Distrito de Sucre en todo el Perú y el mundo.

Buscar en este portal

martes, 5 de octubre de 2010

Historia del fútbol sucrense: El Famoso "RAMBLER" y el Poderoso "SAN ISIDRO LABRADOR"


Escribe: Elmer Castillo Díaz
 He tenido la oportunidad, algunas veces, de escuchar muy atentamente los comentarios de esquina acerca del fútbol sucrense; otras, en noches de bohemia, sentados alrededor de una mesa y envueltos por el humo de los cigarrillos, añorando be­llos momentos, imborrables aún por los años.
Octavio Zegarra y Julián Tobías, recordados jugadores del "Rambler".
 El fútbol sucrense viene de años atrás. Basta recordar brevemente al famoso Club Deportivo «Rambler», equipo de fútbol que dio muchos lauros al balompié huauqueño, fundado y capitaneado por el Sr. Hildebrando Zegarra, allá por los años de 1930 al 1935. Hildebrando Zegarra (padre del que en vida fue Felipe Nery Zegarra, un gran deportista también) fue, en el lapso señalado, el promotor del balompié huauqueño, su pionero número uno. Y, alrededor de él brillaron con luz propia figuras inolvidables y que hoy las plasmo para la historia: allí el arquero insustituible y a la vez capitán, Hildebrando Zegarra, Pedro Álvarez, Eladio Silva, Quintiliano Zegarra, el «Galgo» Shumbirique, Teófilo Aliaga, Fidel Aliaga, César Horna, Víctor Sánchez y el famoso Julio Zegarra alias «Totora». Todos ellos se caracterizaban por su pundonor, pujanza y amor a la camiseta; además exhibían un fútbol ar­tístico, pícaro y afiligranado, duchos en la gambeta, los pases de taquito y las famosas «jaladas de caracol».
El escenario de gratos recuerdos futbolísticos fue el campo denominado Chulipampa, lindante con la casa del General Casimiro Horna. Los rivales, por supuesto, el Club «Espe­ranza» y «El Sindicato» de Celendín.
Tiempos después, fueron surgiendo otros valores que iban integrándose al famoso «Rambler», entonces aparecieron las figuras de Ranulfo Silva, el «Tibugón» Salatiel Aliaga, el «Disha» Alberto Sánchez, el poderoso chueco Teobaldo Marín, «El muga» Celso Silva, Humberto Sánchez, y esos dos cracks geniales: «El Cucho» Milciades Silva y el único Rafita «Chela», casi todos ya fallecidos. El escenario el mismo, pero los rivales fueron otros: el «H.J.» de Huacapampa, donde sobresalían el famoso Napoleón Zamora, Alfredito Calla, y el otro rival el «R.P.» de Celendín, denominación en honor al nombre del Juez de Primera Instancia Dr. Ruperto Pimentel que contaba con jóvenes valores celendinos: «El Chueco» Merino, «El Piño» Antenor Pereyra, «El Loro» Tavera, «El Casheque» Tejada, Emilio Aliaga Bardales y el «Sharuto» Linares. Al final fueron para El Ram­bler más victorias que derrotas.
Julio, Saúl, Himler, Lito, Tito, Eloy, Chico, Juán, Guto, Beto, Alcibiades, Emil, Integrantes del primer SIL.
Años después, seguía El Rambler como representante del fútbol huauqueño y como pasaban los años aparecían también nuevas figuras, y allá por los años 40 y 60 surgieron las figuras de Neptalí Zegarra alias «Tincho», Felipe Nery Zegarra, Eloy Rojas Silva, el puntero Gamaniel Silva, Pánfilo Zelada, Manuel Cohaila, el zurdo Julián Tobías Chávez y el recordado «Palito», entre otros. El escenario «La Plaza de Acho».

