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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ecología y Turismo: Sucre, esmeralda en Los Andes...


Escribe: Douglas Rojas Zegarra.

Sucre, aquella esmeralda enclavada en el ande, con su aún verde fulgor, mustio vestigio de esperanza, testigo implacable de generaciones y hombres, tierra añorada por todos, amada por muchos, es un oasis de paz casi intacto lleno de historia natural, de antiguas eras geológicas pasadas, que plasmaron su impronta dejando forjado en espléndidas montañas, en ondulantes llanuras en donde la paranormal visión del sensitivo aún puede sentir las terribles pisadas de algún monstruo antediluviano o tal vez vislumbrar entre las nieblas del ayer el vuelo furibundo de alguna ave ya extinguida.
La naturaleza insólita, en su continuo automovimiento, en sus interminables ciclos y mediante el lento pero inagotable cincelador del tiempo, ha dotado a nuestra pequeña patria de lugares muy hermosos, dignos de contemplación y cuya visita representa emerger del rutinario y contaminado afán cotidiano y trascender hacia una vivencia que tonifica el alma, reblandece las tensiones acumuladas por los afanes y sinsabores de la vida y nos recarga las reservas vitales de todo nuestro ser.

Pero, lamentablemente en estos tiempos acelerados y difíciles de manejar, el ser humano cada vez más deshumanizado, en su agitada existencia en donde le acechan muchos peligros y sinsabores, lucha por sobrevivir identificándose cada vez más con su cuerpo mortal y por conseguirlo no escatima en pisotear el propio jardín de sus ensueños, de sus exaltaciones infantiles, de aquel vergel que antes fue su hábitat.

La contaminación no solamente ha llegado a los aires, a las aguas y a las tierras donde moraban los bosques; aquella contaminación maligna ha tocado al hombre mismo. Ya no hablemos de su piel o de su sangre en donde hoy quizá moren patógenos mutantes; la contaminación ha llegado a nuestra mente, obnubilando nuestra conciencia, haciéndonos incapaces de sentir un ápice de emoción, un ápice de compasión por aquellos seres considerados tal vez inferiores por el ilustrado lenguaje de las ciencias oficiales; ha nublado nuestra alma haciéndonos olvidar que somos también parte o, mejor aún, continuación de aquello mismo que estamos destruyendo, estamos acabando con el eslabón de la gran cadena de la vida, con nuestro simbólico cordón umbilical que nos une a nuestra madre tierra, sin haber madurado ni espiritual ni tecnológicamente para poder sobrevivir independientemente de ella.
Es nuestro supremo DEBER, preservar, si no mejorar lo que aún nos queda de esas especies nativas y por ende de esa pintoresca fauna. Plantemos un árbol y las aves de melodiosos trinos vendrán a alegrar nuestra existencia desde sus ramas; la antigua Mama Pacha calmará también nuestro sediento trajinar con el llanto cristalino de los puquios que han muerto...

Verdad que es un ideal hermoso luchar denodadamente por una ecología natural y humana, también por un hombre descontaminado, sensible, bueno trascendente, sin apetitos mezquinos, que sea capaz de temblar de emoción ante una rosa como el propio rocío pero que sea capaz también de blandir una espada y morir defendiendo a su tierra cuando la ultrajan, cuando la usurpan, cuando la contaminan... Luchar por un hombre que sea plenamente consciente de que «mientras haya un niño, que no tenga pan, mientras haya un joven sin valores ni esperanzas, mientras haya un anciano abandonado y sin abrigo...todos, todos seremos responsables ante los ojos de Dios».
La Quintilla, lugar mágico y
 encantador de verde vegetación
y aguas cristalinas...
