Por. Secundino Silva Urquía
Sucre,
otrora distrito líder de la provincia de Celendín, está sumido en una profunda crisis. Está en el mapa de
“pobreza extrema”, como casi todos los de la región Cajamarca; la misma que por
quinto año consecutivo, es la más empobrecida y con mayor índice de
desnutrición infantil en el Perú, según el INEI.
Lo
anterior es la mejor muestra, y para el mundo entero, del fracaso del sistema
capitalista y su modelo extractivista, minero-rentista y neoliberal. Lo
reafirmamos. También es fracaso de los sucesivos gobiernos de la derecha
centralista, corrupta y vende-patria que han manejado los destinos del Perú
republicano. Y finalmente, es resultado de la angurria de las empresas
transnacionales como GLORIA, que explota a los campesinos pagándoles solo 90
céntimos de sol por cada litro de leche; y de la minera YANACOCHA SRL, que
durante los últimos cinco lustros generó la falsa expectativa que: “con explotación minera, los cajamarquinos
saldrían de la pobreza, muy rápidamente…”
La
paradoja es que: explotando la segunda mina de oro más grande del mundo; para
la región que lo alberga y población que lo acoge, el desempleo y nivel de
empobrecimiento empeoró dramáticamente. Los desesperados asesores de la
transnacional minera y algunos convenidos que se acostumbraron a vivir de las
migajas (“canon minero”); incapaces de refutar esta verdad, tal como no podrían
tapar al sol con un dedo, mienten y expresan que: “Cajamarca y distritos está en empobrecimiento extremo por culpa de los
ambientalistas que pararon CONGA”; es decir, gritan: “ ¡al ladrón!, ¡al ladrón!, señalando en una dirección, mientras
verdaderos ladrones llevaron el botín a otro lado…”
Pero
volvamos a Sucre, en Celendín. Hasta los inicios de la década de los setenta,
su ciudad capital mantenía una relativa integración socioeconómica con sus
caseríos o medio rural. Había intercambio comercial, pese que las vías de
comunicación eran simples y accidentados caminos de herradura. La autoridades,
con alguna honrosa excepción, en vez de reforzar o afianzar esta relativa
integración, reemplazando caminos por trochas carrozables, asumieron una
política distritalmente centralista. En la década de los ochenta, construyeron
la carretera hacia el distrito Oxamarca, por una ruta que no conecta a la
ciudad capital con sus caseríos o anexos; y se olvidaron de éstos.
Los
caseríos más productivos de Sucre, abandonados y marginados, reaccionaron y
construyeron trochas hacia Cruzconga; así se vincularon directamente con
Celendín y Cajamarca. Años después consolidaron su mercado en Cruzconga y el
comercio en la ciudad de Sucre decayó paulatinamente hasta desaparecer.
Actualmente la población de las ciudades de Sucre, José Gálvez y Jorge Chávez,
más la de sus respectivos anexos de la campiña que los rodea, realizan la
totalidad de sus transacciones comerciales en ciudad de Celendín; como si
fuesen simples caseríos de ese distrito. Guardo en mi memoria la frase del
sastre sucrense Segundo Cotrina Aliaga: “…para
comprar un canuto de hilo, tengo que viajar más de 9.00 Km. hasta Celendín...”
Esa es su realidad.
Este
resumido diagnóstico de Sucre; cobra mayor vigencia y preocupación con la ya
expresa voluntad de muchos ciudadanos del centro poblado Calconga y sus nueve
caseríos de gestionar la conformación de un nuevo distrito, separándose de
Sucre. Para autoridades y ciudadanos de caseríos de la altura, los argumentos
no puede ser otros: “el olvido y marginación de Sucre, el principio de libre determinación
de los pueblos y la vigencia de la ley de creación de nuevos distritos”. El año
2006, el entonces candidato a la presidencia regional, Jesús Coronel, llegó a
Calconga y prometió apoyar la creación del nuevo distrito; electoralmente le
fue bien, Fuerza Social arrasó y salió electo. Desde entonces tal idea va
teniendo mayor difusión y acogida; nos guste o no.
En tal
sentido, reiterando la ¡ALERTA! (no del pasquín que distribuyó el equipo del
actual alcalde en las elecciones del 2014); en mayo último, escribí un artículo
titulado: “SUCRE (CELENDÌN). ¿DISTRITO QUE SE PARTIRÀ EN DOS?”, que publicó la
revista “LABRADOR” 2017. Debo agradecer a cuatro paisanos que me han llamado y
escrito para mostrarme su preocupación por Sucre: el Ing. Douglas Rojas Zegarra,
ex alcalde del distrito, sostiene que “hay
mucho por hacer en Sucre y es deber de los profesionales apoyar inquietudes
ciudadanas”; José Luis Aliaga Pereira, escritor y luchador social radicado
en Celendín, me dijo: “tus opiniones son favorables para el distrito; si no
hablas la gestión municipal no acciona, solo reacciona cuando criticas su
dejadez…”; el Ing. Leoncio Reyna Mariñas, desde Lima, me escribió esto: “... hermano Secundino. He leído tu artículo
publicado en el Labrador 2017, en el que informas de la formación de una
comisión en Calconga para formar un distrito. Con todo el respeto que se
merecen nuestros paisanos opino que es un grave error dividir a nuestro
distrito anteponiendo razones personales a las de todo nuestro distrito. Por tal
motivo te pido que hagas algo de ser posible para que nuestro Sucre no se
divida y luchemos todos para su desarrollo. Gracias por atenderme…”; y
César Humberto Chamán Silva, radicado en Ferreñafe, con quien nos reunimos en
un céntrico restaurante de la ciudad de Chiclayo, el domingo 02 de julio; él,
más conocido como “pepey”, percibe y expresa que: “hay mucha indiferencia en los sucrenses, pero aún cree posible
conformar un equipo de ciudadanos, que asuma el compromiso de aportar para
transformar al distrito…” Los sucreños debemos reflexionar y ser
conscientes que las tareas para sacar adelante nuestro distrito, rebasan a
participaciones y voluntades individuales. No existen mesías ni personajes
salvadores.
El 2018,
será año electoral. Como en todo el Perú, ya surgen los candidatos al gobierno
local de Sucre. Desde luego que algunos, más que por sentirse capacitados para
servir al pueblo, se lanzan en busca de cuatro años de empleo y beneficio
personal; pero seamos positivos y, desde el llano, contribuyamos a que surja
alguna buena opción. En función a las próximas elecciones municipales y al
futuro de nuestro distrito; impulsemos la conformación de un colectivo o ente
centralizador, que nos convoque a los grupos humanos, profesionales, políticos
y ciudadanos en general, para debatir, acordar y consolidar una propuesta
política seria de transformación de nuestro distrito. De una especie de
Asamblea Distrital, deberá surgir el gran acuerdo acerca del modelo de distrito
queremos y debemos construir; y a esa propuesta deberán ceñirse todos los
candidatos a la alcaldía. Sus diferencias solo debería estar en “el cómo” harían su gestión para lograr
los objetivos planteados y requeridos por el pueblo. Mayo del 2018 debe ser
fecha límite para lograr esto; esperemos que no sea la última oportunidad para
nuestro Sucre.
Lamentablemente,
una vez más, Sucre ya vive la realidad de una actual gestión edil improductiva
y de promesas incumplidas. Un lustro más de esperanzas perdidas; pero que puede
significar muchos más de seculares atrasos, si los sucreños continuamos sumidos
en la indiferencia, el conformismo y la resignación.
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Piura, 10
de julio del 2017.
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