Tito Zegarra Marín
Celendín,
“anachan” en su origen, cumple 161 años como provincia creada el 30 de
setiembre de 1862. No son muchos años, pero sí los suficientes para haber
avanzado y verla mejor y diferente. Algo se ha hecho, pero quedan muchas
carencias, problemas y retos que enrostran a autoridades y ciudadanía. No me he
quedado callado al respecto, pues por varias oportunidades he llamado la
atención y lo seguiré haciendo. Hoy, me referiré a quien fue el gestor de la
creación de nuestra provincia: Juan Basilio Cortegana.
Nació en una
humilde casa del anexo Chuco, caserío Caguaypampa, distrito Celendín, el 12 de
octubre de 1801. Decididos por conocer y ubicar a esa lejana morada fuimos tras
ella, pero con pena solo encontramos sus paredes caídas al borde de una chacra
sedienta y de aisladas viviendas sin ningún servicio básico. No fue difícil
imaginar cuánto sufrió por las privaciones en su hogar primigenio y por quedar
huérfano desde niño.
Pero J.B.
Cortegana tenía un destino trazado. Ya en Celendín, se pone al cuidado del
párroco José Cabellos a quien sirve por algunos años, logrando educarse y
aprender lo indispensable para enfrentar el futuro. Joven aún, viaja a Lima y
luego España, donde se prepara y refuerza su vocación militar y, motivado por
las guerras napoleónicas, acrecienta su espíritu libertario para con su patria.
Al volver al Perú, se suma y participa en la gesta de la independencia, gana el
grado de teniente y asciende a coronel del Ejército peruano e interviene en las
batallas decisivas para expulsar a en forma definitiva a los españoles (Junín y
Ayacucho).
Al alejarse del
campo militar e imbuido de principios y valores cívicos, incursiona en la vida
política. Desde allí y lado de otros connotados celendinos, promovió y bregó
porque su tierra adquiera el rango de provincia, lo que se plasmó en la fecha
arriba indicada. En 1868 es elegido diputado por Celendín, y años después
impulsó la organización de La Sociedad Fundadores de la Independencia.
J. B.
Cortegana, puso en práctica sus dotes intelectuales y de sensibilidad
patriótica al describir con rigurosidad los pormenores del proceso de la
independencia y lo que ello implicaba para el Perú. Fruto de lo cual son los 13
volúmenes manuscritos bajo el título “Historia del Perú” que, con ocasión del
Bicentenario de la Independencia y patrocinados por la Biblioteca Nacional y la
fundación BBVA, han sido transcritos y editados en 5 tomos de impecable
presentación y con el mismo nombre. La dirección editorial estuvo a cargo de la
historiadora Carmen McEvoy.
Por su parte la
Municipalidad Provincial de Celendín ha promovido, con todo acierto, que se
rescate esa monumental obra escrita a puño y letra sobre la historia del Perú.
En ese objetivo, el reconocido historiador celendino Ricardo Sánchez Cabanillas
con un equipo especializado han sistematizado los sucesos más trascendentes
como necesaria síntesis de lo allí narrado. Se espera que ese libro (527
páginas), con características didácticas, sea publicado.
Celendín ha
sabido honrar a este hijo predilecto: un distrito lleva su nombre, igual que el
colegio emblemático de nivel secundario y en la plazuela remodelada La Alameda
se ha erigido su busto. A nivel del Estado, en 1983 fue reconocido como Prócer
de la Independencia, Historiador y Parlamentario, y se dispuso que sus restos
se trasladen al Panteón de los Próceres, acto que se cumplió el 17 de abril de
1984.
Como otros
personajes ilustres, J.B. Cortegana, militar e intelectual, murió pobre y
olvidado el 11 de diciembre de 1877. Pero su tierra celendina no lo olvida,
menos su pequeño villorrio Chuco y comunidades del entorno, donde quizá esperan
nazca un nuevo Cortegana. En el aniversario de Celendín, estas breves palabras,
en su memoria.
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