Escribe: Elmer Castillo Díaz
He tenido la oportunidad, algunas veces, de escuchar muy
atentamente los comentarios de esquina acerca del fútbol sucrense; otras, en
noches de bohemia, sentados alrededor de una mesa y envueltos por el humo de
los cigarrillos, añorando bellos momentos, imborrables aún por los años.
Octavio Zegarra y Julián Tobías, recordados jugadores del "Rambler". |
El fútbol sucrense viene de años atrás. Basta recordar
brevemente al famoso Club Deportivo «Rambler», equipo de fútbol que dio muchos
lauros al balompié huauqueño, fundado y capitaneado por el Sr. Hildebrando
Zegarra, allá por los años de 1930 al 1935. Hildebrando Zegarra (padre del que
en vida fue Felipe Nery Zegarra, un gran deportista también) fue, en el lapso señalado,
el promotor del balompié huauqueño, su pionero número uno. Y, alrededor de él
brillaron con luz propia figuras inolvidables y que hoy las plasmo para la
historia: allí el arquero insustituible y a la vez capitán, Hildebrando
Zegarra, Pedro Álvarez, Eladio Silva, Quintiliano Zegarra, el «Galgo»
Shumbirique, Teófilo Aliaga, Fidel Aliaga, César Horna, Víctor Sánchez y el
famoso Julio Zegarra alias «Totora». Todos ellos se caracterizaban por su
pundonor, pujanza y amor a la camiseta; además exhibían un fútbol artístico,
pícaro y afiligranado, duchos en la gambeta, los pases de taquito y las famosas
«jaladas de caracol».
El escenario de gratos recuerdos futbolísticos fue el campo
denominado Chulipampa, lindante con la casa del General Casimiro Horna. Los
rivales, por supuesto, el Club «Esperanza» y «El Sindicato» de Celendín.
Tiempos después, fueron surgiendo otros valores que iban
integrándose al famoso «Rambler», entonces aparecieron las figuras de Ranulfo
Silva, el «Tibugón» Salatiel Aliaga, el «Disha» Alberto Sánchez, el poderoso
chueco Teobaldo Marín, «El muga» Celso Silva, Humberto Sánchez, y esos dos
cracks geniales: «El Cucho» Milciades Silva y el único Rafita «Chela», casi
todos ya fallecidos. El escenario el mismo, pero los rivales fueron otros: el
«H.J.» de Huacapampa, donde sobresalían el famoso Napoleón Zamora, Alfredito
Calla, y el otro rival el «R.P.» de Celendín, denominación en honor al nombre
del Juez de Primera Instancia Dr. Ruperto Pimentel que contaba con jóvenes valores
celendinos: «El Chueco» Merino, «El Piño» Antenor Pereyra, «El Loro» Tavera,
«El Casheque» Tejada, Emilio Aliaga Bardales y el «Sharuto» Linares. Al final fueron para El Rambler más
victorias que derrotas.
Julio, Saúl, Himler, Lito, Tito, Eloy, Chico, Juán, Guto, Beto, Alcibiades, Emil, Integrantes del primer SIL. |
Años después, seguía El Rambler como representante del
fútbol huauqueño y como pasaban los años aparecían también nuevas figuras, y
allá por los años 40 y 60 surgieron las figuras de Neptalí Zegarra alias
«Tincho», Felipe Nery Zegarra, Eloy Rojas Silva, el puntero Gamaniel Silva,
Pánfilo Zelada, Manuel Cohaila, el zurdo Julián Tobías Chávez y el recordado
«Palito», entre otros. El escenario «La Plaza de Acho».
Hasta que por el año de 1963, surge la figura de un joven
intelectual sucrense, el Dr. Juan Zegarra Chávez, quien organizó un juvenil
cuadro de fútbol, integrado por jóvenes sucrenses, estudiantes en el Colegio
Javier Prado de Celendín, y al que se le puso el nombre de «Club Deportivo San
Isidro Labrador», siendo el Dr. Juan Zegarra su fundador y presidente. Las
estrellas de este juvenil San Isidro Labrador fueron Neptalí Zegarra alias
«Chico», infranqueable en el arco, los primos Pastor y Meshe Mujica. Su rival
en el principio fue el famoso Rambler, el escenario la Plaza de Acho. El
Rambler, empezó a sufrir derrotas tras derrotas por parte del juvenil cuadro.
Estos dos cuadros fueron por algún tiempo los máximos
representantes del balompié sucrense, entrando luego el deporte de una especie
de pasividad, tal vez por falta de dirigencia. Con la creación del Colegio San
José, el deporte se ve nuevamente inyectado de ánimo, pero como Sucre no
contaba con un adecuado campo de fútbol, se dio más importancia al basquetbol.
