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lunes, 23 de enero de 2012

Comentario: EL MILAGROSO SAN ISIDRO LABRADOR (TAITA ISHICO)

Con el propósito de lograr una masiva difusión y lectura, José Luis Aliaga  Pereyra ha publicado, a finales del año 2011, el cuento El Milagroso San Isidro Labrador con un tiraje de 1500 ejemplares.
Esta narración goza de la aceptación, principalmente, de gente común y corriente del distrito Sucre (Celendín); esto se explica porque el texto alude a ese espacio, a las costumbres e idiosincrasia de la población, desarrollado en los seis capítulos que conforman el cuento.


Para situar en su cabal dimensión los conceptos expresados acerca del cuento mencionado, transcribimos las palabras que están impresas en la contra tapa de la publicación que pertenecen a Secundino Silva Urquía. 

Un pueblo sin tradiciones, sin costumbres, sin folclor, sin religiosidad, sería imposible de concebir; equivaldría a pensar en una sociedad sin los componentes fundamentales de su esencia. Los artistas, con su entrega, servicio, y generalmente con su sacrificio; son imprescindibles para que tal o cual pueblo, conserve con cierta autenticidad, su identidad, su alma y memoria. El mundo andino, representado esta vez, por Sucre (antes Huauco), se esperanza y se revitaliza en el cuento “El milagroso San Isidro Labrador”, y en la pluma diligente del narrador José Luis Aliaga Pereyra. 

Este cuento, a mi entender de lector pretendidamente acucioso, uno de los mejores de José L. Aliaga, merecía y merece ver la luz a través de publicaciones impresas. Usted, amigo lector, que hoy tiene la oportunidad de leerlo, lo confirmará. El autor, en un ejercicio brillante de creatividad artística, recurre al mito y al sueño de doña Bondad, personaje principal del cuento, y mediante artificios y figuras literarias que sólo manejan extraordinariamente los buenos cuentistas, nos sumerge en un mundo en el que los seguidores de la tradición religiosa y festiva, encontrarán buen sustento para su actitud de fe en el santo patrono de su pueblo. Pero, lo sorprendente es que también los otros, encontrarán lecciones; aquellos que acuden a las festividades religiosas con fe fingida o aparente, movidos más por otros motivos: el ego exhibicionista, la presunción, el enamoramiento, y hasta la bohemia. 

Finalmente, en esta historia, se advierte que José L. Aliaga, no es de los que se quedan en la denuncia o desenmascaramiento de la hipocresía de algunos sectores sociales; sino que va más allá, y llega, hasta donde solo los escritores comprometidos, consagrados y consagrables saben llegar: a la propuesta social y política de cambio y transformación para los pueblos.

También el profesor Rodolfo Salazar Silva  ha valorado y emitido estas opiniones:
La literatura es un arte y como arte se merece que el escritor o artista literario la trate bien, la lleve a la cúspide de la armonía donde se conjugue el pensamiento profundo que quiere transmitir con el pensamiento superficial que el lector debe recibir. Para esto se vale del instrumento auxiliar más grande que tiene la literatura y es la Gramática. Ésta es una rama de la lingüística que enseña a escribir y pronunciar correctamente la palabra, para ello la sintaxis colabora con la construcción adecuada dentro de la redacción, dejando de lado a la semántica para que el autor juegue con los vocablos regionales que enriquecen el acervo cultural y el significado se plasme en la obra dentro de su contexto natural y no dentro de un contexto gramatical.


 La obra que Palujo ha lanzando al aire, debe ser recogida con anhelo y vehemencia de un buen lector, ya que, en ella se plasma la realidad de un pueblo que por naturaleza está acostumbrado a la creencia y al prejuicio de lo ajeno. Doña Bondad es ese personaje de carne y hueso que existe y existirá en el pueblo de Sucre, personaje que para muchos la llaman CUCUFATA.


Doña Bondad, a través de su sueño nos sumerge en la realidad que todo sucrense conoce sobre los milagros de San Isidro Labrador, sobre los comentarios callejeros que hace de la fiesta patronal, la chismería imperante y el derroche de dinero en una fiesta de un pueblo con muy bajos ingresos económicos, donde el eje principal es la sombrera, quien gana por su arduo trabajo de 15 a 20 Nuevos Soles semanales.

La pluma certera de Palujo, con un lenguaje sencillo y cotidiano hace del cuento un instrumento de queja social, queja que debe tomarse en cuenta para que en lo posible se cambie parte de esta costumbre, pero eso sí, sin trastocar la esencia y la tradición de la fiesta patronal que es el alma de la creencia y fe religiosa, añeja por el tiempo y así perdure por los siglos de los siglos amén.

En lo literario es un cuento tradicional, donde el autor en tercera persona y en forma omnisciente narra magistralmente los hechos ocurridos en un pueblo de mucha fe católica y devoción religiosa y en el aspecto temporal comienza con un pasado para terminar con un presente, esto quiere decir que la narrativa es lineal y no cíclica, pero construida formalmente en seis pequeños capítulos que hacen de la obra ágil, amena y entretenida. 


Por último el comentario de un anónimo lector:
En el cuento el milagroso San Isidro Labrador, la señora Bondad no necesariamente representa a una sociedad y un ser humano cucufatos; también es un personaje perseverante, deseoso de que cambie, para mejor, la vida en su pueblo.

A parte de que entretiene, un cuento es un valioso instrumento de reflexión, donde una historia real, de ficción o la combinación de ambas, sirven también para denunciar ciertos actos negativos del comportamiento social.

Tomando como pretexto la fiesta y adoración del pueblo a su Santo, José Luis nos introduce en los sueños de doña Bondad, personaje principal del cuento, haciéndonos vivir momentos en los que hasta los milagros de SIL parecen reales y cotidianos.

El final feliz, con el que la cuidadora de la iglesia sueña -el anuncio de la construcción de obras que servirán a la comunidad- no es más que la llamada de atención a las autoridades y al pueblo mismo para que trabajen mancomunadamente, unidos. Este final, de igual manera, nos quiere decir que doña Bondad tiene esperanza, está convencida en un futuro de mayor igualdad y de mayor justicia. Un abrazo, Palujo, y gracias por el folleto.

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