Distrito de Sucre en todo el Perú y el mundo.

Buscar en este portal

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Huellas: EL HABLA DE MI TIERRA

Por: ATA.

La mujer cajamarquina dicen: Es hermosa, su belleza, parece cincelada por la mano genial de Miguel Ángel, su color rosáceo está pintado con el pincel de Leonardo da Vince; pero cuando habla ¡Adiós hermosura! se derrumba desilusionando al más irresistible admirador y desilusionándolo todo. Por supuesto no compartimos tal razonamiento con que la ironía criolla pinta a la noble cajamarquina, que de veras es una beldad.

Los términos y formas expresivas corresponden al de una lengua que en el camino de destrucción elegido por los españoles, no condujo felizmente a su total eliminación y el casco español acaso testificó el arrasamiento del quechua, como era la intención de los conquistadores.

Después de la conquista, el quechua se difundió por las comunidades y etnias de países vecinos, incluso por los mismos misioneros de España.

En su permanente lucha contra la cerrazón española, el quechua logró presencia y hay palabras que se han introducido en el idioma Europeo: alpaca, coca, cóndor, guano, inca; en el español peninsular: papa, chiripa, tanda y también por América Meridional: cancha, caracha, concho, coto, chacra, chaucha, choclo, guasca, guaso, soroche; con menos extensión cacharpas, callana, chaguar, humita, totora(1).

En la Región andina del norte peruano, particularmente en Sucre, que es lo que nos interesa para esta nota, el pueblo habla con un tono o dejo característico, sus modismos, de origen y raíz quechua, dichos, frases y adagios parecen saborearlos.

Ma cateste, masque, quesellámalo, desquesellámalo, son algunas de las frases que los sucrenses usan para comunicarse y a través de los años se trasmiten de padres a hijos de generación en generación, las mismas están construidas con la primera sílaba de dos o más palabras o unidas por una proposición, conjunción y sustantivo, para ilustrarnos mejor toma­remos como ejemplo la palabra DESQUESELLAMALO, en la que DES es preposición, QUE conjunción, SE enlace del verbo y LLAMALO del verbo llamar.

Un especialista en lingüística nos diría cuanto han avanzado o retrocedido las formas del lenguaje de los sucrenses.

Ya vengo se responde a una llamada de vénaca, de hecho la frase constituye un vicio de dicción y es contradictoria, debe decirse: ya voy, para los sucrenses no lo es, aún más es la forma común de responder al llamado, inclusive en la clase culta.

En el típico lenguaje de Sucre existen palabras cuya etimología la podemos encontrar en el quechua que por el maltrato de los conquistadores españoles han sufrido alteraciones y degeneraciones en su sintáxis, así se dice: Chullipampa por Chullapampa, Huminta por humita, guañuna por Huañunko o Huañuy, Hunsha por Yunsa, minga por minca, misho por mishu, en cambio atun-puquio, chipchi-locro entre otras voces conservan su construcción semántica y sintaxis de la lengua aborigen.

En la terminología sucrense, existen una clase de palabras resultantes de la unión de dos palabras de distinto origen una quechua y otra castellana: umacara, unika (jumakara), en quechua, mangajalla de modo mangajo; umalla, cabeza descubierta.

Como en toda región, en Sucre se dicen dichos y adagios que son verdaderos patrones de enseñanza y moral, así para sentenciar la mala acción de un vecino se dice: "La conciencia no mata pero arrebata"; para frenar a un hablador durante la comida se le dice: "oveja que vala pierde bocao"; para expresar conformidad de algo se aplica "Pa lo qués el burro, está bueno el guanchil".

Son muchas las sentencias breves y doctrinales existentes en el habla sucrense que vienen del dialecto o lenguaje antiguo y conservan aún sus raíces semánticas y fonéticas; ejemplos:

"Se acaban los higos, se caban los amigos"; aplicado al amigo desleal; "la pobreza giede y amarga", para expresar un descontento.

Al hijo que quiere dejar la tierra se le hace reflexionar diciéndole:
en tierra ajena, el perro no se amarra con carapa.

Algún día venao yo suelto, vos amarrao, se aplica, para increpar a uno, su falta de solidaridad.

No pocos son los cajamarquinos que sus obras están escritas en el dialecto y tienen esa maravilla de las mañanas cuando el alba adviene.

Alfonso Alcalde, con su Pan Prohibido; Fusiles y Machetes de Salomón Vílchez Murga; Alfonso Peláez Bazán con su Espina de Moram, Julio Garrido Malaver con La Guacha, son algunos exponentes de la literatura cajamarquina. Para ilustrar esta nota hemos escogido un cuento de Mario Florián otro escritor Cajamarquino de profunda beta poética y narrativa, en cuya obra, la región andina está inagotable.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

EL RELÁMPAGO CAUTIVO

CIERTA vez, muchachos, en una noche oscura del mes de marzo, montado en mi macho mohíno, llegué a mi casa de Cosiete, en medio de una tempestá nunca antes vista, llena de ventarrones, aúllos de perros, y relámpagos seguidos de fuertes truenos. Descalbagué a la puerta y desensillé apurado. Amarré dasdás mi macho al tronco de un saúco del patio. Y entré en la casa, que era la misma oscuridá, empapao hasta los guesos. Y el aguaceral, los ventarrones, los aúllos, los relámpagos y los truenos seguían el hilo. Mi mujer, doña Chuspi, se hallaba enferma en la ciudá, el hambre me mataba, y no había siquiera un pedernal con fierro y yesca pá hacer luz, ni tampoco un tizón encendido entre las cenizas del fogón de la cocina pá prepararme la merienda. Entonces me dije, dándome de valiente:

-Agarra con mucha maña, Lino León, un relámpago grandazo pá que te dé luz y su candela.

Dicho y hecho. Abrí la puerta y me escondí detrás de ella. Zigzagueó un relámpago, el cual, como una bala, entró al interior de mi vivienda, llenándola de luz, y yo más rápido que él antes de que reviente el trueno, cerré la puerta con violencia, y lo aprisioné. Y éste, veli, no era solo vivo resplandor sino también candela. Entonces, sirviéndome de él, encendí la lámpara de granos blancos de higuerilla y, tamién, la leña seca del fogón. Y, en menos de lo que canta un gallo, preparé un mate de chochoca y tosté un poco de maíz, y merendé tranqui­lo, alumbrao como un rey, por el relámpago cautivo, mientras que afuera, el aguaceral, los ventarrones, los aúllos, las explosiones de repuntes y avenidas, los relámpagos y los truenos seguían el hilo.

Cuando acabé de merendar, abrí dasdás la puerta, y el relámpago se marchó de golpe, más presto que un soplo, y entonces sentí que se juntaba con sus compañeros entre las sombras. Allí mismo, luego de persignarme, de rezar mis oraciones al Patrón San Mateo Milagroso, y de apagar mi lámpara, me eché en la cama. Y me pareció que la tempestá era una serenata que la tierra y el cielo de Cosiete daban en homenaje a Lino León.

De Alma de Sucre, 1994.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

 

©2009 Asociación Movimiento de Unidad Sucrense - "MUS" | Template Blue by TNB