Por Tito Zegarra Marín.
CONTEXTO
SOCIOECONÓMICO
Huasmín es el distrito
más extenso y rural de la provincia de Celendín, y el segundo en población
después del distrito capital. Por tales características, da la impresión de ser
un archipiélago de pequeños conglomerados sociales agrupados en 67 caseríos y 9
centros poblados menores, cuya población de acuerdo a resultados del Censo de
Población y Vivienda del 2005, asciende a 15321 habitantes. Casi la totalidad de
las familias viven apegadas a la tierra como base de sustento, con leves
avances en lo relativo a servicios básicos y con algunos asomos de mejoras en
la ganadería lechera. Aún así, viven en situación de pobreza y pobreza extrema
del orden del 88,91% (Foncodes 2000), y con alta tasa de analfabetismo 27.95%
(Censo de Población 2005). Su territorio, mayormente accidentado, es recorrido
y regado por tres ríos de importancia: Sendamal, Chirimayo y Jadibamba.
Jerez, es el centro
poblado de mayor importancia y significación histórica en el distrito de
Huasmín. En la colonia, fue el núcleo social y administrativo de la gran
hacienda que se extendió desde el río Sendamal hasta la divisoria de la
cordillera occidental y que perteneció, entre los propietarios más importantes,
a la familia trujillana de apellido Orbegozo, a las hermanas Amalia y Clara
Agustí, y Víctor Rabanal (último de los dueños). Productivamente se destacó por
dedicarse a la cría de ganado ovino, cuya lana, a través de los famosos telares
fue transformada en el mismo lugar en tejidos (pañetes) de especial calidad. El
distinguido historiador cajamarquino Fernando Silva Santisteban, nos dice que
muchas piezas que salieron de Jerez fueron destinadas a formar parte del
uniforme de los miembros del ejército patriota, durante la guerra de la de la
independencia. A un costado de la casa hacienda, ya deteriorada, se ubica la
pequeña capilla de origen colonial, en la que todavía se puede distinguir el
hermoso retablo del altar, que tiene su origen.
Con la República y
desarticulación de las grandes haciendas, Jerez se convirtió en caserío y
posteriormente en centro poblado menor, adscrito al distrito de Huasmín.
Siempre conservó ese nombre, que fue traído e impuesto por los españoles en
alusión ya sea a un exquisito vino español, al apellido de uno de los
conquistadores que estuvo por ese lugar o a la ciudad española de ese nombre.
Actualmente, sus pobladores viven dedicados a la agricultura y en los últimos
tiempos a la cría de ganado vacuno que en la práctica sustituyó al ovino. La
precariedad material que se observa está siendo parcialmente superada con la
construcción de carreteras y el servicio de energía eléctrica del
interconectado del Mantaro. Muy cerca de la localidad de Jerez, en el sitio o
más exactamente en la vertiente que hace de lindero entre los caseríos anexos
del lado norte, se encuentran las famosas cataratas de nombre "El
Cornelio".
En esa apacible
localidad de Jerez, encontramos al profesor y amigo Segundo Prado Quijano, hijo
y trabajador de esa comarca, de larga estirpe, quien gustosamente se aunó para
participar de nuestras pequeñas expediciones y nos brindó toda clase de apoyo,
al igual que su generoso hermano Javier Quijano; de igual manera contactamos
con la señora Eugenia Mendoza, moradora de la zona y dueña de tierras cercanas
a las cataratas, quien, con mucho entusiasmo, amabilidad y conocimiento, hizo
de guía eficiente; de igual manera al comunero Octavio de la Cruz Mendoza,
dueño de tierras adyacentes a las cataratas a quien/ en nuestro cuarto viaje,
encontramos desbrozando parte de la montaña y nos dio la mano. También debemos
reconocer al profesor Ermitanio Marín Rojas, alcalde de Huasmín en ese
entonces, por el valioso apoyo brindado. A todos ellos nuestro reconocimiento y
gratitud.
