Por Teodoro Rojas Silva.
En el gran mundo
terrenal que Dios ha creado para la convivencia humana nacieron pueblos que, a
través del tiempo de su existencia, han logrado unos, acrecentar por
perseverante laboriosidad ese interés de superación para, en el momento que
vivimos, orgullosos, ocupar el pedestal de progreso que los encumbra, y otros,
que posiblemente por muchos factores de la vida dejaron pasar los años sin
preocuparse por un mejor bienestar social, cultural y económico, han quedado
rezagados.
Los primeros, por su
acción tesonera, están convertidos en grandes potencias en el mundo de nuestros
días: y los segundos son Ilaciones que se debaten en un pauperismo inhumano que
afecta a sus grandes mayorías, fruto de su inercia permanente. Realidades estas
que se conocen a nivel mundial.
En el territorio de
nuestro amado Perú, cuna del poderoso Imperio de los Incas, se ubica en su zona
norte el histórico y ubérrimo departamento de Cajamarca, como en su hermosa y
pujante provincia de Celendín está enclavado nuestro antiguo, bonito y apacible
distrito, ayer Huauco, hoy Sucre, con una extensión territorial de 270.82
kilómetros cuadrados, con 2.612 metros sobre el nivel del mar y con sus
coordenadas: Latitud Sur 06° 56' 22" y Longitud Oeste 78° 08' 00" (ATLAS
DEL PERU é INSTITUTO GEOGRAFICO NACIONAL -1998). Bella tierra que Dios creara
para que en ella nacieran y de ella se enorgullecieran las sucesivas generaciones
de sus amorosos hijos.
Por datos históricos
sólo se conoce que su origen parte de la época de la colonia, poblada por
indígenas diseminados en la extensa comarca, la misma que. a la llegada de los
españoles, fuera tomada en posesión por la Orden Jesuita "La Compañía de
Jesús", hasta el año 1767, año en que los Jesuitas fueran expulsados de América
por disposición del soberano español Carlos III, previa confiscación de todos
sus bienes, orden que le tocó cumplir en el Perú al virrey don Manuel Amat y
Juniet.
El superior de dicha
Orden. Fray Francisco de Huerta Gutiérrez, para evitar la confiscación de las
tierras de su Orden, las vendió al indio Rodrigo de Caruacushma, opulento
ganadero de la región y persona de su confianza.
A la muerte de Rodrigo
de Caruacushma, sus herederos se repartieron las tierras en estancias como
fueron: "SAN ISIDRO". "EL RASTROJO" N "HUASHAPAMPA",
donde más tarde se formaron los pueblos del Huauco. Huacapampa y Lucmapampa,
hoy Sucre, José Gálvez y Jorge Chávez, respectivamente.
Las herederas, doña
María Magdalena, casada con don José Calla, doña Catalina Machuca, casada con
el Portugués Marín de Manzanares, fueron los que ocuparon la estancia "SAN
ISIDRO", posesionándose la primer pareja en la zona llamada EL ORATORIO,
donde se rinde culto a San Antonio de las Pencas, llamado así por conocerse al
lugar con tal nombre el segundo matrimonio ocupó el lugar conocido por LOS
PAREDONES, o sea el centro de la población de hoy: y la tercera pareja se estableció
en el perímetro denominado SANTA APOLONIA. más conocido en nuestros días por LA
TOMA. Estas tres familias fundaron el pueblo del Huauco, hoy Sucre.
Las estancias "EL
RASTROJO" y "HUASHAPAMPA", fueron ocupadas por las familias de
Miguel y. Juan de Manzanares, respectivamente.
