Por Salgud.
Hoy hablaré una vez más de aquel Sucre antiguo, de
tiempos pasados, que hace honor a su época porque, valgan verdades, era un
Sucre mejor. Contaba con una sucursal del Banco de la Nación, un mercado de
abastos sabatino y con varias tiendas de comercio para el consumo diario, asimismo
contaba con establecimientos de expendio de telas de corte inglés, como la de
don Teobaldo Chávez, de don Agustín Marín y del viejito Samuel Silva; había una
zapatería bien nutrida en la plaza de armas de propiedad del profesor Onésimo
Silva denominada "Zapatería Danita"; estaba en boga el estanco de sal
y de la coca de don José Zavaleta sin dejar de hablar de la embotelladora de
gaseosas "La Sucreñita" y también se disfrutó con un cine cultural,
mismo que llegó a funcionar con un proyector marca Lumiere modelo 9 mm en el
patio de la casa de la señora Eloísa Zegarra, ambientado de manera precaria y
poco sofisticada por el recordado Mardonio Sánchez.
A decir verdad, cuando seguimos enumerando todas estas
cosas que se han perdido en el pueblo, no hace sino invadirnos la nostalgia, combinada
con una suerte de coraje y de impotencia, al ver que nuestra querida tierra,
pese a los grandes adelantos de la tecnología con la que se cuenta en la
actualidad, no ha hecho menos que retroceder enormemente en su desarrollo
natural. Los motivos, vaya usted a saberlos y sería un excelente "tema de
tesis" para un estudiante de universitario, pero eso por ahora no nos
interesa; lo que si nos avoca es recordar aquel gran portento de la tecnología
del siglo pasado que fue el cine y que hizo su llegada por primera vez a Sucre,
según cuentan, como cine mudo, y en blanco y negro, cuando a nuestro pueblo
llegó un personaje llegado del sureño país chileno, cuyo nombre casi nadie
recuerda ahora, pero que le apodaban cariñosamente "mono sucio". El,
si es que no estoy equivocado, proyectó en varios patios y corralones del
pueblo, algunas películas en blanco y negro que en ese entonces, pasaban de
moda en Europa y los Estados Unidos, esto ocurría a fines del 60 y principios
del 70 y, tales películas eran recortes seguramente de las de los primeros
clásicos extranjeros, como el título "bomba" una especie de Tarzán
mudo que fue una de las primeras proyecciones. Esto lo testifico, porque cuando
yo era estudiante de secundaria, llegó a mis manos uno de estos rollos,
incompleto y algo deteriorado a tal punto con la inquietud infantil que me
caracterizaba, hice mi propio proyector casero de cartón y pretendiendo
visionar esta película, obviamente sin sonido ni movimiento alguno y con las limitaciones
propias de un aparato hecho "a machete".
Fue nuestro recordado amigo Mardonio Sánchez Sánchez
quien trajo a Sucre, por primera vez al verdadero Cine sonoro y muchas veces a
full color, que le puso el nombre de CINE CULTURAL SUCRE. Cómo no recordar la
gran sensación de ansiedad que sentíamos, muchachitos todavía en aquel
entonces, cuando después de pagar nuestro sol, a doña "Fija" (la mamá
de Mardonio que hacía las veces de cajera del improvisado cine), nos sentábamos
en las "butacas" hechas de tablón de eucalipto y esperábamos, previa
música de valses y boleros, escrupulosamente escogidos por los dueños, a que
empezaran a proyectarse "los rollos" (así le decíamos a la película),
por Milton Odilón, quien hacía las veces de maquinista de proyección. Luego de
la música, que estoy seguro sólo le gustaba a su dueño, no por fea sino por
vieja, venían los preliminares y repetidos hasta la saciedad corto metrajes,
entre ellos los que destacaban eran: "La caza del cachalote",
"miel pura de abejas", "operación de almorranas", entre
otros; sacados tal vez de los más olvidados archivos de la otrora productora fílmica
alemana TRANSTEL y que estoy seguro se los conseguía don Mardonio en calidad de
ofertas por el alquiler o préstamo de las películas de fondo que venían
después. Como no acordarse de inolvidables títulos como el de las primeras
proyecciones: "Molokay la Isla maldita", que narraba la historia
dramática de un cura con verdadera vocación de fe, que se adentró en una isla
española de leprosos, quedándose para siempre y muriendo en ella como uno más
de ellos. Otra película de la cual tengo recuerdo fue "El príncipe encadenado",
adaptación de la novela de Calderón de la Barca "La Vida es Sueño".