UBICACIÓN DE LAS CATARATAS
Se encuentran dentro
de la comprensión del distrito de Huasmín, en territorios que corresponden y
hacen de límite de los caseríos de Chilac No. 8, Vista Alegre y el anexo de
Huamich, que son lugares vinculados y muy próximos al centro poblado de Jerez.
De esta última localidad se encuentran relativamente cerca, alrededor de 15 km,
con dirección noroccidental. Las cataratas abarcan una gran área natural,
rocosa y montañosa en la que convergen dichos caseríos, por cuyo vértice caen
las aguas del importante río Jadibamba, formándolas como tales. Se ubican a una
altura promedio de 2.840 msnm, bellamente acopladas a la espectacular
intersección de dos monumentales peñas, en especial la del costado norte, por
su magnitud y perpendicularidad. En la parte baja, donde caen las cataratas, el
espacio está cubierto de densos y coloridos bosques naturales, y al pie de la
espléndida peña se extiende una franja verde y reluciente conocida con el
nombre de Huamish.
El itinerario que nos
conduce al lugar es sinuoso, áspero y de subida y bajada, pero no difícil. Se
parte de la localidad de Jerez escalando una regular pendiente con dirección a
Chilac No.8, para luego voltear y descender por una sorpresiva y emocionante
pendiente que nos permite visualizar y disfrutar a la distancia del cuadro de
las cataratas, el cauce del río Jadibamba, su rugido y las áreas verdes que
deja a su paso. El río Jadibamba, un poco más adelante, se une al río Sendamal
y al lado de otros menores forman el más importante río que atraviesa la
provincia de Celendín, de nombre La Llanga, que recorre el productivo valle de
Llanguat hasta desembocar en el gran Marañón. En ese sentido, las cataratas que
se forman por esas aguas se encuentran en la microcuenca del río Jadibamba.
Cuando nos
posesionamos de ellas y al fin nos encontramos al pie de las mismas, llegamos a
la conclusión que son sencillamente majestuosas y quizá, por su magnitud, una
de las más bellas y grandiosas en toda la región cajamarquina. La conspicua
ecología en la que se asienta, se suma a tal calificativo.
ASPECTOS RELEVANTES DE LAS CATARATAS
El agua de la que se
nutren las cataratas es la que traslada el río Jadibamba, desde las partes
altas del distrito, donde tiene su origen. A lo largo de su recorrido sirve
para irrigar cientos de hectáreas de tierras cultivables, directamente o a
través del canal artesanal del mismo nombre, y también se utiliza en algunas
redes de agua entubada para pobladores de las comunidades. El agua que dispone
es permanente y de buen caudal, incluso en épocas de verano duraderos,
incrementándose notablemente en períodos lluviosos. Cuando éstas llegan al
sitio de las cataratas y se sumergen y desbordan por la espectacular caída
física, se forman las grandes chorreras dentro de un espectacular marco
ecológico. Son tres las cataratas, muy cercanas una de otra, que se integran
armoniosamente.
La catarata principal
es la que sigue el curso del río, tiene mayor caída y volumen de agua y se
presenta en dos niveles: el primero, desde su inicio en la parte alta hasta su
caída sobre una pequeña terraza, con una altura aproximada de 60 a 70 metros, y
el segundo nivel, que es continuación del primero, traslada las aguas desde esa
pequeña terraza hasta caer con mucha fuerza en la laguna principal, con altura
aproximada de 50 m. En total, esta catarata comprende un promedio de 110 metros
y tiene el mismo curso y dirección, con la particularidad de encontrar en su
caída un pequeño desnivel a mitad de la misma, pero que no le quita continuidad
(figura 33).
