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viernes, 3 de junio de 2011

EN EL CENTENARIO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS.



"El mundo es una comedia para los que reflexionan, y una tragedia para los que sienten".
(Horace Walpole)

Por. Hébert Reina Zegarra

José María Arguedas es uno de los más ilustres escritores de habla hispanoamericana. Nacido en Andahuaylas (Apurímac) en 1911 y muerto en la ciudad de Lima 1969. El maestro Arguedas supo sintetizar la abrupta realidad sociolingüística de nuestro país, esa cualidad innegable de hablar fluidamente el quechua y el español a partir de los ocho años, siendo un púber de este contradictorio y conflictivo país, donde se habla muchas lenguas y conviven una pluralidad de pueblos desde los Aymaras hasta los descendientes de los europeos, asiáticos y africanos.

El indio de Arguedas, fundamentalmente, se diferencia de otros escritores, como es el caso de Enrique López Albújar, el cual veía la realidad del indio, muchas veces, desde la posición de un magistrado. Otra realidad nos describe Ciro Alegría, otro de nuestros grandes novelistas, el cual narraba las hazañas de un Rosendo Maqui, de un fiero Vásquez o simplemente, la vida del temible hacendado Amenábar. Es decir un indio más rebelde y menos lírico un subjetivo que el indio arguediano. Que es muy distinto de los retratados por el inca Garcilaso de la Vega, en sus "Comentarios reales (primera parte), el indio que describió magistralmente Luis E. Valcárcel, en su "Tempestad en los Andes", es un indio más radical que el arguediano. Sin embargo, en el pináculo del mundo indigenista está en López Albújar, Ciro Alegría y Arguedas. Aunque, últimamente, las novísimas investigaciones literarias tanto de Tomás Escajadillo y Miguel Gutiérrez nos hablan de un neo-indigenismo, encabezado por Carlos E. Zavaleta, Eleodoro Vargas Vicuña, Manuel Scorza entre otros. Lo transcendental en la obra arguediana es haber develado ese mundo ignorado, por las clases dominantes de nuestro país, como es el caso de los "Mistis" o blancos, que no conocían ese mundo maravilloso de los andes lleno de inmensa ternura para con los animales, plantas y majestuosos cerros, por su especial cosmovisión del mundo andino. Que ningún estudio materialista, pudo borrar esa identificación por el mundo mágico religioso. Ese universo narrativo que iba trascendiendo desde la aldea, para luego pasar por vida provinciana hasta alcanzar esa hirviente y caótica realidad que es nuestra patria, estamos hablando, desde luego, de "Agua ", "Los Diamantes y Pedernales", "Yawar Fiesta", "Los Ríos Profundos", "Todas las Sangres" hasta llegar "Al Zorro de Arriba y al Zorro de Abajo" o como el lector común y corriente lo conoce con el nombre de los "Zorros de Arguedas". Pero la crítica especializada tanto de la derecha como de la izquierda peruana, consideran como uno de sus grandes logros literarios a "Los Ríos Profundos" ese maravilloso mundo narrativo que sirvió posteriormente a nuestro premio nobel, Mario Vargas Llosa, para que escribiera otra inmortal obra como "La Ciudad y los Perros". Pero su mayor aliento poético-narrativo, lo constituye, sin lugar a dudas, "Todas las Sangres", en la que se nota la influencia literaria de Fedor Dostoiewsky, cuando trata especialmente del conflicto de los hermanos Aragón; y su novela trunca e inconclusa denominada "El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo". Que simboliza alegóricamente el mundo chimbotano, en su trance a la modernidad. El universo ficcional del mundo arguediano debe ser contemplado desde una óptica muy amplia, como cuentista singular, como novelista polémico, eximio folclorista, como antropólogo con sólidas ideas de lo que era, es y será el Perú de mañana. No está demás decir que la obra de nuestro compatriota ha sido traducida a los principales idiomas del mundo. En nuestra patria cabe mencionar los estudios que han dado luces al entendimiento de los lectores latinoamericanos, como es el caso de César Lévano, con su estudio sustancioso "José María Arguedas: un sentimiento trágico de la vida". El paradigmático estudio de Antonio Urrelo" José María Arguedas "El otro rostro del indio". El polémico ensayo de Mario Vargas Llosa titulado "La utopía arcaica: José María Arguedas", el cual levantó comentario muy polémicos dentro y fuera del país. O el enfoque dialéctico realizado por Miguel Gutiérrez cuando habla de este singular escritor en su obra "la Generación del Cincuenta" "Una Generación Dividida". O esa visión totalizadora que encontramos, en el estudio de uno de los críticos más versados de la obra arguediana, "Los universos narrativos de José María Arguedas", del Dr. Antonio Cornejo Polar, obra de consulta