Hasta que por el año de 1963, surge la figura de un joven intelectual sucrense, el Dr. Juan Zegarra Chávez, quien organizó un juvenil cuadro de fútbol, integrado por jóvenes sucrenses, estudiantes en el Colegio Javier Prado de Celendín, y al que se le puso el nombre de «Club Deportivo San Isidro Labrador», siendo el Dr. Juan Zegarra su fundador y presidente. Las estrellas de este juvenil San Isidro Labrador fueron Neptalí Zegarra alias «Chico», infranqueable en el arco, los primos Pastor y Meshe Mujica. Su rival en el principio fue el famoso Rambler, el escenario la Plaza de Acho. El Rambler, empezó a sufrir derrotas tras derrotas por parte del juvenil cuadro.
Estos dos cuadros fueron por algún tiempo los máximos representantes del balompié sucrense, entrando luego el deporte de una especie de pasividad, tal vez por falta de dirigencia. Con la creación del Colegio San José, el deporte se ve nuevamente inyectado de ánimo, pero como Sucre no contaba con un adecuado campo de fútbol, se dio más importancia al basquetbol. De allí que, el colegio, recién creado, se dio el lujo de competir y ganar a representativos que venían de Chepén, Ferreñafe, Chachapoyas, con motivo del aniversario del Agropecuario de Celendín. No olvidemos también que el semillero indiscutible del básquetbol sucrense, sin lugar a dudas, fue nuestra escuela 83, bajo la batuta del maestro Onésimo Silva, salieron figuras relevantes como Alcides Aliaga «Negro Shide», Nicodemus Zegarra, Baldomero Aliaga «Balducho», Luis Marín Zavaleta; y aquellos jóvenes que llegaron a grandes en el colegio: Amador Díaz, José Galo, Héctor Zelada, Álvaro Silva, Víctor Zavaleta, Pedro Aliaga, Jaime Velásquez, dirigidos por el joven profesor trujillano Ibero Rodríguez.
Cabe anotar que el año de 1975, siendo Presidente del Comité Pro-Feria el profesor Santiago Galarreta Castro, con el saldo de sus actividades compraron los terrenos de la señora Aída Aliaga, que luego después fueron habilitados para campo de fútbol, y se denominó «Campo Deportivo San Antonio». Allí tendrían que realizarse los históricos encuentros de fútbol por la Copa Perú.
Representativo del "SIL" que ganó al "Minas Algamarca" de Cajabamba.
Surge entonces la antesala de la creación de la Liga de Fútbol, con un campeonato de fútbol entre los cuadros Rambler, Alianza Sucre, San Isidro y Andrés Mejía Zegarra, campeonando el Andrés Mejía, y que después sus jugadores engrosarían las filas del SIL, los encuentros se realizaron en la Plaza de Acho, y la inauguración fue con mucho entusiasmo e inclusive se desfiló con sus respectivas reinas.
El año de 1977, el profesor Gutemberg Aliaga inicia la gestión de la creación de la Liga Distrital de Fútbol, integrada por jóvenes deportistas y entusiastas. La primera Directiva estuvo integrada de la siguiente manera: Presidente: Prof. Manuel Marín Marín, Secretario: César O. Reyna Montoya, Tesorero: Julián Tobías Chávez Zegarra, Sec. de Deportes: Gutemberg Aliaga Zegarra, Vocales: Aladino Aliaga Escalante y Uriel Aliaga Marín.