De allí que, el colegio, recién creado, se dio el lujo de competir y ganar a
representativos que venían de Chepén, Ferreñafe, Chachapoyas, con motivo del
aniversario del Agropecuario de Celendín. No olvidemos también que el semillero
indiscutible del básquetbol sucrense, sin lugar a dudas, fue nuestra escuela
83, bajo la batuta del maestro Onésimo Silva, salieron figuras relevantes como
Alcides Aliaga «Negro Shide», Nicodemus Zegarra, Baldomero Aliaga «Balducho»,
Luis Marín Zavaleta; y aquellos jóvenes que llegaron a grandes en el colegio:
Amador Díaz, José Galo, Héctor Zelada, Álvaro Silva, Víctor Zavaleta, Pedro
Aliaga, Jaime Velásquez, dirigidos por el joven profesor trujillano Ibero
Rodríguez.
Cabe anotar que el año de 1975, siendo Presidente del Comité
Pro-Feria el profesor Santiago Galarreta Castro, con el saldo de sus
actividades compraron los terrenos de la señora Aída Aliaga, que luego después
fueron habilitados para campo de fútbol, y se denominó «Campo Deportivo San
Antonio». Allí tendrían que realizarse los históricos encuentros de fútbol por
la Copa Perú.
Representativo del "SIL" que ganó al "Minas Algamarca" de Cajabamba. |
Surge entonces la antesala de la creación de la Liga de
Fútbol, con un campeonato de fútbol entre los cuadros Rambler, Alianza Sucre,
San Isidro y Andrés Mejía Zegarra, campeonando el Andrés Mejía, y que después
sus jugadores engrosarían las filas del SIL, los encuentros se realizaron en la
Plaza de Acho, y la inauguración fue con mucho entusiasmo e inclusive se
desfiló con sus respectivas reinas.
El año de 1977, el profesor Gutemberg Aliaga inicia la
gestión de la creación de la Liga Distrital de Fútbol, integrada por jóvenes
deportistas y entusiastas. La primera Directiva estuvo integrada de la
siguiente manera: Presidente: Prof. Manuel Marín Marín, Secretario: César O.
Reyna Montoya, Tesorero: Julián Tobías Chávez Zegarra, Sec. de Deportes:
Gutemberg Aliaga Zegarra, Vocales: Aladino Aliaga Escalante y Uriel Aliaga
Marín.
Integraron la Liga los siguientes clubes: Club Deportivo
«San Isidro Labrador», con su Presidente el Prof. Gutemberg Aliaga; Club
Deportivo «Atlético Deportivo Calconga», con su Presidente el Sr. Miguel
Sánchez; Club Deportivo «San Juan Bautista» de la Quinuilla, con su Presidente
el Sr. Silvestre Mendo; y Club
Deportivo «Independiente la Victoria», con su Presidente el
recordado Prof. Santiago Galarreta Castro.
De estos cuadros (ADC de Cal-conga) no podríamos olvidarnos
de sus integrantes, como por ejemplo Jaime Torres, espigado y fuerte hasta la
demasía, un defensa de mucho coraje; Marcial Torres, «Colorao», gran marcador,
difícil de llevarlo y a ese pequeño gigante del «Chungo», de un físico y
dominio admirable, parecía tener cuatro pulmones. De la Quinuilla, Secundino
Urquía «Maca Piojo», recio y hábil, conducía a su equipo siempre hacia los
triunfos; del Independiente el «Mechoni» Emeterio Mariñas Marín, nunca quiso
salir de su querido Independiente, habrá tenido sus razones; desde ésta vayan
para él mis respetos. No hubo equipo «chico», todos demostraron tener
gallardía, gran temple y moral muy alta. ¡Qué grandes fueron! ¡Si de esta laya
de futbolistas contáramos hoy en los clubes profesionales y selección!
