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lunes, 17 de diciembre de 2012

Navidad: SOBRE REYES, MAGOS Y LEYENDAS


Por: José A. Gayarre

Reza la Biblia que después del nacimiento del Mesías, tres reyes venidos de Oriente siguiendo una estrella acudieron a adorar al hijo de Dios. Conmemorando este hecho, la fecha del seis de enero es una de las más señaladas en las festividades navideñas de algunos países. Sobre todo en el entorno de habla hispana donde, por ejemplo en España, los niños reciben regalos bajo la condición de haberse portado bien el resto del año. En caso contrario, se tendrán que conformar con el carbón.



Siguiendo la estela que dejaron los conquistadores, esta tradición también permanece viva en otros países de América Latina. En algunos casos como en Tlaxomulco (México), al parecer sincretizada con ritos prehispánicos, y donde todavía hoy se celebra con atuendos y música de la época. U otra versión que hemos encontrado en Tizimin, ciudad con un santuario dedicado a los reyes y de donde se dice que el rito de adoración de los dioses mayas de la lluvia (Yum Chac), del aire (Yum Ik) y el del campo (Yum Kaax) dejó paso a la adoración de los Magos de Oriente. 


Pero… ¿qué hay de cierto en todas estas tradiciones? Para averiguarlo nos hemos dedicado a buscar en Internet todo tipo de mitos, rumores, historias o leyendas. Y sorprendentemente, en torno de la adoración a los magos corren rumores de lo más variado.


¿Quiénes eran los magos?

Ciertas historias que circulan por la red nos indican que eran sabios de Oriente. Debido a la creencia de que siguieron la Estrella de Belén, probablemente expertos matemáticos o astrónomos. Algunos incluso se atreven a localizar su nacimiento en Hamadan, ciudad de la antigua Persia y centro astronómico de la época, como indica su representación con una gorra frigia.


En cuanto a su número, también circulan teorías variopintas. Mientras diferentes representaciones apuntan a un número de dos o cuatro, serían doce si atendemos a una leyenda de tradición siria y aramea. Pero finalmente se impuso el número tres. Según otras versiones, simbolizando los tres continentes “conocidos” en aquel entonces (Europa, Asia y África). Exactamente el mismo número que los regalos: oro (símbolo del neonato), mirra (planta curativa indicando salud) e incienso (en representación del futuro gran sacerdote).


¿Qué era la estrella de Belén?

Estrella, planeta, cometa...
¿O simplemente un mito?

Está claro que eran (y son) muchas las religiones que relacionan sus divinidades con estrellas o planetas. En el antiguo Egipto Osiris y la estrella Sirio, culturas centroamericanas al planeta Venus y Quetzalcóalt. E incluso del mismo Buda se dice que nació también bajo la luz fulgurante de alguna estrella, al igual que Krisna.


Siguiendo la tradición de astrólogos de los magos, no es de extrañar que también un astro marcase el nacimiento de Cristo. Entre las leyendas populares, circula la tesis de que se trataba de un cometa. Algunos apuntaron concretamente al cometa Halley. Si bien en esta teoría las fechas no coinciden del todo si tomamos el 5 a.C. como año del nacimiento de Cristo.


Otra versión (reflejada en el galardonado documental Zeitgeist) sería identificarla con la estrella Sirio, la más brillante del cielo, que cada 24 de diciembre se alinea con otras estrellas de la constelación de Orión. Dichas estrellas alineadas se llaman los tres reyes e indicarían junto con Sirio el punto exacto por donde sale el sol al amanecer el 25 de diciembre. Con lo cual, tres reyes seguirían a una estrella indicando el lugar de nacimiento del sol. 



¿Dónde están sus reliquias?

Aprovechando la cercanía, no hemos podido evitar mirar en la Catedral de Colonia (Alemania). Muy pocos saben que los tres reyes magos están enterrados en este templo gótico. Pero… ¿De dónde proceden esas reliquias?


Hasta el siglo XII las reliquias están registradas solo en forma de leyenda. La madre del emperador Constantino, la reina Helena, habría traído los restos a raíz de una peregrinación a Palestina. Y según una leyenda del siglo XII, dichos restos habrían sido donados al obispo de Milán, ciudad donde estuvieron albergados hasta 1158.


Dada a la importancia de las reliquias en la Edad Media, el emperador germano Barbarossa no dudo en llevárselas a Colonia, convirtiendo así la ciudad en centro de peregrinación, buscando al mismo tiempo una justificación sagrada para su reinado sin depender de la bendición del Papa. Hoy se supone que descansan en una urna dorada visible en la catedral.


Editor: Claudia Herrera-Pahl

Tomado de: DW.DE

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