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sábado, 1 de marzo de 2025

SUCRE (CELENDÍN), CARNAVAL ENTRAÑABLE


Tito Zegarra Marín

        Aunque la memoria con el paso inexorable de los años ya no es la misma, rescato aquí los actos más relevantes del carnaval, llevados a cabo en el distrito mencionado entre los años 50 y 6O del siglo pasado. Veamos.

      Almuerzo de carnaval. Quizá el acto más importante en torno al cual las familias se reunían un día en cada hogar, a fin confraternizar y participar del tradicional almuerzo, suculento y creo irrepetible: sopa de pan como entrada, caldo de gallina de corral con leche, cuy con papa picante (o frito de chancho), un platito de galletas más bizcochuelo, rosquitas y queso como postre, y un buen vaso de chicha de jora como asentativo. Mi recordado abuelo Agustín Marín, solía ponerle a su chicha media cucharadita de bicarbonato que lo hacía espumar y con qué gusto lo tomaba.

      Para solventar este tradicional ágape todas las familias contaban hasta esos años con un solar (algo de un tercio de hectárea) o más, ubicados en la planicie de la campiña, donde año a año se sembraba y cosechaba maíz y otros productos indispensables para alimentar los animalitos domésticos y preparar los dulces mencionados; hoy, se extraña esa capacidad productiva. La ganadería lechera la ha desplazado.  

     Juego con agua. Por esa época la pequeña urbe tenía sus calles armoniosamente empedradas con sus acequias por la parte central y algunas piletas públicas que discurrían agua. De ella se valían grupos de jóvenes (“pachacos”) para mojarse, bañarse, carnavalear, casi sin frío y corriéndose de un lado a otro. Al encontrarse con sus pares se enfrentaban a baldazo limpio, no había globos ni pinturas ni desorden, pero sí mucha camaradería y alegría. Lindo refrescarse o quizá “purificarse” en el carnaval.

      Reinado y paseo en caballos. Tras la elección de la reina del carnaval que se hacía mediante venta de votos (10 centavos cada uno) y luego de la ceremonia de coronación: sencilla, colorida y concurrida, se realizaba el esperado paseo en caballos de la reina y damas. Muchas familias tenían sus equinos como medios de locomoción y transporte y no era difícil seleccionar a los más dóciles (mansos) y garbosos.  Sobre esos corceles, el séquito, elegantemente ataviado recorría la ciudad, paso tras paso, entre piropos y aplausos y al son de una modesta banda de músicos, nadie lanzaba agua y nadie participaba entre “copas”. Original, ambientalista y hermoso corso.

     Parada de “bandera”. Costumbre vistosa y de gusto colectivo, por la cual los pobladores se concentraban en el centro de la plaza de Armas para levantar (parar) la denominada “bandera”: un delgado madero de alrededor de 7 metros de alto coronado por una estrella de carrizo de regular tamaño, donde flameaban pañuelos de colores, juguetes, utensilios y otros. Se bailaba alrededor de ella, para luego, poco a poco, cortarla o tumbarla a golpe de hachazos en medio del jolgorio y expectativa de su caída. La muchedumbre, sobresaltaba hacia ella…

     Jalada de cintas. Expectante actividad por la que un grupo de jóvenes (jinetes) intervenían con sus respectivos caballos en la jalada de cintas de colores que lucían colgadas de un cordel extendido en una de las calles de la plaza de Armas.  Los jinetes portaban una pequeña lanza de madera con la que, desde sus equinos y a toda prisa trataban introducirlas a las argollas de metal que iban adheridas a las cintas para así, jalar el mayor número. El premio se daba en especies diferentes cada año. El autor de esta nota participó animadamente. Ver foto adjunta. 

     El “rey momo”. Hasta esos años esta iconografía no era impactante ni atractiva, pero era esperado su ingreso anunciante del inicio del carnaval. Actualmente, esta figura, exagerada en sus rasgos faciales para mofarse o divertirse, al igual que sus acólitos, se han modernizado:  hilarantes, satíricos, caricaturas cuasi perfectas, de gran tamaño y representativos de personajes públicos, locales y nacionales. Sin embargo, el “rey momo” de antaño, reconvertido, seguirá siendo símbolo de la fiesta de carnaval.













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