Por: José Escalante del Águila.
Juan Manuel, era un
mozalbete de apenas dieciséis años, cuando por primera vez se había enamorado
de una linda jovencita que se llamaba Blanca Rosa, que era la admiración de
todos los jóvenes de esa época.
En mi pueblo, se celebraba
la fiesta del nacimiento del niño Jesús (25 de Diciembre), Blanca Rosa, era
reina de las pastoras del grupo de la Sra. Pura Sánchez, en el barrio
Minopampa.
Los parroquianos, se
acercaban a la casa de la señora Pura, para ganar sitio y estar en mejor
posición para deleitarse con bailes y cánticos que las pastoras, ofrecían en
honor al niño Jesús.
Miraba, yo de reojo
por la ventana grande que daba al patio principal de la casa, como bailaba mi
amada enamorada; y cada vez que nos mirábamos de soslayo parecía que mi corazón
iba a explotar, de una alegría inmensa como nunca ha tenido un joven enamorado.
Empezaron, recuerdo a
bailar a las diez de la mañana, porque la noche anterior (24 de Diciembre) se
había prolongado hasta la una de la mañana.
Luego del almuerzo
respectivo, que la dueña de casa ofrecía a pastoras y familiares saboreando el
delicioso picante de cuy, (al familiar de la reina de daban un cuy entero), al
resto de las pastoras 1/2 cuy.
Nos habíamos citado
cerca de su casa, en el lugar de siempre a la sombra de un Capulí y como
alfombra el pasto verde, estábamos en pleno besuqueo, cuando de pronto nos
sorprendió su mamá diciendo éstas palabras: ¡So cholo sinvergüenza, qué estás
haciendo!, ¡hondeay una penca para
bajarte los lomos!, me quedé asustado como conejo en jaula y mi salida fue:
Señora no me pegue con penca, y sacando mi correa le dije deme una maja con
esto.
Como tenía que bailar
a las 5 de la tarde, en casa de doña Pura; ya se hacía tarde, su mamá me dijo:
Yo no sé, si llega tarde es tú culpa so cholo, llévala aunque sea cargada para
que llegue antes que el Frejo y el Cura empiecen a tocar.
De la revista El Labrador, mayo 2011.
Estas anécdotas son las nos llenan de alegría y nostalgia a la vez, alguna vez a mi también me pasó lo mismo que a Juan Manuel, con la diferencia que me molieron mis espaldas con una raja de leña.
ResponderBorrarJosefina, ojalá tengas algunas anécdotas más, para compartir con tus amigos y conocidos, un abrazo.