Integraron la Liga los siguientes clubes: Club Deportivo «San Isidro Labrador», con su Presidente el Prof. Gutemberg Aliaga; Club Deportivo «Atlético Deportivo Calconga», con su Presidente el Sr. Miguel Sánchez; Club Deportivo «San Juan Bautista» de la Quinuilla, con su Presidente el Sr. Silvestre Mendo; y Club
Deportivo «Independiente la Victoria», con su Presidente el recordado Prof. Santiago Galarreta Castro.
De estos cuadros (ADC de Cal-conga) no podríamos olvidarnos de sus integrantes, como por ejemplo Jaime Torres, espigado y fuerte hasta la demasía, un defensa de mucho coraje; Marcial Torres, «Colorao», gran marcador, difícil de llevarlo y a ese pequeño gigante del «Chungo», de un físico y dominio admirable, parecía tener cuatro pulmones. De la Qui­nuilla, Secundino Urquía «Maca Pio­jo», recio y hábil, conducía a su equipo siempre hacia los triunfos; del In­dependiente el «Mechoni» Emeterio Mariñas Marín, nunca quiso salir de su querido Independiente, habrá tenido sus razones; desde ésta vayan para él mis respetos. No hubo equipo «chico», todos demostraron tener gallardía, gran temple y moral muy alta. ¡Qué grandes fueron! ¡Si de esta laya de futbolistas contáramos hoy en los clubes profesionales y selección!
Representativo del "SIL" con el entrenador Alberto Collao.
Grande y Poderoso «SIL» sólo lo tenía de nombre, pues le faltaba todo, tuvo que comenzar de la nada, las relaciones comenzaron a funcionar, la primera colaboración nos llegó de la incontrastable ciudad de Huancayo, el Dr. Juan Zegarra Ch. nos hizo llegar las primeras camisetas, que su color lo llevamos clavados en nuestra memoria, fueron esas gloriosas guin­das, confeccionadas con un excelente material. Los equipos de Celendín que se enfrentaron al equipo de nuestros amores fueron Rosario, JBC y Sevilla. Nuestro campo deportivo llama­do ya «San Antonio», acogía a casi la totalidad de los sucrenses, quienes ansiosos de que su equipo alcanzara el triunfo, no les importaba las inclemencias del clima, hiciera un sol ra­diante o una torrencial lluvia, allí estaban, chales, ponchos, sombreros, matracas, gritos, bocinas, hasta disparos de armas de fuego alentando a su SIL; grandes, chicos, ancianos, niños, señoras, señoritas gritando hasta enronquecer, y los amigos celendinos llegando con sus camiones repletos, era toda una fiesta, con su colorido clásico muchas veces la alegría rebozaba los límites del campo, y pocas veces las lágrimas quedaban también en ese campo; los hinchas que bramaban de alegría haciendo uso de sus armas de fuego eran Luis Marín «Cheseline» y Filadelfo Sánchez Zelada «Primí», fanáticos por excelencia, acompañaban a su equipo a donde fuera. Llegamos a lugares que sólo habíamos escuchado en las clases de geografía. Cajabamba, con ese buen equipo «Minas de Algamarca», con jugadores contra­tados con un sueldo, a éste, llegó Leoncio Rojas «Patón», pudimos eliminarlo con mucho esfuerzo; pero Tembladera, con su «Municipal», hombres con gran conocimiento y ex­periencia, ayudándoles nuestra inocencia, logró vencemos. En Chilete, con el «Alberto Terry», y Cajamarca con el segundo equipo de esa «Agronomía», sus dirigentes se la sabían todas, si no era en el campo era en la mesa, de todas maneras se salían con las suyas; pero todos probaron de la calidad del Grande y Poderoso SIL. Después de Guto le sucedieron grandes amantes de su tierra y su Club, Julio Horna Collantes, amante del deporte, entusiasta, muy sobrecargado con sus ocupaciones policiales, pero se dio su tiempo; Alberto Zegarra M. «Loco Beto», su poder económico hizo que el Club pisara las nubes, con decirles que teníamos Xilocaína en sprite, no nos faltaba nada, sólo ganar con más ganas, y no esperar demasiadas recompensas. Juan Mariñas «Juanito», con su paso cansino, su en­tusiasmo y carácter, permitió a que algunos jugadores le hagan ciertas travesuras; sin embargo, demostró gran confianza en sus jugadores. 
De pie: Correa, Edgar, Charlie, Horacio, Leoncio, Castillo; hincados: Elmer, Jaime, Adán, Justo, Nolo y Hurtado.
 José del Carmen Zegarra, quien con su paciencia y el saber escuchar se hizo apreciar por los muchachos, cada uno de ellos contribuyó en el mejoramiento y bienestar del Club. También estuvieron los Directores Técnicos, el primero, Neptalí Zegarra «Chico», conocedor de grandes secretos, por su vasta experiencia en su andares por diferentes partes del Perú; luego llegó el «Torito» el profesor Raúl Díaz Acosta, serio, calmado en su trato, supo calar hondo en sus dirigidos por su energía, hombre de pocas palabras y grandes aptitudes deportivas, hasta que vino «paso de gato» Buster Hurtado S., profesor de Educación Física, demostraba en el campo que también había jugado, con él viajamos a casi todas las provincias, emigró a su tierra natal Tembladera y nos quedamos nuevamente solos. No recuerdo bien de quién fue la idea de traer un entrenador de Cajamarca, y eligieron al que fuera capitán del UTC, don Alberto Collao, cambió radicalmente todo nuestro sistema de juego, fue para nuestro bien y nuestra desgracia, el JBC de Celendín nos dejó en medio camino. A todos ellos, que conduje­ron al equipo, nuestra gratitud eterna, porque el Poderoso SIL vivirá eternamente en la memoria de nuestro pueblo.