Sucre, lugar de parajes hermosos, por ejemplo La Quintilla, falla geológica profunda, pródiga en manantiales cristalinos, exuberante en vegetación, excelente para un día de campo y contacto con la naturaleza. En el futuro se puede instalar allí un mecanismo funicular o teleférico que pase al turista desde un cerro hasta el otro sobre el abismo, tomando una hermosa vista panorámica de la campiña. Sería una aventura muy emocionante, llena de vértigo y adrenalina y a la vez una especie de desigual competencia con las águilas de solitario vuelo que remontan por sus penas. Este paso facilitaría al turista a visitar fácilmente a otro lugar no menos interesante denominado el cráter de Silbapampa cuyo origen y formación son tal vez tan insólitos como el triángulo de las Bermudas, excelente para material didáctico de geología y antropología, ya que en sus aplomadas paredes cuenta con profundas y misteriosas cavernas en forma de fisuras, donde están sentados en cuclillas esqueletos de personajes del muy antiguo poblador de la comarca; también acá existen restos ceremoniales, ya que parece que antiguamente se utilizó como un inmenso santuario para ceremonias mágico religiosas, es sin duda un lugar lleno de magnetismo.
Cráter
Muy cerca de la ciudad de Sucre, a tan sólo quince minutos de caminata hacia el norte, se encuentra un paraje descomunalmente bello que a nosotros los sucrenses no nos llama mucho la atención por la familiaridad de verlo siempre, el sitio es más conocido como la totora en razón de haber allí ciénagas donde crece esta planta; en ningún otro lugar de Sucre, y me atrevo a decir de todo Cajamarca, han confluido tantos accidentes naturales como en el caso de «la totora». El llano horizonte de la gran campiña verde y esponjosa, tachonada de sauces llorones, garzas y vacunos, se quiebra repentinamente en la base del cerro empinado, donde empieza una naturaleza diametralmente diferente: accidentada, rocosa, casi desierta, un sin fin de monolitos de piedra caliza que se asemejan a un ejército petrificado de Sinchis precolombinos, son los vigilantes silenciosos de milenios de historia y protohistorias, una fauna reptiloide y una flora de espinos que contrasta con la blandura del paisaje; además profusos manantiales donde merodean bellísimas libélulas, emergen inundando el cristalino fluido; una vasta depresión topográfica que se convirtió en un gran pantano, donde crecen totoras, caminan garzas, gallaretas y otras especies casi extintas, abundan las mariposas. A veces, casi descuidadamente, la imaginación nos hace ver en aquellas moles rocosas alguna remembranza de los andenes incas, o tal vez nuestro subconsciente religioso, intuye alguna espeluznante escena apocalíptica; cerca hay otra colina, ya no de pastura ni de rocas con caracoles. Es una colina solitaria de color rojo sangre ¿será tal vez el Gólgota de un amor crucificado? pues muchos amores se han vivido en este hermoso paraje que a la vez trae también muchos recuerdos. Además cerro arriba se pueden practicar competencias de escaladores de montañas asistidas por un servicio médico que se desplazaría por los desarrollos de la carretera Sucre - Loma del Indio en una planicie existente a modo de coliseo se pueden realizar gimkanas y competencias deportivas, se puede también en el futuro construir una hermosa laguna artificial rodeada de palmeras y playas con arena, donde hoy son los pantanos, con un islote al centro donde podría haber un local de esparcimiento nocturno, paseos en bote, cisnes, paseos a caballo, bungalows para alojamiento, piscicultura y todo lo que muestra imaginación nos pueda sugerir.
Las Totoras, lugar de ensueño y romances...