Representativo del "SIL" con el entrenador Alberto Collao. |
Grande y Poderoso «SIL» sólo lo tenía de nombre, pues le
faltaba todo, tuvo que comenzar de la nada, las relaciones comenzaron a
funcionar, la primera colaboración nos llegó de la incontrastable ciudad de
Huancayo, el Dr. Juan Zegarra Ch. nos hizo llegar las primeras camisetas, que
su color lo llevamos clavados en nuestra memoria, fueron esas gloriosas guindas,
confeccionadas con un excelente material. Los equipos de Celendín que se
enfrentaron al equipo de nuestros amores fueron Rosario, JBC y Sevilla. Nuestro
campo deportivo llamado ya «San Antonio», acogía a casi la totalidad de los
sucrenses, quienes ansiosos de que su equipo alcanzara el triunfo, no les
importaba las inclemencias del clima, hiciera un sol radiante o una torrencial
lluvia, allí estaban, chales, ponchos, sombreros, matracas, gritos, bocinas,
hasta disparos de armas de fuego alentando a su SIL; grandes, chicos, ancianos,
niños, señoras, señoritas gritando hasta enronquecer, y los amigos celendinos
llegando con sus camiones repletos, era toda una fiesta, con su colorido
clásico muchas veces la alegría rebozaba los límites del campo, y pocas veces
las lágrimas quedaban también en ese campo; los hinchas que bramaban de alegría
haciendo uso de sus armas de fuego eran Luis Marín «Cheseline» y Filadelfo
Sánchez Zelada «Primí», fanáticos por excelencia, acompañaban a su equipo a
donde fuera. Llegamos a lugares que sólo habíamos escuchado en las clases de
geografía. Cajabamba, con ese buen equipo «Minas de Algamarca», con jugadores
contratados con un sueldo, a éste, llegó Leoncio Rojas «Patón», pudimos eliminarlo
con mucho esfuerzo; pero Tembladera, con su «Municipal», hombres con gran
conocimiento y experiencia, ayudándoles nuestra inocencia, logró vencemos. En
Chilete, con el «Alberto Terry», y Cajamarca con el segundo equipo de esa
«Agronomía», sus dirigentes se la sabían todas, si no era en el campo era en la
mesa, de todas maneras se salían con las suyas; pero todos probaron de la
calidad del Grande y Poderoso SIL. Después de Guto le sucedieron grandes
amantes de su tierra y su Club, Julio Horna Collantes, amante del deporte,
entusiasta, muy sobrecargado con sus ocupaciones policiales, pero se dio su
tiempo; Alberto Zegarra M. «Loco Beto», su poder económico hizo que el Club
pisara las nubes, con decirles que teníamos Xilocaína en sprite, no nos faltaba
nada, sólo ganar con más ganas, y no esperar demasiadas recompensas. Juan
Mariñas «Juanito», con su paso cansino, su entusiasmo y carácter, permitió a
que algunos jugadores le hagan ciertas travesuras; sin embargo, demostró gran
confianza en sus jugadores.
De pie: Correa, Edgar, Charlie, Horacio, Leoncio, Castillo; hincados: Elmer, Jaime, Adán, Justo, Nolo y Hurtado. |
José del Carmen Zegarra, quien con su paciencia y
el saber escuchar se hizo apreciar por los muchachos, cada uno de ellos
contribuyó en el mejoramiento y bienestar del Club. También estuvieron los
Directores Técnicos, el primero, Neptalí Zegarra «Chico», conocedor de grandes
secretos, por su vasta experiencia en su andares por diferentes partes del
Perú; luego llegó el «Torito» el profesor Raúl Díaz Acosta, serio, calmado en su
trato, supo calar hondo en sus dirigidos por su energía, hombre de pocas palabras
y grandes aptitudes deportivas, hasta que vino «paso de gato» Buster Hurtado
S., profesor de Educación Física, demostraba en el campo que también había
jugado, con él viajamos a casi todas las provincias, emigró a su tierra natal
Tembladera y nos quedamos nuevamente solos. No recuerdo bien de quién fue la
idea de traer un entrenador de Cajamarca, y eligieron al que fuera capitán del
UTC, don Alberto Collao, cambió radicalmente todo nuestro sistema de juego, fue
para nuestro bien y nuestra desgracia, el JBC de Celendín nos dejó en medio
camino. A todos ellos, que condujeron al equipo, nuestra gratitud eterna,
porque el Poderoso SIL vivirá eternamente en la memoria de nuestro pueblo.
Con las disculpas del caso de parte de esos grandes amigos
de bohemia, viajes, alegrías, tristezas, humos, etc. me atreveré a hacer
sucintamente una relación de los que acompañaron a ese equipo tan recordado, y
empezaré por los guardametas, el génesis lo inició el querido y nervioso
Horacio Rojas M. «Togege», si hasta los 10 minutos el arco no recibía algún
gol, era partido ganado, se asentaba bien y dirigía a sus jugadores como los
grandes. Jesús Rojas N. «Lobo», intrépido, elástico, con una seguridad en las
manos envidiable. No llegaste más lejos por tu gusto mi querido «Lobo»!. Luis
Chávez M. el que lesionaba a sus atacantes, vehemente en sus salidas. Felipe
Díaz P. «Felipillo» (nada que ver con el del incanato), bueno, ágil, sus saques
eran ataques para nuestros delanteros, jugó también de delantero, su patadón
era de cuidado para cualquier arquero. Estuvo Agapito Correa, del vecino
distrito de Jorge Chávez, no tuvo su oportunidad de demostrar lo que valía,
tuvimos buenos guardametas ¿verdad?
