Por. Onésimo Silva Reyna
Sucre añorado, tierra querida, bendita tierra,
nuestra inefable patria materna, patria
sagrada,
hoy, que alejado de ti me encuentro, te evoco
amante,
y a Dios le pido que te bendiga con toda el alma...
Son imborrables tus armonías y los paisajes
de tu campiña siempre risueña en fondo
esmeralda,
y ese murmullo suave y fraterno de tu riachuelo
y tus colinas acogedoras en tintes gualda
¡Con qué cariño, con qué emociones recuerdo a
diario
aquellos gratos días de nuestra infancia,
ora en tus pampas, ora en tus calles, ora en la
escuela
toda una escala de horas felices, de vida
grata! ...
¡Cómo recuerdo, Sucre querido, tus lindos
cerros:
el Huisquimuna, el Huashaj lejano, el
Lanchepata,
hacia el oriente las grises faldas de "Los
Chalanes"
y "El Verde", esa área que nos
hermana con Huacapampa!...
¡Qué hermoso cuadro aquel que surge en mi
recuerdo,
entre las brumas algo difusas de mi nostalgia:
las noches claras de plenilunio en "La
Laguna".
que la cruzábamos, tensos y alegres, en sendas
balsas!...
Son tan hermosas las pinceladas de tu horizonte,
cuando las noches ceden el paso a las
madrugadas,
igual de bellos son los crepúsculos que, por
las tardes,
el sol poniente, artista cósmico, en oro esmalta...
Fresco conservo el grato recuerdo de aquellos
nobles
viejos huauqueños, varones netos, reales
patriarcas,
que entre sus obras que nos dejaron, allí está
el templo,
gran monumento de su energía y su fe
cristiana...
Sería ingrato, seria innoble, si en estos
versos
no relevara la obra saltante del párroco Haya,
a cuyo esfuerzo, a cuya fibra de su talento,
debióse el rumbo, fielmente austero, de muchas almas...
La santa imagen de San Isidro, nuestro Patrono,
secularmente une a tu pueblo y su credo exalta,
son dos imágenes, dos fuerzas vivas, fuerzas
del cielo;
con San Antonio, loada imagen, santo de Padua…
Hoy, que te evoco a la distancia, Sucre
querido,
tierra bendita, siempre presente, siempre
soñada,
de pronto siento que de mi pecho nace un
suspiro,
y ya no puedo nublan mis ojos, seguidas lágrimas...
De la revista el Labrador, mayo 1993.
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