Por: Secundino Silva Urquía.
Expreso
abiertamente lo que siento y pienso, sin recurrir a la crítica destructiva,
retraída o mezquina. Me atreví a opinar acerca del último libro de Gutemberg
Aliaga Zegarra (GAZ), por esto, y las razones que expongo en el mismo
texto: “Opiniones de un lector de avatares y relatos al paso”. Allí resalto
el hecho positivo de que: “leer ´AVATARES…
y relatos al paso´, implicará para muchos sucrenses una dosis de
reafirmación en ésa identificación con el lar natal”; digo además: “comprobar que entre los personajes del
cuento ´AVATARES DE UN MAESTRO´, están bien valorados los campesinos del
ámbito rural de Oxamarca,… es una buena forma de coadyuvar a desterrar la
praxis discriminatoria o excluyente hacia el poblador rural, subsistente en
nuestros pueblos andinos”. Así reconozco la utilidad cultural y
educativa del libro de GAZ. Luego observo el lenguaje de uno sus personajes del
mencionado cuento, sugiriendo cómo me gustaría que hablara o cómo me gustaría
que el autor escribiera; y claro, él, dueño de su estilo, está en su derecho de
no complacer a éste su lector.
Adicionalmente,
por carecer de autoridad en sentido literario, parafraseo a mi amigo Olindo
Aliaga Rojas e intento aclarar sus, creo yo, acertadas críticas al
libro; y esto, parece no incomoda a GAZ; porque con cierto gesto de humildad,
lo reconoce y agradece a Olindo.
GAZ sí se
incomoda, por decir lo menos, porque supuestamente, lo he “calificado de político y he
dicho que sus acciones perjudican a
Sucre” “¡Jamás!”, dice con contundencia y desde el título de su réplica a
mi supuesta afrenta, se muestra cómo maestro abofeteado por su discípulo (“Mostrandola otra mejilla”).
En uno de
sus libros, OSHO sostiene que “a algunos seres humanos, su propio ego, es
el que muchas veces; los doblega frente a alguna circunstancia o adversidad;
éste los obliga a exagerar, a apresurarse y hasta victimizarse”.
En tal
sentido, la reacción y respuesta de GAZ (mi Profesor de Literatura en las aulas
sanjosefinas), ante el texto: “Opiniones de un lector de avatares y relatos
al paso”, parten de una lectura errada del mismo; y al margen de la
información y sus antecedentes reales, por eso son apresuradas y exageradas.
Y, cómo es bueno que los lectores nos conozcan bien, y se den cuenta que aquí
no hay ni víctima ni victimario, aclaro: En mi texto no
hablo de las “acciones políticas del profesor GAZ”, sino de
“expresiones (opiniones) de su posición política”. Y para que quede más claro aún,
recurro a mi artículo “REFLEXIONES EN TORNO A LAS PASADAS ELECCIONES
MUNICIPALES. (PARTE II)”, publicadas en “Chungo y Batán” el 16 de octubre del
2010, en el que reproduzco, tal cual, al breve diálogo que GAZ sostuvo con mi
persona el 03 de octubre del 2010, el mismo día de las últimas elecciones
municipales, en el que textual y resumidamente me expresó: “que en su opinión, no habría
ningún inconveniente en los caseríos de la altura hagan un nuevo distrito
separándose de Sucre” (Sugiero
leer el artículo mencionado). Es ésta
una de sus expresiones u opiniones políticas que critico y cuestiono, y
por venir de un importante ciudadano sucrense como es él, reafirmo que la
considero muy perjudicial para la integridad de nuestro distrito. Las ideas
políticas, y ésta es una de ellas, no necesariamente son dadas por los
políticos; ya que, ni la más empoderada autoridad, ni los literatos, ni el más
humilde ciudadano o poblador de un pueblo, están al margen de la actividad
política o de su influencia. El recuento casi autobiográfico que GAZ nos hace
de sus actividades y gestiones en favor de Sucre, es a no dudarlo, un acto
predominantemente político; y de seguro, muchos sucrenses reconocemos su labor.
Con mi hermano Néstor somos dos de los varios testigos de su aporte en favor de
la creación de la Liga Distrital de Fútbol, porque fuimos sugerentes y
colaboradores para propiciar la inclusión de los clubes de La Quinuilla y
Calconga. Hoy, tanto o más que GAZ, lamento la ausencia de una política
deportiva y cultural en la actual gestión edil, paradójicamente dirigida por ex
futbolistas, para que no haya hecho nada por evitar la ausencia del fútbol
sucrense en la competencia amateur del presente año.
Finalmente,
no deseo que GAZ se retire de la actividad pública, menos de la literaria; en
los últimos párrafos de mi texto le pido que siga narrándonos sus próximas
epopeyas. Para reanimarlo apelo al filósofo argentino José Ingenieros, quién dijo: “la
juventud se acaba cuando el entusiasmo se acaba”; y a la fructífera vida de
Goethe (1749 -1832), quién terminó de
escribir la segunda parte de su inmortal FAUSTO, cuando ya tenía más de
ochenta años. Tampoco creo que tener ideas equivocadas, (los más ilustres
intelectuales las tienen) sea motivo para incomodarse o enemistarse con quién
nos la señala. Es de hidalgos reconocerlas y tomar la decisión de cambiarlas,
más aún cuando de buena manera nos lo piden.
Discúlpeme
Ud. Profesor GAZ, si por mi rebeldía y pretendida acuciosidad, le hice pasar
malos ratos. Independientemente de nuestras naturales diferencias, Ud. siempre
merecerá mi consideración y respeto.
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