Leoncio Rojas y Jaime Velásquez. |
Nuestros defensas, grandeza y puro corazón, Jorge Delgado,
batallador, aguerrido hasta los huesos, con el tiempo llegó a ser uno de los
mejores marcadores derechos de la Provincia, su vehículo fue testigo de muchos
viajes con la delegación, y de allí el famoso «Charles». José Escalante del A.
el «Ciego», impasable por arriba, su manera de elevarse era prodigiosa, salía
con su pelota dominada. Edgar Zegarra C., elegancia y, bravura su fuerte, no sé
por qué, pero me hacía recordar a esos potros de paso en sus salidas, su
hermano menor Isidro Zegarra «macho», sus carretillas asombraban a propios y
extraños. Manuel Rojas E. «Llis», buena estatura, buena ubicación, se fue
rápido; pero uno de los más grandes fue sin duda, Adán Delgado C., todo
elegancia, pundonor y elasticidad para dominar el juego rasante y por alto. Elmer
Chávez P. «Kepi», con sus catorce años vividos, era excelente en sus proyecciones,
un atacante más, lo gracioso era su manera de correr, pero no había más que
eso, se las dio por ser puntero y a gritos tuvo que regresar a su puesto, y de
allí no lo movió nadie. El profesor Onésimo Silva, dio en el clavo al ponerle
el sobrenombre de «El Kayser» a nuestro recordado Leoncio Rojas M., nuestro
Capitán, alrededor de él giraba la responsabilidad y confianza de todos los que
lo acompañaban, su constitución física engañaba a cualquiera, y, en la hora de
la verdad, los adversarios eran ridiculizados por sus consecutivos
«sombreritos», su clase llegó muy lejos, le sirvió para ir demostrando por
diferentes partes lo que en verdad valía, con el Minas de Algamarca y el
Agronomía. ¡Qué grande fuiste Leoncio! Dios te tenga a su lado y sigas jugando
como los ángeles. Cómo olvidar a Francisco Chávez "Panchito La O", a
Filadelfo Sánchez S., Ramiro Aliaga, que cariñosamente le decíamos
"Ojo", y a Klever Zegarra "El Loco".
Representativo "SIL" que enfrentó al "Alberto Terry" de Chilete. |
El mediocampo se vestía de todos colores, para cualquier
gusto, pero eso sí, la pelota era bien tratada, con mucho cariño, con elegancia
y mucho respeto, sus delanteros sabían el momento preciso del toque hacia
ellos; Oscar Velásquez Z. «Toco», tenía físico de sobra, una de sus principales
funciones era la de cancervero, la cual la hacía perfecto, y no sólo era eso,
cuando se requería tocar, dominar el mediocampo también tenía lo suyo; Jorge
Hurtado S. «Chicachón», pequeño, carismático, fintiador, sus desplantes con el
balón a los que lo marcaban eran dignos de los aplausos que recibía. Estuvieron
con nosotros dos grandes jugadores de José Gálvez, Manuel Buenaventura Zamora y
Henry Zamora, se unieron al grupo por sus cualidades innatas en el trato del
balón; personalmente me quedo con uno de los más grandes en este sector, Mario
Marín A. «Huesito», vino desde Lima, buen amigo, bohemio como ninguno, en el
campo sabía lo que hacía, y lo hacía muy bien; el Agronomía supo de su
grandeza. Edinson Camacho, el malabarista de la pelota, fugaz en su trayectoria
por el SIL; estuvo también en este mediocampo el inolvidable y gran amigo Mario
Collantes Z. «Maceta», atrevido, inteligente, hizo dos goles en Celendín, que
sirvieron para la clasificación; Wiliam Reyna, certero en sus pases por su buena
visión y sus «a veces» buenos shots. Orlando Horna «Quimicho», su buen
desplazamiento y su buena recepción del balón hacían de él un buen jugador; el
negrito Wiman Chávez, llegó de Chiclayo «familia», su técnica y picardía
alegraban a los restantes, guapeaba a la gente que se cansaba, y daba ánimos
cuando el partido se nos ponía difícil, trabajaba en Contribuciones en
Cajamarca, por intermedio de Enemesio Aliaga «Pestañita» llegó al SIL. Y el
siempre problemático Elmer Castillo D. «Negro», indisciplinado, parecía que
luego de una noche de bohemia antes del partido se comprometía a rendir mejor;
su baja resistencia física haría de él, jugador de medio tiempo, fue admirado
por sus compañeros de vicio, todos dejaron escuela y trataron de brindar lo
mejor de ellos por el club de sus amores.
