Por Tito Zegarra Marín.
Al
parecer nuestra provincia tiene pocas posibilidades de elegir a uno de sus
hijos como congresista de la República, entre otras razones, por el bajo número
de electores (66,368) de una población total de 83,167 habitantes al 2020. Situación,
que nos coloca en desventaja ante provincias que tienen mayor población
electoral: Cajamarca, Jaén y Chota.
Al
bajo caudal electoral se suma la gama de candidatos (no menos de 6 en cada
contienda), la inexistencia de partidos sólidos, el poco sentimiento celendino
para apoyar a uno de los nuestros y la dispersión del voto que nos deja sin opción
numérica para alcanzar un escaño.
Es
por eso que en los últimos procesos electorales casi todos los congresistas de
nuestro departamento son hijos o tienen algún vínculo con las provincias Cajamarca,
Jaén y Chota, incluso gente que casi nada sabían de ellas (Cecilia Chacón). Así,
los candidatos de Celendín y demás provincias (quizá más malos que buenos), tuvieron
mínima chance.
Sin
embargo, hasta los años 20 del siglo pasado, por designación directa, hemos
tenido dos congresistas connotados: Juan Basilio Cortegana y Marcelino Gonzales
García. Luego, vía elecciones y hasta los años 90, cuatro celendinos llegaron a
ocupar una curul: Julio Garrido Malaver, Clodomiro Chávez Mariñas, José Alejandro
Chávez Pereira y Vito Aliaga Araujo. Desde esos años, no hemos vuelto a tener congresistas,
no por carecer de celendinos destacados sino, en lo fundamental, por las causas
expuestas líneas arriba.
Ante
lo cual, urge cambiar de estrategia para elegir a un celendino. Significa que, al
margen de nuestras preferencias políticas o personales, apoyemos a un solo que obviamente
reúna las condiciones indispensables: que viva y se identifique plenamente con
su tierra, que muestre decencia y humildad, y por cierto capacidad para lidiar
en el congreso.
La presente contienda electoral creo que es favorable para cumplir con
ese objetivo, por lo que hago pública mi modesta apreciación personal de que José
Eloy Rodríguez Araujo es el candidato indicado, sin desmerecer a los otros que
tienen todo el derecho a postular, aunque algunos recién se proclaman
celendinos o la visitan por elecciones.
Estamos pues, ante una oportunidad especial para que Celendín logre
tener a uno de sus hijos en el Congreso, por lo que reitero la necesidad de sobreponernos
a nuestras preferencias personales y políticas y respaldar en las ánforas a ese
buen celendino.
Todos
debemos votar por algún candidato a la presidencia de la República, por uno o
dos al Congreso y por uno al Parlamento Andino. Para presidente, piense bien
por quien votar y dispense le sugiera NO votar por quien recibió millones de dólares
en maletines (la señora K), por el que tiene “plata como cancha” y títulos bamba,
por el que su único mérito es haber sido arquero de un equipo de futbol, por quien
se cree el Bolsonaro peruano, ultramillonario y ultraconservador (López A.), o
por aquellos que tienen graves acusaciones judiciales. Y para el Congreso,
votemos en la lista de “Somos Perú” solo por Cheloy, número 5. De nosotros
depende tener un celendino en el Parlamento.
Agrego,
así como Cheloy, hay celendinos que viviendo o no en su tierra, pero siempre vinculados
a ella, reúnen las condiciones profesionales, políticas y técnicas, para
alcanzar una curul con el apoyo de su pueblo.
*Publicado en el Nuevo Diario el 25-02-21
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