Con las disculpas del caso de parte de esos grandes amigos de bohemia, viajes, alegrías, tristezas, humos, etc. me atreveré a hacer sucintamente una relación de los que acompañaron a ese equipo tan recordado, y empezaré por los guardametas, el génesis lo inició el querido y nervioso Horacio Rojas M. «Togege», si hasta los 10 minutos el arco no recibía algún gol, era partido ganado, se asentaba bien y dirigía a sus jugadores como los grandes. Jesús Rojas N. «Lobo», intrépido, elástico, con una seguridad en las manos envidiable. No llegaste más lejos por tu gusto mi querido «Lobo»!. Luis Chávez M. el que lesionaba a sus atacantes, vehemente en sus salidas. Felipe Díaz P. «Felipillo» (nada que ver con el del incanato), bueno, ágil, sus saques eran ataques para nuestros delanteros, jugó también de delantero, su patadón era de cuidado para cualquier arquero. Estuvo Agapito Correa, del vecino distrito de Jorge Chávez, no tuvo su oportunidad de demostrar lo que valía, tuvimos buenos guardametas ¿verdad?
Leoncio Rojas y Jaime Velásquez.
 Nuestros defensas, grandeza y puro corazón, Jorge Delgado, batallador, aguerrido hasta los huesos, con el tiempo llegó a ser uno de los mejores marcadores derechos de la Provincia, su vehículo fue testigo de muchos viajes con la delegación, y de allí el famoso «Charles». José Escalante del A. el «Ciego», impasable por arriba, su manera de elevarse era prodigiosa, salía con su pelota dominada. Edgar Zegarra C., elegancia y, bravura su fuerte, no sé por qué, pero me hacía recordar a esos potros de paso en sus salidas, su hermano menor Isidro Zegarra «macho», sus carretillas asombraban a propios y extraños. Manuel Rojas E. «Llis», buena estatura, buena ubicación, se fue rápido; pero uno de los más grandes fue sin duda, Adán Delgado C., todo elegancia, pundonor y elasticidad para dominar el juego rasante y por alto. Elmer Chávez P. «Kepi», con sus catorce años vividos, era excelente en sus pro­yecciones, un atacante más, lo gracioso era su manera de correr, pero no había más que eso, se las dio por ser puntero y a gritos tuvo que regresar a su puesto, y de allí no lo movió nadie. El profesor Onésimo Silva, dio en el clavo al ponerle el sobrenombre de «El Kayser» a nuestro recordado Leoncio Rojas M., nuestro Capitán, alrededor de él giraba la responsabilidad y confianza de todos los que lo acompañaban, su constitución física engañaba a cualquiera, y, en la hora de la verdad, los adversarios eran ridiculizados por sus consecutivos «sombreritos», su clase llegó muy lejos, le sirvió para ir demostrando por diferentes partes lo que en verdad valía, con el Minas de Algamarca y el Agronomía. ¡Qué grande fuiste Leoncio! Dios te tenga a su lado y sigas jugando como los ángeles. Cómo olvidar a Francisco Chávez "Panchito La O", a Filadelfo Sánchez S., Ramiro Aliaga, que cariñosamente le decíamos "Ojo", y a Klever Zegarra "El Loco".
Representativo "SIL" que enfrentó al "Alberto Terry" de Chilete.
El mediocampo se vestía de todos colores, para cualquier gusto, pero eso sí, la pelota era bien tratada, con mucho cariño, con elegancia y mucho respeto, sus delanteros sabían el momento preciso del toque hacia ellos; Oscar Velásquez Z. «Toco», tenía físico de sobra, una de sus principales funciones era la de cancervero, la cual la hacía perfecto, y no sólo era eso, cuando se requería tocar, dominar el mediocampo también tenía lo suyo; Jorge Hurtado S. «Chicachón», pequeño, carismático, fintiador, sus desplantes con el balón a los que lo marcaban eran dignos de los aplausos que recibía. Estuvieron con nosotros dos grandes jugadores de José Gálvez, Manuel Buenaventura Zamora y Henry Zamora, se unieron al grupo por sus cualidades innatas en el trato del balón; personalmente me quedo con uno de los más grandes en este sector, Mario Marín A. «Huesito», vino desde Lima, buen amigo, bohemio como ninguno, en el campo sabía lo que hacía, y lo hacía muy bien; el Agronomía supo de su grandeza. Edinson Camacho, el malabarista de la pelota, fugaz en su trayectoria por el SIL; estuvo también en este mediocampo el inolvidable y gran amigo Mario Collantes Z. «Maceta», atrevido, inteligente, hizo dos goles en Celendín, que sirvieron para la clasificación; Wiliam Reyna, certero en sus pases por su buena visión y sus «a veces» buenos shots. Orlando Horna «Quimicho», su buen desplazamiento y su buena recepción del balón hacían de él un buen jugador; el negrito Wiman Chávez, llegó de Chiclayo «familia», su técnica y picardía alegraban a los restantes, guapeaba a la gente que se cansaba, y daba ánimos cuando el partido se nos ponía difícil, trabajaba en Contribuciones en Cajamarca, por intermedio de Enemesio Aliaga «Pestañita» llegó al SIL. Y el siempre problemático Elmer Castillo D. «Negro», indisciplinado, parecía que luego de una noche de bohemia antes del partido se comprometía a rendir mejor; su baja resistencia física haría de él, jugador de medio tiempo, fue admirado por sus compañeros de vicio, todos dejaron escuela y trataron de brindar lo mejor de ellos por el club de sus amores.
De pie: Jaime, Aliaga, Leoncio, Castillo, Hueso, Felipe, Adán; hincados: Tuya, Oscar, Fernando, Edison.
 De la delantera hay mucho que hablar, pues eran ellos los que efectivizaban los pases de su mediocampo, el habernos clasificado por primera vez a la etapa interdistrital, nos hacía falta refuerzos; uno de nuestros más fervientes seguidores, el entonces guazón Jorge Chávez, pedía que trajéramos a sus dos sobrinos, el problema era económico, se gestionó, finalmente pudieron venir, parecían dos gladiadores. Me olvidaba de uno de los más sufridos Presidentes del Club, Juan Mariñas don «Juanito», eran sus engreídos en especial el negro Justo, su palabra era ley, y todo porque se lo merecía, eran ya conocidos por algunos, pues uno de ellos era «cuñao» de Leoncio, Nolo, temible para el choque, sus defensas se apartaban con solo venir como una tromba, y de «Justo», su violencia al disparar y su ha­bilidad para manejar el esférico, le merecieron el título de «papá», el último, jaranero, el primero derrochador de una especial chispa para la alegría; el «loquito» Juan Collantes Z., como poder olvidarme de él, corría, corría, inquietando a sus marcadores, defensa, mediocampo, delantero, mejor dicho era de todo; funcional, se adelantó a su época, hoy en día sería normal de cualquier club europeo. Fernando Chávez «Pululo», dejando a lado su apatía, era capaz de destroncar a su marcador, gran luchador en la recuperación de la pelota. Delfín Yupanqui, un negrito con un buen rendimiento físico, buen driblin y gran shoteador. Fernando González V. el de más velocidad, por su manera de desplazarse era contenido en postas y a base de golpes bajos muy bien disimulados, los cuales eran respondidos con cre­ces, pues el negrito no se aguantaba pulgas, de allí las numerosas tarjetas amarillas y algunas rojas.
De pie: Leoncio, Jaime, Adán; hincados: Castillo, Oscar; Zegarra.
 Y, sin duda alguna, el jugador huanuqueño que le dio especial brillo y espectacularidad al fútbol del SIL fue el excepcional «Misho» Jaime Velásquez, un jovencito que desde las primeras auroras de su niñez hizo del fútbol y del básquetbol sus vivencias deportivas, a veces yendo solo y por las noches de luna plateada a entrenar en la cancha. «El Misho» Jaime fue «La Vedette» del equipo con su juego casi eléctrico; su habilidad en el quiebre, siendo su «más fuerte» el dominio de las dos «áreas de juego»: la penal y la del gol, donde alocaba a va­rios pintados backs que lo marcaban, haciendo goles de antología. Hasta hoy, hacia sus cuasi cincuenta años, sigue luciendo sus cualidades deportivas como para ejemplo de niños y jóvenes de nuestro presente, que amen realmente hacer deporte.

