"Porque mi patria es hermosa como una espada en el aire
yo hablo y la defiendo con mi vida" (Javier Heraud)
Por Antenor Aliaga.
Sucre, como zona agrícola, así como los demás pueblos vecinos, para moler sus granos han tenido necesidad de construir sus molinos de piedras, movidos por la fuerza del agua del riachuelo de Sucre, por tener más caudal que los otros dos riachuelos que atraviesan la campiña; sin que por esto se hubiera dejado de usar el tradicional "batán", cuando se trata de pequeñas cantidades de granos.
Los molinos que funcionaban hasta la década de 1940 fueron: el del señor Tomás Silva ubicado al comenzar la campiña, a unos 500 metros del colegio San José; cuesta arriba, el del señor Sisostres Aliaga, el de la señora Eusebia Vda. de Escalante, el del señor Quintiliano Horna, el de Julio Mayer Sánchez Chávez, el de Rodolfo Salazar, el de Francisco Sánchez, el de Mariano Aliaga Días, el de Rafael Aliaga Mariñas, el de Leocadio Díaz y Julio Aliaga Zegarra, muchos de estos desaparecidos, en poder de sus herederos; sirvieron a los pobladores de José Gálvez y demás lugares de la zona.
Su desaparición se debe a que se desvió el río para mover la planta eléctrica, abastecer la captación de agua potable, a la aparición de molinos a motor y más que todo, a la disminución de la producción de granos, al ser sustituidos con invernas los campos que producían granos.
De Eco Sucrense año 2007.
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