Otro lugar sin duda muy interesante viene a ser el cerrito de la cantera Macas, llamado por algunos y cerro del Melón por otros, aunque se encuentra en la jurisdicción política del distrito de Jorge Chávez por su cercanía y por estar dentro de la campiña de los tres pueblos hermanos y también por poseer sus restos una historia íntimamente ligada a nuestra tierra de Sucre. Voy a referirla en este escueto resumen: Resulta que el pasado de esta comarca tuvo que ver con un personaje bastante prominente llamado Rodrigo de Caruacushma, quién fue un cacique que obtuvo estas tierras de religiosos jesuitas para posteriormente legarlas a sus hijas después de casarlas con emigrantes portugueses, judíos, que fueron los colonos luego que él de todo este vasto valle, por versiones de las personas más vetustas de estos lares, que a su vez contaron a otras personas no menos viejas se ha llegado a saber que en la cima de este redondo cerro construyó el indio su casa para poder contemplar todos sus dominios , vigilar sus numerosas manadas de ganado que pastaban cerca de la laguna del Huauco y llamar a son de trompeta a sus sirvientes que trabajaban esparcidos por distintos rincones de la gran llanura. Esta casa, sin embargo, la construyó sobre los restos de tales plataformas superpuestas que fueron construidas anteriormente por habitantes precolombinos de la zona, quienes tenían allí su guarnición y fortaleza y todavía pueden verse los restos de un gran muro de mampostería de piedra que fue su bastión en caso de invasiones o guerras. Aquí hay restos de ceramios confundidos. Entre los que pertenecieron al gran Caruacushma y los que usaron los ya desaparecidos habitantes preincaicos. Se pueden notar todavía los cimientos removidos de la casa del cacique; con un poco de suerte se pueden encontrar fragmentos de sus vasijas y urpos donde hacía fermentar el pardo licor de maíz; con un poco de esfuerzo de nuestra imaginación podremos ver todavía a este personaje levantando su jarra y brindando con la rancia chicha en una actitud beatífica ante una puesta de sol contemplada con éxtasis desde este tan estratégico mirador de la campiña.
Macas, Cerro el Melón
Otro lugar turístico por excelencia viene a ser el Túnel acueducto, construido en la década de los años 40, del siglo 20, por gestión del insigne Clodomiro Chávez en su entonces posición de Diputado por la provincia de Celendín. Viene a ser la obra más monumental que jamás se haya hecho en todo el distrito y por su naturaleza es la maravilla de ingeniería hidráulica y el túnel más grande de toda la provincia, tiene casi un Kilómetro de caja subterránea y se construyó con la finalidad de drenar las aguas de la entonces más enorme laguna de toda la provincia que hacía de Sucre una especie de Venecia peruana, remembranza europea que se ha dejado sentir al plasmar los antiguos pobladores este nombre a una de sus principales calles de la ciudad. Se cuenta que hace mucho tiempo a la entonces Villa del Huauco, llegó a la parroquia un personaje clerical que terminó en lamentables incidentes con muchos de los vecinos de esta ciudad, no sabemos todavía por qué; motivos y conocido que en la pampa en un lugar denominado Las Lajas, existían tres «tragaderos» o sumideros naturales que servían para el drenaje de las aguas de toda la cuenca, a modo de venganza contra todo un pueblo y amparándose en la oscuridad de la noche fue y obstruyó estos tragaderos con una enorme cantidad de piedras seguramente con ayuda de algunos secuaces provocando la obstrucción definitiva de dos de estos sumideros y parcialmente de uno de ellos con la maligna intención de que Sucre quedara sepultado por las aguas de esta gran laguna que antes se auto regulaba de una forma natural por medio de estos desaguaderos. Después el mencionado cura partió definitivamente de este pueblo y se dice que le expreso muy profundas maldiciones con todo el odio que podía engendrar en sus entrañas. Por eso muchos sucreños creen que el atraso socioeconómico y cultural de nuestra tierra tal vez se deba a que fue maldecida por representante de Cristo, claro, absurda y estúpida.
"El tragadero"
Uno de los sumideros, el más grande, queda muy cercano al túnel y se lo puede visitar con facilidad, es un lugar imponente, y provoca debilitamiento de ánimo pues parece tener un campo magnético absorbente. Hoy se ingresa por medio de una zanja la que va profundizándose cada vez más y es notoria una prominente roca que emerge hacia arriba del boquerón. Dicen que fue desde este púlpito natural desde donde este brutal representante del clero maldijo a esta tierra para después sacudir el polvo de sus zapatos cuando partía definitivamente de Sucre por el abra de Quintilla.