Las otras dos
cataratas son de menor tamaño, pero tienen algo de sugestivo y mucha
peculiaridad. Irrumpen o aparecen por una suerte de ventanas incrustadas en los
extremos de las grandes peñas que se abren a la catarata principal. La ventana
que se observa al margen izquierdo de la portentosa peña es la más visible y
tiene efectivamente esa forma, los campesinos del lugar le denominan cabeza de
toro y mide aproximadamente 1.50 metros de alto por 1.00 de ancho. Por ese
orificio natural aparece el agua que cae sobre un costado de la catarata
principal a la cual alimenta. Tiene una caída aproximada de 40 m y se encuentra
separada de la principal por unos 20 m. La otra catarata, nace también de una
suerte de ventana, en el margen derecho, no muy bien formada ni visible debido
a lo áspero de esta parte del cerro, pero es de mayor altura que la anterior y
cae, utilizando el desnivel indicado, hasta la laguna principal. Es algo así
como una catarata complementaria a la principal.
La laguna base o
principal que se forma no es muy grande, tiene aproximadamente un diámetro de
20 m. por una profundidad, en la parte central, de alrededor de 2.50 m; y se
asienta sobre terreno sólido y rocoso. Es una pequeña laguna, casi circular,
hermosa y apacible, y para algunos campesinos misteriosa y
"encantada". Se encuentra rodeada de un tejido natural vivo e intenso
que hace difícil la llegada, cuyas aguas, al caer de las cataratas, forman
vistosos copos espumantes que se tornan enormes y estruendosos en la época de
lluvias. Allí, suelen bañarse algunos visitantes a pesar de la frigidez del
líquido elemento, otros la temen, pro ese algo de misterio que esconde, como
veremos luego.
Como se ha señalado,
forma parte importante de este escenario natural la colosal peña de origen
sedimentario que, cual pizarra gigantesca y perpendicular, se extiende desde el
sitio de las cataratas hasta 500 m. al norte, con una altura promedio de 200 m.
Cuando estamos descendiendo y acercándonos al lugar de las cataratas, al
divisarla desde mediana altura, nos sentimos sencillamente estupefactos ante la
inmensidad y características poco comunes de tan monumental peña, entre rojiza
y ploma, solo cubierta de un cinturón delgado y verde que la recorre por la
parte central, que sin duda, es una pequeña ceja que permite el crecimiento de
escasa vegetación. Hemos indicado que de uno de sus extremos, donde existe una
caprichosa ventana, nace una de las cataratas (figura 34).
SOBRE EL NOMBRE "EL CORNELIO"
Las cataratas siempre
han sido centro de interés y atracción pero también de temores y leyendas que
se tejieron sobre ellas. Cuentan' los comuneros de la zona que, hace algunas
décadas, sus parientes y paisanos creían y hasta estaban convencidos que en las
profundidades de la laguna principal donde caen las cataratas se encuentra un
pequeño perol de oro al que no podían tocar, menos sustraerlo. Actualmente,
todavía hay algunas personas que creen en dicha versión.
La supuesta existencia
del perol de oro provocó ambiciones y deseos de rescatarlo entre comuneros
jóvenes de las comunidades aledañas. Uno de ellos, de nombre Cornelio, tomó la
decisión de sacarlo y hacerlo suyo. Con cierta anticipación, en silencio y a su
manera, se preparó y esperó el mejor momento que pronto llegaría. En efecto,
una tarde brumosa se dirigió raudo a la misteriosa laguna. Allí, sin pensarlo
mucho ingresó a ella, nadó y buceó una y otra vez, hasta que logró sumergirse
al fondo dispuesto a encontrar y rescatar la codiciada pieza dorada. Pero no
sólo le fue esquiva o no la encontró, sino que, el intrépido comunero nunca más
salió. Se dice que inesperadamente fue engullido o tragado para siempre por las
frígidas aguas. Sea lo que fuere, lo cierto es que Cornelio desapareció de por
vida y nunca más se supo de él. Los moradores ante tal ingrato y enigmático
acontecimiento, bautizaron a las mencionadas cataratas con el nombre de El
Cornelio.
El profesor y escritor
celendino Jorge Wilson Izquierdo, también ha recogido esa versión que resume en
lo siguiente: "Hasta hoy se dice que existe el perol de oro que un sujeto
se propuso sacarlo para él, de allá abajo donde golpea la cascada. Ayudado por
amigos y un fuerte cable, ensartó al perol por una de sus asas pero casi al
culminar con la subida una fuerza sobrenatural se lo arrebató con todos ellos,
quedando ignorado para siempre".
