Por: Dr. Miguel Vargas Cruz.
Fue en 1988, apenas
había llegado a Sucre, admiraba sus paisajes y la amabilidad de sus residentes.
Me tocó asistir a Oxamarca a dar atención en Salud. Mi regreso significó mi
primera caminata, de compañía venía un profesor Chaquilino, al cual le decían "el venado", no sabía por qué,
pero luego mientras avanzábamos me di cuenta de tal razón, caminaba tan rápido
que a ratos se me perdía entre lo agreste y accidentado del lugar. Cuando
pasamos por Saucepampa, al frente de
ella hay una gran quebrada, se escuchó un grito: ¡oiga usteeeeeddd, se va para
Sucreeeeee! ¡síííííí!, contestó el profesor, ¡Lléveme un mensaaaaaajeeeee!
(nunca había visto conversar a dos personas a tan gran distancia y a viva voz,
de uno al otro lado de la quebrada, como si estuvieran cerca), ¡diga usteeeddd!
, ¡Dígale al Armando que yaaa parióóó la Franciscaaaaa!,...¡voy corrieeennndoooo!
, ¡Graciaaaassss! Así la caminata se
hizo más rápido, por llevar la noticia, claro que él buscaba un lugar donde
descansar y de donde me pudiera divisar hasta alcanzarlo mucho rato después,
luego se paraba y seguía la caminata, no sin antes decirme, ¡no se pare doctor!,
se va ha enfriar y eso es malo y luego ya no va ha poder caminar (muchas
caminatas después le entendí porqué), no tuvo compasión de mí, llegamos a Sucre
casi 5 horas después (él acostumbraba a hacerlo en 3 horas) y apenas pude
caminar en tres días. Así comprendí que el trabajo de los lugareños exigía
mucho más sacrificio para los lugares de donde yo venía.
Cuando estuve en el
Centro de Salud atendiendo pacientes, época de carnavales, sentía bulla y
llantos que provenían de afuera en la calle. Salí corriendo pensando en lo
peor, no me lo esperaba, eran grupos de carnavaleros que llegaban cargando a su
momo ya muerto al Centro de Salud, querían atención, bueno puse mi estetoscopio
en el corazón del momo y les dije "ya falleció", más llantos, me
pidieron un certificado y claro lo hice, le puse como defunción "murió de chukake", se fueron
llorando con su momo al hombro, era la primera vez que yo vivía la alegría del
Carnaval en Sucre y por supuesto, el famoso carnaval de Cajamarca, veía el gran
entusiasmo y la unión de todo un pueblo para celebrar esta gran fiesta.
Tenía por costumbre en
horas libres, salir a arreglar el jardín del Centro de Salud, con mi pala,
rastrillo y pico. Trabajaba en buzo mientras conversaba con los alumnos de la
secundaria que salían del Colegio, les contaba anécdotas, experiencias vividas
y de lo que significa surgir cuando uno estudia; así se fueron haciendo amigos,
los lugareños que pasaban por el Centro de Salud se quedaban mirando de verme
rodeado de muchachos. Dos de ellos eran asiduos conversadores; un día me
invitaron a almorzar, ellos lo prepararon, sólo 3 en la mesa, "caldo de
gallina" y tan bien preparado que no me resistí a probar otro plato con
tan gran gusto cuando me lo ofrecieron. Les dije ¡esto tiene que repetirse!
Grande fue mi sorpresa al día siguiente cuando al enterarme que la gallina que
me habían invitado era robada, estos palomillas me hicieron participar de su
travesura, claro que cuando me lo contaron ellos mismos, se reían a carcajadas,
no me quedó más que reírme de la vergüenza que me hacían pasar. Aquellos dos
palomillas hoy son profesionales reconocidos en su trabajo, residen en Lima, no
sé si me escucharon o siguieron mis insistentes consejos o tal vez ya tenían
pensado lo que serían, pero a pesar de estar lejos nunca se olvidan de los
grandes momentos que pasaron en esta tierra de hermosos paisajes y de gran
fervor religioso.
De la revista el Labrador, mayo 2007.
Dr. Miguel Andrés Vargas Cruz
Especialista en medicina Interna y cuidados
intensivos
Decano de la Facultad de Medicina de La
Universidad Nacional de Cajamarca
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