El túnel es ideal para una visita de tarde o día completos; se pueden tomar hermosas fotografías de toda la gran planicie desde su elevada compuerta, en donde no pocos visitantes enamorados han grabado sus nombres dentro de alegóricos corazones traspasados por flechas amorosas... También el túnel, dada su amplitud interior, es aparente para ser traspasado interiormente, desde la compuerta hasta la salida emergente, paso que es muy emocionante y pone a prueba el temple de los nervios y nuestras posibles claustrofobias; en la salida del agua existe una poza de concreto que sirve para disipación de la energía hidráulica para después terminar en una fuerte rápida precipitándose, cual una mole envuelta en millones de micro gotas iridiscentes, hasta una profunda poza con un estruendo espantoso; solamente que a los que pretenden cruzarlo les recomiendo que se cercioren bien del estado del tiempo mirando toda la bóveda atmosférica, ya que una crecida de las aguas provocada por lluvias en alguna zona alejada de la cuenca, arrastraría a los intrépidos visi­tantes terminando en lamentables consecuencias. No es recomendable pasar dentro del túnel en épocas lluviosas. Una vez saliendo de este túnel por la parte posterior puede ser propicio visitar la mini central hidroeléctrica de Yungapata, que es ya una obra actual hecha por el esfuerzo de nuestro pueblo para gozar de los beneficios de la electricidad. Este lugar es interesante para poder comprender el funcionamiento de un sistema de transformación y aprovechamiento de la energía hidráulica.
Las Cuevas del Idulo
Yungapata
Prosiguiendo nuestro recorrido, encontramos otro lugar muy interesante denominado cuevas del Idulo (este nombre parece ser una deformación de ídolo, ya que a la distancia parece que en la cueva hubiera una estatua de pie). Se encuentra más al sur y hacia arriba de la mini central de Yungapata, a dos horas de camino desde Sucre. Su acceso por ahora es un poco dificultoso por la espesa vegetación que la circunda entre las que hay zarzamoras que en ciertas épocas del año brindan sus sabrosísimos racimos para delicia de los que por allí transitan. Esta caverna es imponente, ingresando hacia su seno uno puede sentir toda una gama de arcaicas emociones que inmediatamente nos evocan a las etapas paleolíticas donde nuestros antiguos antepasados ejercían sus rituales invocando la protección de sus dioses y comprometiéndose con ellos a cumplir su voluntad; se hallan todavía acá restos de pinturas rupestres de animales (petroglifos de color ocre). La cueva tiene hasta dos niveles y una especie de sótano, una estalactita gigantesca que a lo lejos parece una estatua de pie en una urna (a ello se debe su nombre), su interior es abovedado y lo que es más impresionante es que cuando uno se encuentra allí siente la impresión de estar dentro de un inmenso cráneo humano, ya que las aberturas que tiene hacia el exterior se asemejan mucho a las órbitas y comisuras de una calavera humana. A todos los amantes del ocultismo les agradaría pernoctar en este lugar y llevar a cavo algunos rituales relacionados con el fenómeno de la muerte; para muchos brujos sería un encantador laboratorio este sitio sobrecogedor, antro de ocultas potestades. A mis amigos turistas les recomiendo visitarlo en un paseo de campo, tomar un almuerzo frugal en él, poder mirar desde allí la vasta policromía de la gran cuenca de los ríos Cantanje, Cajapotrero y Tallambo, asimismo las inmensamente elevadas cumbres de la montaña de Yanahuma, antes boscosa hoy solo escombros y las abruptas profundidades de Diablocantana, donde encontró la muerte el montonero y saqueador Verástegui, a causa de precipicios y balas de los guardias «azules» de ese entonces. En el futuro merece construirse una pequeña trocha carrozable, desde la ya existente en la mini central de Yungapata para poder facilitar el acceso.