de todos los amantes del escrito andahuaylino. Así como las numerosas tesis doctorales que se han hecho en el extranjero como en nuestro país. Este ilustre huérfano de las letras hispanoamericanas, Don José María Arguedas, el cual se amamantó en nuestra, varia, el que' '     cuando plácidamente en una "Batea de amasar pan"; donde la madrastra le enviaba cuando su padre iba de viaje a las provincias. Allí con los indios aprendió el quechua como su primera lengua y después aprendió el español. Pero aprendió esta última lengua para transformarla o darle una nueva estructura morfosintáctica: quechua- español. Estudió su escuela primaria en la localidad de Abancay, mientras que la secundaria lo realizó en la ciudad de Ica, en San Luis Gonzaga, donde sus compañero y especialmente el inspector de educación, se burlaba de la forma como hablaba el adolescente Arguedas. Pensando que era uno más del grupo, pero Arguedas batió record de notas en aquella oportunidad. Otro paso trascendental en la conflictiva vida arguediana fue su estadía en la ciudad de Lima, en la caótica Lima, es gran hidra multifacética, en el que aprendió, rápidamente, sus modas y costumbres pero sin perder su identidad regional cuando ingresó a la Universidad Peruana, manteniendo excelentes relaciones con Francisco Miró Quesada y Carlos Cueto Fernandini, quienes se encargaron de hacerle su instancia más grata. Quienes fueron sus guías en dichas reuniones tanto culturales como amicales, pero reconociendo desde de un principio su méritos personales como folclorista, como amante de las danzas regionales, su enorme creatividad en el cuento y en la novela y su labor antropológica, aunque la inmensa mayoría de sus lectores y estudiosos sólo conocen su obra literaria, mas no los siete tomos de su obra antropológica. Siendo estudiante sanmarquino participó activamente en la protesta contra el gobierno fascista italiano, enviando al diplomático a la pileta sanmarquina. Debido a este incidente Arguedas fue sentenciado a seis meses de prisión en el Sexto junto con otros compañeros universitarios, entre ellos Jiménez Moreno. Producto de esta experiencia traumática nació una novela muy polémica denominada "El Sexto", que bien podría servir de tesis para algún trabajo universitario, si lo compararíamos con "La isla de los hombres solos", "Los Endemoniados", de Fedor Dostoiewsky; "Papilón", de Henri Chuarriere o "La Prisión", de Gustavo Valcárcel, para no ser referencia de otras obras literarias más. La vida sentimental de Don José María Arguedas no fue un jardín perfumado de rosas. Su primera esposa, si mal no recuerdo fue Cecilia Bustamante, con la que no tuvo descendencia alguna; lo siguió después sus desgarradoras experiencias cuando tuvo relaciones amorosas con una prostituta extranjera hasta llegar a Sybilla Arredondo, una militante activa de lo que después se denominaría "Sendero Luminoso". Fue una dicha efímera. Su primer compromiso terminó suicidándose. Era común escuchar en los congresos de escritores nacionales y extranjeros que Arguedas no era correspondido por su pareja chilena. Hay que anotar, aunque sea muy brevemente, que Arguedas conoció la realidad peruana a través de la obra de José Carlos Mariátegui, "Los Siete Ensayos de la Realidad Peruana", la obra del Inca Garcilaso de la Vega "Los Comentarios Reales" y por sus estudios antropológicos comparados que hizo de las comunidades españolas e indígenas. Hay que destacar también su amistad entrañable con Hugo Blanco, el guerrillero del valle de la concepción, en dicho personaje se inspiró para escribir la laberíntica vida de sus personajes de "Todas las Sangres", como se pudo comprobar por su copiosa correspondencia epistolar entre él y Hugo Blanco. Desde luego también ha pasado a la historia de las letras hispanoamericanas, sus célebres discusiones con Ángel Rama y Julio Cortázar. Referente al papel del escritor en sociedades como la nuestra. Sintió al Perú, en toda su complejidad histórica y en su controversial realidad plurilingüística. Ya había atentado contra su vida, en dos oportunidades, una vez ingiriendo una gran cantidad de somníferos, pero sobrevivió a ella. Pero la última vez, cuando estaba ejerciendo la función de catedrático en la Molina, un certero disparo en la sien acabó con su atormentada existencia. A sus restos mortales asistieron miles de peruanos y extranjeros. Una exequia tan sólo comparable con la de José Carlos Mariátegui, el fundador de la izquierda peruana. Finalmente decimos que la neurosis que padecía desde la infancia, sumado a ello los traumas familiares y políticos, terminaron, con la vida de este ilustre peruano.

De la revista El Labrador XX, mayo 2011.

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