Existe otra versión
divergente difundida por algunas personas del lugar, ya mayores de edad, que
sostienen que el nombre de El Cornelio, se debería a que las tierras en las que
se encuentra la catarata fueron propiedad del comunero llamado Cornelio Castro
Escuza, persona conocida y estimada en el lugar, que vivió por los años 50 del
siglo pasado. Precisamente en memoria de este morador los vecinos del lugar,
después de su muerte, comenzaron a denominar a las cataratas como El Cornelio.
EL ECOTURISMO Y LAS CATARATAS
El ecoturismo es la
práctica social activa y creciente que en los tiempos actuales invita al hombre
a encontrarse con la naturaleza en su estado original o casi original. Se puede
decir que es la actividad ecológica vivencial por excelencia, pues permite
ponerse en contacto directo y disfrutar de ese mundo natural que en lo posible
no debe estar estropeado ni trastocado por la civilización y la modernidad.
Quienes lo practican, tratan de ubicar y recorrer esos escenarios ecológicos
que aún conserven ese halo natural y bello que les es consustancial.
Las cataratas El
Cornelio y su entorno reúnen esas características, pues se enmarcan en un
grandioso escenario natural cuyos elementos físicos, hídricos, flora, fauna y
clima, aún preservan rasgos de originalidad y forman parte de la ecología no
intervenida, por lo menos en lo fundamental. Tal vez, es uno de los pocos
lugares, no tan distantes, en el que se puede gozar de la naturaleza en
magnitudes poco frecuentes y de tanta estimulación emocional. La práctica del
ecoturismo tiene aquí, un gran escenario y oportunidad para desarrollarse.
Son varios los
elementos que le dan tal característica. El primero es la monumental peña,
perpendicular e inmensa, realmente deslumbrante, que hace de marco de todo el
espacio ecológico, y que se dibuja ante nuestra mirada cuando iniciamos el
descenso con dirección al sitio de las cataratas. El segundo es el camino
sólido, angosto y zigzagueante, a veces rodeado de roca fuerte y de vegetación
natural que desciende por la empinada bajada casi hasta el lugar mismo de las
cataratas, da la impresión ser camino legendario utilizado por los moradores
prehispánicos.
Otro elemento lo
constituye el área cubierta de tupida vegetación que se tiene que atravesar
para llegar prácticamente al pie de las cataratas, donde se forma la laguna
base. Son alrededor de 200 metros de zona boscosa, en la que no hay camino y se
tiene que avanzar desbrozando la maraña vegetal y abriendo paso por una suerte
de montaña tropical, donde la mano del hombre depredador poco ha intervenido.
Son cerca de 30 minutos que dura este recorrido, no difícil, pero sí esforzado
y lleno de gratas sensaciones, para finalmente llegar al sitio donde caen
espléndidas, las cataratas.
Como se ha indicado,
son tres las cataratas que bellamente se observa a la distancia, dos de ellas
procedentes del fondo de las peñas a través de ventanas naturales, pero cuando
se llega al pie de las mismas se encuentra que dos son las que caen en forma
espectacular, semejando a dos enormes columnas graníticas, blancas y
brillantes, adornadas, en sus bases, por racimos de partículas de agua
espumante. Al caer las aguas producen regular y armonioso estruendo, que se
hace insoportable en épocas de lluvias; a decir de campesinos del lugar, el
sonido se escucha varios kilómetros a la redonda.
La laguna que forman
las cataratas es el otro elemento hermoso y natural que integra el gran
escenario ecológico del lugar. Se encuentra rodeada de grandes y consistentes
bloques de piedra, de espesa y variada vegetación, y ubicada en el vértice
inferior de la portentosa peña a la que se ha hecho referencia. Sus aguas son
cristalinas y frígidas, lo que no impide darse un chapuzón y beber de las
mismas.
Subir a la pequeña
terraza sobre la que tienen su primera caída las cataratas de mayor tamaño y
colocarnos con algo de cansancio al pie de las mismas, es otra hazaña
cautivadora propia del ecoturismo. Se trata de escalar, abriendo camino por la
densa y difícil vegetación, hasta llegar, cuesta arriba, a ese pequeño espacio
que hace de pequeña terraza inclinada. Son cerca de 200 metros de caminata
perpendicular en medio de la enmarañada vegetación y el acecho de zancudos y
mosquitos. Pero vale la pena hacerlo, porque, de nuevo, deviene en
reconfortante y maravilloso.
La posibilidad de
recorrer por la orilla inferior de la formidable peña desde el inicio, al borde
de las cataratas, hasta el final de la misma con extensión aproximada de 500
metros, es otra invitación u oportunidad para hacer ecoturismo y disfrutar de
las bondades de la naturaleza, de alta emotividad que recomendamos.
Lo señalado, en
síntesis, nos permite conectarnos con la naturaleza a través de una jornada
aparentemente dura y difícil, pero más que ello, de un conjunto de vivencias
placenteras que nos hacen valorar y amar de verdad a la naturaleza. El
ecoturismo se orienta y participa de esa línea, y las cataratas de Huasmín
reúnen todas las condiciones para impulsar y promocionar el desarrollo de ese
tipo de turismo.
RUTAS DE INGRESO A LAS CATARATAS
Existen dos rutas de
acceso: la primera parte de la ciudad de Celendín con dirección al centro
poblado de Jerez pasando por la localidad de Huasmín (capital del distrito).
Esta travesía se hace en movilidad por carretera afirmada y en tiempo promedio
de 3 horas. La partida es por la madrugada, todos los días, ocasionalmente
pueden existir otros turnos. De Jerez, a pie o en acémilas, se continúa el
viaje que puede ser el mismo día, con dirección al anexo de Chilac No.8, de
donde, luego de recorrer una pequeña llanura, se desciende hasta llegar a
terrenos cultivables cercanos a las cataratas, utilizándose tiempo Promedio de
2.30 horas. De aquí, solamente a pie, se avanza y cruza el área de bosques
naturales hasta llegar a la laguna principal en la que caen las cataratas; este
último tramo demanda algo de 30 minutos.
La otra ruta es la que
parte de la ciudad de Cajamarca con dirección al centro poblado menor de Santa
Rosa (Huasmín), atravesando la localidad de Combayo o también por el distrito
La Encañada y bordeando el campamento del proyecto Conga. De Santa Rosa (antes
Coñicorgue), se avanza hasta llegar al caserío de Chilac No.8. La dificultad es
que no existe movilidad regular y directa hasta este último lugar.
Necesariamente se tiene que utilizar movilidad particular que, desde Cajamarca
hasta el último lugar, requiere de tiempo promedio de 4 horas, por carretera no
afirmada e intransitable en época de lluvias, sobre todo de Santa Rosa a Chilac
No.8. De este último lugar la ruta es la misma que se utiliza partiendo de
Celendín.
Al bello escenario
natural de las cataratas de Huasmín se lo puede visitar utilizando un solo día,
pero por lo ajustado del tiempo no es recomendable, es preferible disponer de
dos o tres días, y, de ser posible, haciendo camping o quedándose en el mismo
lugar. A no dudarlo, allí, viviremos el mejor encuentro con la naturaleza.
Es importante acotar
que cuando se avista las cataratas, al encontrarnos atravesando el río Sendamal
que divide a Huasmín de Jerez, estamos relativamente cerca de las aguas
termales de La Viña que es otro valioso recurso del distrito de Huasmín.
Ubicado a orillas del mencionado río, cuyas aguas, a diferencia de las aguas
termales de Llanguat, son de temperatura soportable para el baño personal, un
tanto claras o limpias y abiertas a un señero paisaje.
Del libro Celendín en la Cuenca del Marañón
/Arqueología y Paisaje
excelente descripción ayer oportunamente observé este magnifico lugar desde el cementerio de " lagunas" que está ubicado en la parte alta de este centro poblado.
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