Por Ley del 02 de
Enero de 1857, se creó el distrito de Huauco: sin embargo, al crearse el
departamento de Cajamarca con sus provincias Cajamarca. Cajabamba. Chota y Jaén,
por Decreto Supremo del 11 de Febrero de 1855, expedido por el Mariscal don
Ramón Castilla, el pueblo de Huauco fue uno de los diecisiete distritos de la
provincia de Cajamarca. Por Ley de fecha 24 de noviembre de 1898, promulgada
por el presidente don Nicolás de Piérola, el distrito de Huauco fue elevado a
la categoría de VILLA. Al crearse la provincia de Celendín, por Ley de fecha 30
de Septiembre de 1862, el distrito de Huauco pasó a pertenecer a esta nueva
provincia. Por ley N° 9198 del 15 de Noviembre de 1940, promulgada por el
Presidente don Manuel Prado Ugarteche, como todos conocemos, nuestro distrito
cambió su nombre de Huauco por el de Sucre.
Este histórico
antecedente de nuestro distrito permite comprender en el presente el
desenvolvimiento de su larga trayectoria hasta nuestros días, mereciéndose el
honroso y reverente respeto, seguros de que también nuestros hijos, y los hijos
de nuestros hijos, así lo harán por siempre.
Las generaciones
posteriores hasta nuestros días, emulando con cariño esa acción benefactora de
sus mayores, sin escatimar esfuerzos y sacrificios, han realizado cuanta obra
conocemos, poniéndose al servicio del pueblo, tal como lo planificaran para el
bien común. A continuación alguna de éstas:
-Construcción de
locales para centros educativos: Inicial. Primaria. Secundaria e Instituto
Tecnológico: para el Centro de Salud "San Isidro Labrador" y para la
Jefatura Policial: reconstrucción con material noble de la Capilla "El
Oratorio": reconstrucción de las torres caídas de la Iglesia y reconstrucción
total de veinticinco metros de pared de la misma, lado derecho hacia la puerta
principal: construcción de puentes, nivelación de las calles: pavimentación de
las veredas de las mismas: pavimentación de la Plaza de Armas v de las calles
que la circundan; construcción del nuevo y amplio cementerio, embellecimiento
de la Plaza de Armas con bancas ornamentales de granito y de fierro con asiento
de madera, además de una bonita pila de granito con tres metros de altura y
llevando en su cima la figura de una mujer tejiendo sombrero, como símbolo de
la mujer sombrerera sucrense, rodeada por una artística verja de fierro: instalaciones
de los servicios de agua potable, luz eléctrica y teléfono: construcción del
importante túnel de 608 metros de longitud con 400 metros de canal de entrada y
80 de salida, obra de ingeniería única en la región y por la que se desaguara
la otrora Laguna del Huauco, de gratos y a la vez, penosos recuerdos: gratos,
por la belleza de su encantador conjunto panorámico. y penosos, por los daños
que ocasionaba al inundar los sembríos en tiempo de lluvias, obra ejecutada por
Resolución Suprema del 30 de Mayo de 1940, fruto de las gestiones del entonces
diputado por la provincia de Celendín. Dr. José Clodomiro Chávez Mariñas, hijo
de nuestro pueblo. Las obras mencionadas están evidenciando, inobjetablemente, el sempiterno sentir unánime de los sucrenses
por la felicidad de su pueblo.
Con el fuego de
nuestra vehemencia humana, intenso y fidedigno, cerremos filas los sucrenses
para, juntos y bajo el unísono sentimiento del corazón, con interés y
dedicación, con amor y nobleza, sin egoísmos ni prejuicios, procurar hacer
realidad la dulce ambición de nuestros mayores, y ver a su amado pueblo en la
cúspide de la prosperidad y grandeza. Ellos, desde su tumba donde reposan,
reconocerán y se enorgullecerán del esfuerzo benefactor de sus dignos
descendientes.
Por felicidad, nuestro
pueblo tiene hijos profesionales en todas las ramas del saber: son muchos y.
como tales, deben alentar y fraternalmente conducir a sus hermanos sucrenses a
la conquista de esa GRAN META, sueño de nuestros antepasados.
HAGAMOS. PUES, UN SUCRE GRANDE Y FELIZ
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