Finalmente, si en estas memorias mías olvido de algunos integrantes del SIL, u otros equipos de Sucre (todos ellos dignos de nuestro encomio), que me lo perdonen porque las neuronas cerebrales del autor de la nota van creando lagunas de memoria, pues que los años no pasan en vano.
Quiero también aludir que, cantando las glorias de nuestro excepcional cuadro «SIL», lástima casi en el ocaso de su gloria, el profesor Onésimo Silva creó el himno a sus triunfos, que para lástima de nuestras juventudes, hoy sigue dormido en un Cassette cualquiera, grabado para la posteridad, pero así, así olvidado co­mo tantas creaciones surgidas del amor a nuestra tierra natal y hermanos.
De pie: Adán, Elmer, Jaime, Charles, Horacio, Leoncio; hincados: Chávez, Collantes, Castillo, Zegarra, Nolo, Hurtado.

Fuente: Revista El Labrador N° 6, mayo 1997.

1 comentario:

  1. Esta linda la historia deportiva del pueblo de Sucre QUICIERA SABER MAS SOBRE EL LEJENDARIO PESTAÑITA SUS TOROS Y TAMBIEN LA HISTORIA DE SONDOR Y EL SAUCO

    ResponderBorrar

 

©2009 Asociación Movimiento de Unidad Sucrense - "MUS" | Template Blue by TNB