Por Jorge Horna
Con lenguaje llano,
relato lineal ajeno a técnicas literarias, Walter
Hermógenes Díaz Chávez (Celendín 1928) ha publicado sus novelas cortas A la
vera de la vida (Edición autoral. Lima, 2008) y El botón de oro (Lima,
2010).
A la vera de la vida es una historia relatada en primera persona que
transcurre en torno a un niño, Gumercindo, que se constituye en el
protagonista. Las escenas narradas están localizadas entre Balsas, puerto
fluvial del Marañón, y los parajes celendinos.
El éxodo forzado por
la pobreza económica, las idas y retornos de la familia de Gume (Gumercindo) en
la búsqueda de esperanzas para sobrevivir, establece el entrañable vínculo con
el campo, la tierra y la chacrita cultivada que apenas amengua el hambre.
Pero los anhelos de
Gume se transforman en empeños y decisiones, sus tiernas miradas al cielo
avizoran horizontes; la aventura colosal de un niño de nueve años de su edad
que inicia el trayecto, solo, desde la otra “banda” (orilla, margen del río) en
pos de forjar una existencia más llevadera para él y su familia. En ese sentido
y siguiendo el hilo narrativo, A la vera
de la vida se emparenta con el libro
de relatos Huauco del sucrense Máximo Chávez Sánchez “Sachama”.
Las acciones están
repletas de peripecias en los caminos rurales, en la soledad y la lejanía;
felizmente la solidaridad humana de los caminantes campesinos aparece con la
persistencia de siempre. Gume tiene que dialogar de igual a igual con curtidos
arrieros, llevar el paso apurado de éstos.
Hospedado en casa de
un amigo de viaje en la ciudad (Celendín), el personaje principal de la novela
logra estudiar y trabajar, y no ceja sus esfuerzos hasta alcanzar el objetivo
de trasladar también a toda su familia al lugar donde él se encuentra.
Con El
botón de oro la historia
narrativa prosigue. Gume, adolescente,
y su familia logran con la ayuda de cercanos parientes trasladarse a la
localidad de Cajamarca. Su padre encuentra trabajo estable, su madre dedicada
diligentemente a los quehaceres domésticos, sus hermanos menores estudiando.
Con el apoyo de su padre estudia en la universidad de Trujillo; entre el
despertar amoroso, los paseos y fiestas juveniles acompañado de amigos y
amigas, culmina sus estudios profesionales de Historia Natural.
Walter Díaz Chávez,
ha anunciado publicar la zaga de este conjunto de novelas con el título Mis retratos literarios, este inminente
libro completará la trilogía que se ha propuesto como meta.
Saboreemos la
ternura, sencillez y sinceridad de este autor celendino, en los extractos de estos
monólogos interiores de A la vera de la vida:
“… tengo una huella
que me traspasó mi padre, la huella del trabajo, de la honradez y el respeto a
los demás… (pág. 49)
… sólo siento que soy
dueño de mi destino y tendré el mundo como escenario… (pág. 57)
… nosotros ya vimos
cruzar el Sol varias veces por el firmamento, no esperemos que nuestro espíritu
se arrincone… (pág. 70)
Tendremos que
distinguir lo real de lo imaginario, ya las cuerdas de nuestro destino están
templadas… (pág. 72)
… nuestras conocidas
montañas llorarán con su eco nuestra partida en las silenciosas y profundas
quebradas, que solíamos contemplar al amanecer y anochecer”. (pág. 75)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario