París (El Comercio / Agencias). Hasta que llegó Jacques-Yves Cousteau, el mar era un mundo tan desconocido como el espacio, antes de que se obtuviesen las primeras fotografías de Júpiter , Marte, Venus y Mercurio.
Con sus imágenes únicas de una vida submarina colorida y bizarra, este buzo de aguas profundas llevó “Los secretos del mar”—como tituló a una de sus series de televisión más famosas— a los cines y a millones de hogares. Desarrolló, entre otros, el Aqua Lung o pulmón acuático, un traje de buzo con cilindros de aire comprimido y cámaras fotográficas submarinas.
Con su gorro de lana rojo y su barco de investigación Calypso, Cousteau se convirtió en una leyenda y en símbolo de la lucha contra la depredación y contaminación de los océanos. Un día como hoy, 11 de junio, el campeón de los mares hubiese cumplido 100 años.
IMPORTANTE LEGADO
Cousteau, quien murió el 25 de junio de 1997 a los 87 años de infarto cardíaco, dejó como herencia una gran cantidad de libros y más de 100 documentales sobre un mundo submarino totalmente distinto al que conocemos hoy, debido al daño del hombre.
Él fue el primero que grabó los cantos de los rorcuales. Atunes, tiburones y ballenas, de quienes el investigador nacido en Burdeos tomó cientos de fotografías, están en la actualidad amenazados de extinción.
Junto con el austríaco Hans Hass, Cousteau fue uno de los primeros que filmó el mundo submarino. Entre uno de sus mayores éxitos figura la película “El mundo del silencio”, por la cual obtuvo en 1956 la codiciada Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes.
El entusiasmo inicial por el buceo despertó en Cousteau su amor por el mar, que lo convirtió en un protector del medio ambiente y visionario. “Vi cómo mueren los peces que yo amo. Busqué las causas. El hombre es culpable”, explicó Cousteau, para quien la tecnología no es la desgracia de la humanidad, sino las personas, que usan la tecnología.
En la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, conocida más comúnmente como Cumbre de la Tierra, que se celebró en la ciudad brasileña de Río de Janeiro en 1992, fue el único que no era un político en la fotografía grupal de los jefes de Estado.
ARRIBA CALYPSO
Francine Cousteau, viuda del investigador, lucha en el año del centenario de su esposo para resucitar el que fue su barco insignia, el Calypso.
El barco, que toma su nombre de una ninfa de los mares de la mitología griega, naufragó en Singapur un año antes de la muerte de Cousteau (1910-1997), y desde entonces emprendió un tortuoso camino para convertirse en un museo del legado del comandante.
Entre tanto, su viuda y gestora de la Cousteau Society, ha intentado recaudar los cerca de 8 millones de euros que necesita para que el barco, al que se refiere como la torre Eiffel de los océanos, pueda volver a navegar y convertirse en un embajador de los mares.
Hasta ahora ha conseguido reunir cerca de la mitad del dinero necesario para esta enorme restauración, gracias a inversiones privadas, patrocinadores y donaciones particulares. “Desgraciadamente, nuestros amigos extranjeros han sido mucho más generosos” que Francia, lamentó la viuda, quien intenta desde hace tres meses que el Estado Francés clasifique el navío como patrimonio nacional para beneficiarse de subvenciones públicas que podrían rondar los dos millones de euros.
SEPA MÁS
Cousteau fue buzo y científico altamente dotado. En 1947 estableció un récord de inmersión al descender hasta los 90 metros.
Creó el primer “scooter” submarino y desarrolló cámaras fotográficas submarinas cada vez mejores.
Con 63 años fundó la Sociedad Cousteau , que se sigue ocupando en la actualidad de su legado: la preservación de la vida submarina.
LAS CIFRAS
1956 fue el año en que recibió la Palma de Oro en el festival de cine de Cannes por “El mundo del silencio”.
Más de 100 películas filmó Cousteau. En ellas creó patrones, como el prolongado ruido de la respiración de un buzo.
Fuente: Diario el Comercio, Lima, Perú
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viernes, 11 de junio de 2010
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