De pie: Jaime, Aliaga, Leoncio, Castillo, Hueso, Felipe, Adán; hincados: Tuya, Oscar, Fernando, Edison. |
De la delantera hay mucho que hablar, pues eran ellos los
que efectivizaban los pases de su mediocampo, el habernos clasificado por
primera vez a la etapa interdistrital, nos hacía falta refuerzos; uno de
nuestros más fervientes seguidores, el entonces guazón Jorge Chávez, pedía que
trajéramos a sus dos sobrinos, el problema era económico, se gestionó,
finalmente pudieron venir, parecían dos gladiadores. Me olvidaba de uno de los
más sufridos Presidentes del Club, Juan Mariñas don «Juanito», eran sus
engreídos en especial el negro Justo, su palabra era ley, y todo porque se lo
merecía, eran ya conocidos por algunos, pues uno de ellos era «cuñao» de
Leoncio, Nolo, temible para el choque, sus defensas se apartaban con solo venir
como una tromba, y de «Justo», su violencia al disparar y su habilidad para
manejar el esférico, le merecieron el título de «papá», el último, jaranero, el
primero derrochador de una especial chispa para la alegría; el «loquito» Juan
Collantes Z., como poder olvidarme de él, corría, corría, inquietando a sus
marcadores, defensa, mediocampo, delantero, mejor dicho era de todo; funcional,
se adelantó a su época, hoy en día sería normal de cualquier club europeo.
Fernando Chávez «Pululo», dejando a lado su apatía, era capaz de destroncar a
su marcador, gran luchador en la recuperación de la pelota. Delfín Yupanqui, un
negrito con un buen rendimiento físico, buen driblin y gran shoteador. Fernando
González V. el de más velocidad, por su manera de desplazarse era contenido en
postas y a base de golpes bajos muy bien disimulados, los cuales eran
respondidos con creces, pues el negrito no se aguantaba pulgas, de allí las
numerosas tarjetas amarillas y algunas rojas.
De pie: Leoncio, Jaime, Adán; hincados: Castillo, Oscar; Zegarra. |
Y, sin duda alguna, el jugador huanuqueño que le dio
especial brillo y espectacularidad al fútbol del SIL fue el excepcional «Misho»
Jaime Velásquez, un jovencito que desde las primeras auroras de su niñez hizo
del fútbol y del básquetbol sus vivencias deportivas, a veces yendo solo y por
las noches de luna plateada a entrenar en la cancha. «El Misho» Jaime fue «La
Vedette» del equipo con su juego casi eléctrico; su habilidad en el quiebre,
siendo su «más fuerte» el dominio de las dos «áreas de juego»: la penal y la
del gol, donde alocaba a varios pintados backs que lo marcaban, haciendo goles
de antología. Hasta hoy, hacia sus cuasi cincuenta años, sigue luciendo sus
cualidades deportivas como para ejemplo de niños y jóvenes de nuestro presente,
que amen realmente hacer deporte.
Finalmente, si en estas memorias mías olvido de algunos
integrantes del SIL, u otros equipos de Sucre (todos ellos dignos de nuestro
encomio), que me lo perdonen porque las neuronas cerebrales del autor de la
nota van creando lagunas de memoria, pues que los años no pasan en vano.
Quiero también aludir que, cantando las glorias de nuestro
excepcional cuadro «SIL», lástima casi en el ocaso de su gloria, el profesor
Onésimo Silva creó el himno a sus triunfos, que para lástima de nuestras
juventudes, hoy sigue dormido en un Cassette cualquiera, grabado para la
posteridad, pero así, así olvidado como tantas creaciones surgidas del amor a
nuestra tierra natal y hermanos.
De pie: Adán, Elmer, Jaime, Charles, Horacio, Leoncio; hincados: Chávez, Collantes, Castillo, Zegarra, Nolo, Hurtado. |
Fuente: Revista El Labrador N° 6, mayo 1997.
Esta linda la historia deportiva del pueblo de Sucre QUICIERA SABER MAS SOBRE EL LEJENDARIO PESTAÑITA SUS TOROS Y TAMBIEN LA HISTORIA DE SONDOR Y EL SAUCO
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