y comunidades, las obras que se ejecuten deben solucionar problemas de la gente; promuevan la participación ciudadana como garantía de transparencia en la administración pública y así poner freno a la corrupción hoy institucionalizada a nivel nacional.

Finalmente, un llamado a la juventud, al espíritu rebelde de la juventud: lean mucho, estudien crítica y creadoramente, sean siempre inconformes constructivos, que el consumismo o la moda o el dogma no frustren la conquista de sus prístinas aspiraciones personales y sociales. Sean leales a sus convicciones políticas, tengan siempre la mente abierta a los cambios científicos y tecnológicos para asimilarlos y ponerlos al servicio de nuestros pueblos. Sean estudiosos permanentes, que los valores morales sean la arquitectura de su espíritu inconforme. Nunca cedan a la tentación del poder dominante, sean siempre libres de corazón y pensamiento. No permitan jamás que en nuestro país se repitan gobiernos vende-patrias, traidores, corruptos.

¡Jóvenes, Sucre, nuestro querido Sucre, los necesita militando en la primera línea de combate en la construcción de una nueva sociedad,... de una sociedad socialista!

Revista EL LABRADOR, Sucre, 2019.

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