Por: Dr. Antenor aliaga Zegarra.
La Universidad que
España trajo a América, era herencia del medioevo. Como señala Víctor Andrés
Belaúnde, esta universidad surge del sentido de claustro y corporación de
doctores, maestros y alumnos. Por eso indistintamente se le
llamó:"sociedad de sabios que enseña", "establecimiento
científico superior”. La Liga Mundial de Universidades la definió como: Institución
cuyo fin principal es la educación y la ampliación del saber".
¿Para qué sirve la universidad?
Allain Tourianne,
teórico francés, dice: "llamamos Universidad a un establecimiento que
ampara e integra tres funciones: producción, transmisión y utilización de
conocimientos". La universidad es la institución más elevada de una nación
por eso la universidad confiere grados en nombre de la nación y para la nación.
Lo que no impide que surjan universidades por iniciativa privada en un clima de
democracia y libertad. La palabra universidad proviene del latín universitas
que a su vez se desprende de "universus" que significa el universo.
El universo del conocimiento.
La Universidad es la esperanza del mundo.
Las universidades se
consagraron al estudio a la búsqueda de la verdad que es fiel a su espíritu de
unidad en la diversidad. Otra función fundamental de la universidad es la
creación de conocimiento a través del pensamiento y la investigación Por eso
tal como señala el doctor Raúl Estuardo Cornejo Agurto: la universidad es
morada de la inteligencia, reducto del pensamiento libre, altar de los valores
y esperanza del mundo.
La Proyección Social es esencial.
Ortega y Gasset en su
libro Misión de la Universidad sostiene que las funciones de la universidad
son: La transmisión de cultura, la enseñanza de profesiones y finalmente la
ecuación científica y educación de nuevos hombres para la ciencia. Sin embargo
tal como señala el filósofo Julián Marías habría que añadir la proyección
social que es la propia misión de la universidad en el seno de la sociedad.
Invertir en educación es invertir en el
desarrollo.
Son funciones
cardinales de la universidad: instruir, educar, profesionalizar, investigar,
crear e irradiar. Para ello necesita de la adecuada y oportuna provisión de
recursos. Tal como señala Octavio Paz el Estado convertido en un "ogro
filantrópico" a duras penas puede suministrar los recursos que la
universidad pública necesita.
Sin embargo, repetimos
con insistencia, que un país progresa por su mayor inversión en educación. Los
recursos son escasos pero ante esta encrucijada sólo quedan dos caminos: un
gran esfuerzo para realizar la investigación científica sin afectar la calidad
formativa de los estudiantes.
Formar al futuro de un
país es una tarea audaz y formidable pues exige el enfrentar la pobreza en
todas sus formas para mejorar la vida de las personas. Este esfuerzo requiere
un hilván común entre la educación desde la escuela hasta la universidad. La
educación –puntualiza José Antonio Encinas cumple sus objetivos a través del
amor, la libertad y la solidaridad identificados con la verdad, la belleza y el
bien comunitario.
Sin universidad no hay desarrollo.
Sin educación y sin
universidad no hay desarrollo sostenible. La universidad aporta soluciones a
los problemas de la sociedad. Por eso no hay argumento para que docentes y
estudiantes universitarios no se involucren, por ejemplo, en el conocimiento de
la administración de servicios públicos. Muchas veces nos contentamos con
explicar la pobreza en las pizarras por temor a ensuciarnos los zapatos
recorriendo los asentamientos humanos de la ciudad. Creemos con criterio
erróneo que nuestro último refugio son las aulas y huimos de la realidad porque
tememos enfrentarla.
La universidad como palanca del desarrollo.
La universidad es
palanca del desarrollo. Por eso la importancia de su presencia en la sociedad.
No se aprende eficiencia productiva sino se acude al campo y se escucha a los
agricultores. Necesitamos invertir en ciencia pero también necesitamos hacer
ciencia. Necesitamos valorar el factor humano fundamental en el desarrollo. No
podemos hablar de desarrollo sino conocemos las tradiciones, los valores y las
aspiraciones de los hombres del campo. Necesitamos compartir conocimientos y
demostrar que la ciencia es atractiva, seductora y eficaz para los que menos
tienen.
Otro de los
territorios en los que la universidad puede brindar aportes significativos es
en la lucha contra la discriminación de género. Importante logro es la
presencia de la mujer en la universidad y en la propia sociedad.
El valor del conocimiento.
Nosotros tenemos que
procurar que el conocimiento que desarrolla la universidad tenga un valor
cuantitativo. Y que los ingresos que genere se apliquen a la mejora de los
laboratorios, bibliotecas y recursos educativos. También es necesario mejorar
los ingresos de los propios docentes. No olvidemos que los niveles más altos de
movilidad ascendente en la sociedad están vinculados a los niveles más altos de
educación. Este sistema implica la promoción de capacidades, aspiraciones y
valores conforme a los nuevos roles laborales.
Urge que la academia
refresque los conocimientos en la práctica abriendo vínculos con la empresa
privada. De este modo se tienden puentes de oportunidad para los propios estudiantes
y se motiva el aprendizaje en el trabajo. Si la sociedad exige respuestas a la
universidad lo menos que puede exigir aquella es reciprocidad.
Este esfuerzo
significa: competitividad, eficiencia y consistencia. Naturalmente que para ser
eficientes tenemos que ir derribando los barreras de la burocracia, eliminando
trámites innecesarios y haciendo más expeditivos los procedimientos. Entender
que la universidad pone en juego su prestigio en los servicios que brinda.
Como señala Peter
Drucker el recurso productivo decisivo ha dejado de ser el suelo, el capital o
la mano de obra. Vivimos en la era de la "productividad del saber".
Necio sería no dar valor agregado a nuestro conocimiento. Tenemos que aprender
a pensar con las manos (Producir) y a dar dinamismo a las inteligencias (Gerenciar).
De la revista El Labrador, 2006.
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