Rio Cantanje
El que podríamos llamar el complejo Hatunmonte, Cantanje y Diablocantana es muy interesante. En Hatunmonte hay dos hermosas cataratas: una de chorro y otra de abanico. El acceso es fácil por la carretera Sucre - Oxamarca. En Cantanje, como lugar limítrofe y de tránsito, es interesante por ser un río caudaloso y el clima algo cálido aparente para un paseo de bañistas, se pueden acá saborear principalmente jugosas cañas de azúcar, nísperos y chirimoyas y visitar el pintoresco y cálido pueblito de Saucepampa. Diablocantana es un lugar interesantísimo, su nombre se debe a que en determinadas ocasiones se han escuchado aquí, confundido con el ruido de las aguas y generalmente muy entrado el atardecer, el sonido de una banda de metal acompañada de voces extremadamente melodiosas, voces que los lugareños al no explicarse de quién eran o procedían, no han dudado de atribuirlas a los demonios que habitan esos tan solitarios parajes. De allí el lector puede deducir el significado etimológico de su tan pintoresco nombre, sin duda que se trata de espíritus elementales de la naturaleza que se han replegado hasta esos solitarios lugares, huyendo de las vibraciones pecaminosas y negativas del hombre y aunque sonría el escéptico lector le propongo el reto de comprobarlo por sí mismo a cambio de paciencia, perseverancia y una especial preparación. Acá también se dice de la existencia de los restos de un puente incaico, probablemente de la época de Pachacútec, que sirvió para atravesar el río Cajapotrero consistente en dos piezas monolíticas de piedra de superficie plana y colocadas a nivel sobre las dos riberas, formando dos voladizos que tienden a encontrarse y en donde los antiguos colocaban troncos de madera para completar el tramo útil. Era parte muy importante de una gran camino que aún se puede ver emergiendo de las profundidades del valle y trascender por los fuertemente empinados flancos de Cajén y Cajénpampa, sabemos que Pachacútec en su afán de expansión militar del Imperio de los Incas, construyó muchos caminos para movilizar sus ejércitos. Este es probablemente uno de esos caminos, se puede deducir su importancia de su gran anchura y del afirmado que poseía. Este lugar es intensamente magnético y puede producir alteraciones en el aura de una persona pudiendo enfermar, no recomiendo su visita a personas muy sensibles al susto o incapaces de dominar la emoción del miedo, por razones obvias.
Saucepampa y al fondo la
 quebrada del rio Tallambo
Muy mentadas son también las cataratas de Pachachaca, que se encuentran en el lejano territorio limítrofe cercano al famoso fundo distrital de El Saúco. Se puede llegar hasta ellas por la trocha carrozable que ya existe desde el centro poblado Menor de Vigaspampa hasta las cercanías de las pampas de Huanico. Acá existe un hermosísimo puente natural cincelado por el proceso erosivo de las aguas nacientes que conformarán después al río Tallambo, a la salida del agua que en las épocas lluviosas de crecidas lo hace con gran presión, forma una caída de abanico que a cierta distancia y con un poco de imaginación se puede ver en ella una graciosa ñusta de hermosísima pollera de espuma; también en este lugar hay otras cataratas muy hermosas, cuanto más hermosas cuanto más lluvioso es el tiempo, para lo cual el intrépido turista tiene que tomar todas las precauciones necesarias.
No poca es también la importancia de una de las ruinas más interesantes de nuestro distrito que son las de La Lechuga, muy fáciles de llegar desde el caserío de Cruzconga, que en la actualidad están casi en su totalidad sepultadas bajo una considerable capa de piedras y suelos de cultivo. Se trata de ruinas de los tiempos preincaicos e incaicos, en los lugares donde ciertos amantes a la arqueología se han dedicado a descubrirlas se puede notar un sistema complicado de laberintos que servían como necrópolis y lugares ceremoniales; existe también en cierto lugar contiguo a las ruinas una pieza monolítica de piedra cuya figura perimetral reproduce exactamente al mapa del antiguo Tahuantinsuyo en cierta dinastía incaica. Varias cimas de estos cerros se encuentran pobladas por estos restos tan interesantes que merecen un estudio, un redescubrimiento y su respectiva explotación por esta tan pintoresca industria sin chimeneas que es el turismo.
Restos arqueológicos La Lechuga
Otro lugar exótico e interesante es la gran laguna de Mishacocha, aunque lejana y limítrofe con el distrito de La Encañada se encuentra en el territorio de la cordillera Cumullca, es una laguna temida por sus repentinos cambios de color y por sus leyendas que cuentan de sus muchas víctimas que se ha cobrado al elevar repentinamente su nivel o haber tragado a otros sus movedizos pantanos, hay mucha gente que cree y otros que han muerto con la creencia que en este lugar habita un ser invisible que provoca estos fenómenos. La laguna tiene un desaguadero que es un tragadero que drena las aguas hacia el territorio de Namora. Se encuentra a casi a cuatro mil metros sobre el nivel de mar.

Fuente: Revista el Labrador mayo 1998.

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