Por Jorge Horna.
Pedro Azabache en su casa en la campiña de Moche (Trujillo) |
“El último eslabón indigenista”, es la frase
con la que el diario La
República titula la reseña sobre la exposición del artista de
Moche, Pedro Azabache, inaugurada el jueves 11 de agosto de este año en la Sala del Centro Cultural Inca
Garcilaso (Ministerio de RR.EE.).
Al amplio recinto (jirón Ucayali 391 – Lima)
asistieron críticos de arte, escritores, poetas, estetas, los generosos
poseedores de las colecciones particulares de los cuadros cedidos para la
exposición.
Calle de pueblo con música. |
Pedro Azabache nació en el distrito de Moche,
Trujillo (La Libertad)
el año 1918. Ha participado en muestras colectivas e individuales en Canadá,
Francia, Bélgica, Italia, España, EEUU; y en muchas exposiciones en Trujillo,
Lima, Andahuaylas y otras ciudades.
El justo reconocimiento al pintor mochero es
abundante; los más distinguidos: Medalla de Oro de la ciudad de Trujillo
(1992), Gran Oficial por el gobierno peruano (1996), Hombre del año por la Municipalidad de
Moche, (2007), Medalla de Honor por el Congreso de la República (2008).
El crítico de arte Eduardo Wuffarden, opina
sobre los óleos de Pedro Azabache:
Mi Madre - Moche. |
“Pedro Azabache es, con toda certeza, el
decano de los pintores peruanos y el último representante original de la
escuela indigenista liderada por José Sabogal, uno de los movimientos más
influyentes del siglo anterior. Impermeable a las nuevas corrientes y ajeno a
toda influencia foránea, Azabache permanece hoy sorprendentemente activo y fiel
a ese legado, alternando como siempre en el cultivo de la tierra con el
registro pictórico de su entorno. Nunca ha dejado de habitar en Moche, a las
afueras de Trujillo, un pueblo agrícola repleto de huacas milenarias y
atravesado por acequias de regadío, en el cual nació hace noventa y tres años,
donde todos conocen su modesta casa-taller y admiran en él, con orgullo
compartido, al más ilustre de sus vecinos. (…)
Devoción a San Isidro Labrador. |
Pero sin duda la familiaridad del pintor con
los tipos moches es lo primero que salta a la vista al recorrer esa galería de
personajes lugareños (…) De ahí que en su obra reciente se perciba un marcado
predominio de la memoria sobre la descripción (…) que suelen erigirse ante
nuestra mirada como escenarios de evocación, donde el pintor intenta captar
costumbres y modos de vida desaparecidos, con evidente añoranza (…)”.
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