Creo que entre las películas de acción mejores que vio Sucre estuvieron "Flint
peligro supremo" y "Flint misión insólita", que eran una
adaptación cursi del agente 007. También estuvo una de las pistoleras o
westerns como "Duelo de gigantes" con John Wayne y Kirk Douglas;
gozamos con la recordada "Un millón de años antes de Cristo" historia
con dinosaurios de hule a lo Jurassic Park prehistórico. Otras de orientación
religiosa como "Josie la Indomable" basada en las peripecias de una
jovencita de corte puritano
ambientada
en Norteamérica de tiempos de la colonia inglesa, o "el encuentro",
muy recordado film por el protagonismo del Alberto, un chiquillo que se
mostraba por primera vez en pantalla, al público sucreño, su desnudo al
ingresar en una piscina y muchas, muchísimas más.
Molokay, la Isla Maldita |
Pero así como nos trajo buenas películas dignas del
recuerdo, también nos trajo algunas terriblemente feas y aburridas, que por lo
mismo no las olvidaremos nunca. Entre las más desagradables no podemos olvidar
a "El Arpa Birmana", era un documental de la segunda guerra mundial
en la zona de Camboya, que presentaba unos arenales a los cuales le disparaban
ráfagas de metralleta cada vez que por ahí se aparecía algún chino con su
sombrero en hongo y caía fulminado por las balas, teniendo como fondo musical
el arpa Birmana; para colmo era largometraje, en blanco y sepia, como para
dormirse sin necesidad de tomar valeriana. Pero la más aburrida de todas fue
sin duda "Un señor y su perro", en la cual se escuchaba la narración
de un sujeto que pasaba horas y horas con su perro por las calles, mercados,
tiendas y plazuelas de Alemania y finaliza cuando al animalito le dieron ganas
de hacer sus necesidades justo al frente de una monumental pileta de aguas
burbujeantes y cristalinas. Recuerdo también que una vez, estando Mardonio en
la plaza de armas en una charla, le pidieron que trajera algo sobre fútbol y el
muy chiflado trajo una función completa sobre los entrenamientos del fútbol
amateur alemán y cuando en plena función le reclamaban pidiendo partidos de
mundiales, él, en tono burlón contestaba: "ahí está pué, no querían
fútbol, pues fútbol estás viendo, jajaja...".
En otra ocasión, fue tal el despiste del maquinista
Milton Odilón, que por equivocación o tal vez dejándose llevar por su
temperamento un poco agriado, confundió los rollos de la película y comenzó la función
por el final. Tal fue la sorpresa del público que luego de unos quince minutos
de función y habiendo seguido la historia a medias, apareció la palabra FIN y
salieron los créditos. Ante tal metida de pata, no le quedó más, a nuestro
menudo amigo, que continuar con la proyección como quien dice de las patas a la
cabeza, terminando la función con el título de la película.
Y para finalizar este recuento de algunas de las más
recordadas anécdotas del cine cultural Sucre, quiero contarles lo que pasó en
la última función que hubo o tal vez una de las últimas: Se proyectaba la cinta
argentina "pelota de trapo", que narraba el sueño un niño, que tiene
el sueño de ser "crack" de fútbol. Con sus amigos del barrio y una
pelota de trapo crean un equipo modesto, al que llaman «Sacachispas» en las
precarias canchitas callejeras del barrio de la boca al sur de la ciudad de
Buenos Aires. En la tercera noche de proyección, no hubo luz en Sucre y por
ello el loco magno alquiló un grupo electrógeno de Celendín. A media función,
justo cuando iba a patear un penal el niño protagonista, el bendito motor se
apagó y no arrancó más. La gente, llena en el patio de doña Eloísa, pedía a
viva voz la culminación de la película y Mardonio muy suelto de huesos,
sentenció; "no se preocupen, si quieren les cuento el final o si no, la
próxima semana, cuando se reponga la luz, pasamos lo que falta de la película,
tengan paciencia, tengan paciencia...".
La llegada del VHS se encargó de darle al cine, no
solamente en Sucre si no en muchas partes del mundo, la estocada final. Los
adelantos en cuestión de tecnología han hecho que ahora solamente queden estos lindos
recuerdos que se constituyen en una parte importante de la historia de nuestra
querida tierra de Sucre.
Tomado del folletín
Zarzamora, mayo 2017.
Salgud: Douglas Rojas Zegarra.
Salgud: Douglas Rojas Zegarra.
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